Para algunos el hecho de que la Tierra gire sobre un eje imaginario es un “error” de la naturaleza y se empeñan en solucionarlo: quieren que cada circunferencia del planeta sea en torno a ellos, como si la vida fuese un viaje donde son los únicos con pasaje.
La autoestima adecuada, confianza en sí mismo y valoración de las capacidades propias para asumir retos y nuevas metas son indispensables en la consecución del éxito; pero como con casi todo, para no ser absolutos, el exceso hace daño y en tiempos de crisis puede hasta resultar ofensivo.
Es máxima filosófica que el hombre piensa como vive y tal vez lo que para usted es un caos doméstico a otro ni le inquieta, porque su poder adquisitivo no le da la posibilidad de que eso constituya un problema. A cada quien le asiste el derecho de cubrir sus necesidades, las cuales, por cierto, hay que saber catalogar y diferenciar, especialmente cuando llegan a la categoría de capricho.
Desde finales del 2019 comenzó la COVID-19 a cambiar el mundo y en Cuba a partir de marzo; sin embargo, a veces parece que algunos ni lo han notado y montan “berrinche” bajo cualquier excusa. Que estamos más estresados es cierto, pero no es pretexto para vanos cuestionamientos, como tampoco hay justificación para enmascarar lo mal hecho.
En estos tiempos de pandemia, las redes sociales se han afianzado como vía de comunicación y desde ellas encontramos verdaderas “joyitas” en cuanto a eso de que prevalezca el yo sobre el nosotros.
Bajo las lluvias de Eta encontramos a alguien que no entendía por qué carecía de energía eléctrica; pese a vivir en Pinar del Río, al parecer no sabía que es indispensable estar preparados en casa para eventos de este tipo con alimentos elaborados, agua potable acumulada, fuentes de iluminación alternativa y otras medidas que son el ABC básico para enfrentar dichas contingencias.
Otra persona nos llama a cuidarnos, no por el bien común y la importancia de preservar nuestras vidas, sino porque cuando su esposo le visite, que vive en el extranjero, todo va a seguir cerrado y no podrán disfrutar de las vacaciones.
Más ejemplos abundan, pero no les demos el espacio: recomiendan los sicólogos que a los egocéntricos la mejor manera de limitarles su alcance nocivo es ignorándolos.
Hay muchos hogares en esta provincia que fueron alcanzados directamente por la COVID-19, miles de pinareños que por días estuvieron en vilo por la salud de los suyos, hasta ahora cuatro familias perdieron a uno de sus miembros a causa de este letal virus ¿y aun así habrá quienes pretendan desviarnos de lo verdaderamente vital?
Necesitamos concentrarnos, con toda la fuerza y energía disponible, en dar batalla a esta pandemia; recuperar la agricultura, a la que el clima no ha dado tregua en este año; cerrar heridas físicas y espirituales para seguir camino, juntos, por una senda donde prevalezca el nosotros.
A cualquier ciudadano le asiste el derecho y la razón para quejarse del mal funcionamiento de estructuras, organismos, instituciones o personas que no cumplen con el rol social asignado, ahora más que nunca se precisa del buen hacer.
También estamos urgidos de autocrítica, porque no solo es demandar crecidamente que el Estado satisfaga y responda a los intereses de cada individuo, preguntémonos ¿qué he hecho yo, por mí, por los que me rodean, por la sociedad, el país o acaso soy solo un estorbo quejumbroso?
Y es que toda contribución cuenta, si prevalece el pensamiento del azadón, todo para mí, estaríamos negando la esencia de la evolución humana, que estuvo marcada por la vida en colectivo; y sirvan estas palabras para aquellos que hoy nos denigran como pueblo con sus prácticas acaparadoras y expoliando a los urgidos con los exorbitantes precios.
Tenemos necesidades acumuladas, deseos insatisfechos, miedos, inseguridades, pero si algo sabemos es que juntos saltamos grandes obstáculos. Unámonos nuevamente en aras de otra victoria.