Hace algunos años recuerdo haber visto imágenes del periodista cubano Rolando Segura, durante su misión como corresponsal de TeleSur en Libia y aun hoy me conmociono. En aquel momento, aun siendo estudiante, intenté ponerme en su lugar, imaginar ese posible escenario en que fuera yo quien tuviera que enfrentarse a una situación así y todavía recuerdo el escalofrío en mi cuerpo.
Durante la carrera, uno los contenidos que recibimos es el periodismo de desastre. Como profesionales de la comunicación debemos estar preparados y conocer las herramientas para actuar ante situaciones límites, pues por más compleja que sea, como periodistas no podemos hacer a un lado nuestra razón de ser: mantener informadas a las personas.
Más allá del tipo de crisis que se viva, ya sea una guerra, desastre natural o pandemia, los profesionales de la palabra ponen a un lado miedos e inseguridades para reportar todo cuanto acontece.
Ellos también arriesgan sus vidas para llevarle a la audiencia la información más veraz y una cobertura detallada. Van allí donde caen bombas, arrasan ciclones o mueren cientos por enfermedades, porque llevan muy dentro el amor por la profesión.
Y salen en cámara con total seguridad, sin que les tiemble la voz por la radio o sin transmitir temor al leer sus palabras.
Los periodistas de Pinar del Río, y del mundo, hemos cambiado por estos días nuestras rutinas productivas. La dinámica de la vida ha dado un vuelco y también lo hace el modo de reportar.
Desde que anunciaron el primer caso de Covid19 en el país, y mucho antes, cuando comenzó a expandirse por todo el planeta, sabíamos la responsabilidad que deberíamos asumir, y así lo hemos hecho; con temor, no hay porqué negarlo, pero también con el compromiso de que la audiencia está siempre a la espera de saber qué está ocurriendo, dónde, quién está afectado, cómo van cambiando las cosas y por qué, cuáles son las medidas nuevas, a qué peligros estamos expuestos y cómo protegernos. Es nuestro deber social.
Y a veces como lectores, televidentes o radioescuchas, inmersos en las preocupaciones generadas por una pandemia como esta con más de 590 mil contagiados y 27069 fallecidos, no nos detenemos a pensar en el reportero que va allí y se enfrenta al peligro, para que todos reciban la mayor cantidad de información posible.
Por ello Guerrillero decidió entrevistar a un grupo de periodistas que hoy están en las calles, centros de aislamiento y hospitales. Jóvenes en su mayoría, constantemente detrás de la noticia aunque los lleve muy cerca del nuevo coronavirus, incluso los ponga cara a cara con él. A todos gracias por el esfuerzo, el trabajo constante y objetivo, por las extensas horas de trabajo, por hacer el riesgo a un lado. Ustedes también son héroes en esta lucha de la humanidad, por la vida.
Zoryleidis Pimentel Miranda, periodista de Radio Guamá: “En mi caso como joven, desde el punto de vista profesional, es una experiencia que me trae muchas enseñanzas, porque se trata de generar información en situaciones excepcionales, es la presión de escribir rápido y bien, y realmente nos hace crecer. Estas son el tipo de situaciones que nadie quiere reportar porque implica un daño a la sociedad, pero sin dudas son un completo aprendizaje. Nunca me imaginé que algo así nos podía tocar tan de cerca pero una vez aquí creo que lo importante es hacer nuestra labor y hacerlo bien”.
Roxana Llamazares González, periodista de TelePinar: “Recuerdo en estos momentos una frase de Julio García Luis “El periodismo no es un circo para exhibirse, ni un tribunal para juzgar, ni un solar, ni un puesto para ineptos o vacilantes, sino un instrumento de información, una herramienta para pensar, para crear, para ayudar al ser humano en su eterno combate por una vida más digna y menos injusta”. Creo que ahora, más que nunca, esta frase cobra vida. Sin lugar a dudas mantenerse al pie de la batalla es imprescindible más aun cuando lo que necesita el pueblo es información. Realmente a veces es muy contradictorio pensar por un lado que te puedes enfermar pero por el otro saber que es tu deber y que muchos esperan ese paso. No sé si seré la única pero creo que desde que escogí esta profesión pensé en un momento como este… siempre supe que sería una especie de reportera de guerra y que esto me ayudaría a reafirmarme como una verdadera profesional de la palabra”.
Susana Rodríguez Ortega, periodista de Guerrillero: “Cuando uno elige estudiar la profesión de periodista, lo hace consciente de que en lo adelante le tocará asumir muchos retos, entre ellos el de cubrir situaciones de crisis. Se dice muy fácil, lo complicado es vivirlo. Hace unos días, un grupo de colegas reporteros de los medios locales, visitamos un centro de aislamiento de contactos de casos sospechosos y positivos a la Covid-19. Tuvimos que seguir todo un protocolo de seguridad y vestir cubrebatas, guantes, gorros, nasobucos. Un calor sofocante nos invadió a todos de súbito, además del temor natural de tener que enfrentarse a una cobertura de este tipo, pero por un par de horas pudimos ponernos en la piel de los galenos que pasan días enteros ataviados así, ocupados en velar por la salud de personas muy vulnerables, muy necesitadas no solo de atención médica, sino también de afecto. Esa capacidad de comprender el trabajo de los otros, de captarlo a través de nuestras grabadoras y cámaras fotográficas, es una de las cosas más admirables del periodismo”.
Januar Valdés Barrios, fotógrafo de Guerrillero: “El trabajo que realizamos los periodistas y fotorreporteros es muy sacrificado por lo difícil de nuestra labor en situaciones como la que vivimos ahora en nuestro país y el mundo entero, debido a la pandemia. Debemos llevarle la noticia al pueblo de lo que acontece en nuestra provincia, del trabajo que realizan nuestros médicos por salvar a las personas y todo el esfuerzo que hacen para mantener a salvo a la población cubana. En mi caso no te puedo negar que el miedo existe, pues hemos estado en lugares personas en cuarentena y tememos por nosotros y nuestras familias; pero es verdad también que tomamos todas las medidas para que eso no ocurra y los médicos que nos asisten también nos protegen mucho. Es cierto que algunas personas no valoran nuestro trabajo y a veces pasa desapercibido el esfuerzo, pero otras tantas agradecen nuestra labor y nos felicitan en la calle.
Trabajamos con la mayor profesionalidad, principalmente por el respeto que se merecen las personas que nos siguen día a día y nos leen o ven nuestras fotos y reportajes .No es la primera vez que los periodistas y fotorreporteros trabajan en condiciones difíciles mientras las personas están en casa. Espero que esta situación pase pronto y no cobre más vidas humanas, por lo pronto seguiremos llevándole la noticia día a día a nuestro pueblo”.