A pocos días de recibida la segunda fase de recuperación pos-COVID-19, el incremento de los ómnibus de transporte público por las avenidas de Pinar del Río, el ir y venir de su gente hacia los centros de trabajo, reinicio de labores en establecimientos de servicios y el asomo del verano, han realzado la vida en la ciudad capital, sin olvidar ni un instante las medidas sanitarias.
Esa es la percepción del joven Leonardo Rojas Mitjans, estudiante de preuniversitario, uno de los que siguen al pie de la letra los protocolos sanitarios en esta etapa, quien refirió la disciplina reportada en las calles.
Se están cumpliendo las regulaciones para el transporte, con las limitaciones de personal en los recorridos y ya se hace muy difícil encontrar una sola persona en la vía pública sin la protección del nasobuco, que como dijera el Dr. Francisco Durán, llegó para quedarse, agregó.
Estaba en un trámite de reservación para el Campismo Popular -explicó- y me llamó la atención la organización de quienes esperábamos nuestro turno, y así también en otros lugares concurridos, y pienso que si bien la pandemia transformó la vida en el planeta y estableció un antes y un después, la batalla contra el mal nos ha disciplinado.
Y esto lo digo también por mí mismo –aclaró- porque cuántas veces he estado “pasmado” como decimos en buen cubano en casa, con deseos de ir a jugar fútbol en el terreno cercano, de buscar a mis compañeros de clases para reír juntos y visitar a las amiguitas…
Pero entonces vienen a la mente los esfuerzos de médicos, científicos, el seguimiento diario a la enfermedad por parte de nuestras máximas autoridades, los sacrificios de la gente sencilla de esta Cuba, y ante esos argumentos, no puedo, me quedo en casa.
Ahora con un poco más de libertad controlada, puedo recrearme antes de incorporarme a los estudios, visitar un museo o simplemente salir y tomar un helado para atenuar el calor sofocante, y en esas vueltas, me parece apreciar más alegría en la gente, sobre todo, porque la resistencia ante el confinamiento no fue en vano: vamos ganando la batalla al nuevo coronavirus.
De reciente ingreso a la UJC, Rojas Mitjans es punto fijo al parte de las nueve de la mañana según aseguró y suele hacer comparaciones de cifras con las estadísticas de las Américas y del mundo y siempre termina con un sentimiento de orgullo por lo que “unidos estamos logrando”.
“Somos una isla pequeña pero a la vez inmensa, Cuba no se queda para sí sola con sus adelantos científicos, nuevos medicamentos y preparación de sus médicos, pues esos logros los comparte con quienes en el planeta lo necesitan, esparciendo solidaridad, como nos enseñó Fidel”, argumentó.
Se despidió con un gran apretón de manos, como lo hace la gente sincera, con aire meditabundo, pensando tal vez en el próximo regreso a clases o en el día en que sea 0 la cifra de positivos para regocijo de todos los cubanos.