Muy cerca de la cuenca del río Cuyaguateje una mujer siembra tabaco. De sus padres aprendió los secretos de la hoja y de ellos heredó las tierras para seguir la tradición.
Aún con seis décadas de vida, Carmen Soutuyo Martínez no se despega del surco, y en cada jornada encuentra en la familia el apoyo necesario, para que su tabaco, de vegas finas de primera, esté entre los mejores de Guane.
Con un plan de 30 000 posturas y un rendimiento de más de dos toneladas por hectárea, ella y su esposo también se dedican a los cultivos varios, sobre todo maíz, frijoles y boniato que contratan a través de la cooperativa con destino a la población del territorio.
“Dicen que soy el retrato de mi madre, y es cierto. Ella lo hacía todo en la vega y yo igual. No tenemos obreros ni quien nos ensarte el tabaco, ni siquiera pagando el cuje a 10 pesos. Mi esposo y yo lo hacemos todo con la ayuda de mi hija y otros miembros de la familia. No sé por qué, con lo difícil que está la vida y la situación en el país, la gente no quiere trabajar”, dice.
Conversamos en una casa de cura de tres aposentos, mientras amarra las hojas que llegan del campo. Con capacidad para cerca de 3 000 cujes, asegura que en cada campaña la llenan.
“El tabaco no se puede dejar perder. Si se queda en el campo el sol le ‘come’ el paño y entonces después no sirve, por eso tratamos de recolectarlo a tiempo, porque ya una vez que esté en la casa de cura está protegido y lo vamos amarrando poco a poco.
“Lleva mucho atendimiento, además de recursos. Es un trabajo muy duro, pero que da frutos, y por eso nos empeñamos tanto. De esto es de lo que vivimos”, advierte.
La Arenera, donde vive Carmen, es una zona bañada por las aguas del Cuyaguateje, como dicen los lugareños. En los meses de julio a octubre las tierras se benefician con el abono orgánico que deja el río cuando se retira, y ello favorece mucho la calidad de sus producciones.
APOYAR LA RESILIENCIA
El caudal del río no solo beneficia, sino que ante los embates de fenómenos meteorológicos se convierte en un enemigo implacable. Mucho ha tenido que lidiar Carmen y su familia con los caprichos de la naturaleza; sin embargo, desde hace un tiempo ha visto respaldado el esfuerzo, gracias a una iniciativa que ya muestra resultados palpables en Guane.
Ella es una de las cuatro mujeres campesinas del municipio beneficiadas con Cuenca Resiliente, un proyecto que propone un Sistema de Alerta Temprana (SAT), multirriesgo e inclusivo en las cercanías del Cuyaguateje, que además de mejorar la capacidad de respuesta de las comunidades aledañas, favorece a la mujer trabajadora e incentiva el desarrollo agrícola.
“Nos han ayudado mucho, ahora trabajamos mejor y con más comodidad. Otra cosa, sentimos el acompañamiento todo el tiempo. Nos visitan y están al pendiente de nuestro trabajo”, añade.
Gracias a Cuenca Resiliente, Carmen cuenta con sistema de riego electrificado y una máquina que les permite aporcar y hacer funciones similares a las de un arado.
EN GUANE TAMBIÉN SE SIEMBRA TABACO
A pesar de no estar en el macizo tabacalero de Pinar del Río, la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco Guane también aporta a la industria, incluso, fue una de las entidades pinareñas del ramo que el año anterior no cerró con pérdidas.
De acuerdo con Ciro Juan Cartaya García, director general de la Empresa, es la única en la provincia en la que se produce tabaco estatal, pues tres de sus cinco UEB siembran la hoja en un área total de cerca de 13 hectáreas.
Luego de los ajustes necesarios para la presente campaña tabacalera, prevén cumplir con el plan de unas 500 hectáreas en dependencia del rebrote y la capadura que se haga, un panorama similar al del resto del territorio pinareño.
“Nos dedicamos solo al tabaco de sol, y destinamos 200 hectáreas a vegas finas de primera, pero nuestro fuerte es el beneficio, tenemos una maquinaria de mujeres que se vuelcan de lleno en las escogidas, por eso tenemos buena economía”, apunta Cartaya García.
Aunque mucha de la tierra se emplea en los cultivos varios, con los que tributan a dos puntos de venta en el municipio y a uno en la cabecera provincial, advierte el directivo que a los campesinos guaneros les gusta dedicarse al tabaco, a pesar de las exigencias que demanda.
Carmen y su familia son el vivo ejemplo de tal afirmación, pues tal vez no sea de estas vegas de donde salen los mayores volúmenes de tabaco ni el que se destina a la capa de exportación, pero en cada hoja que recogen del campo va impregnado el sudor y el amor por lo que hacen.