José Cabrera Gutiérrez pasó la mayor parte de su vida al servicio de la Revolución. Hoy es uno de los jubilados que asisten a la casa de abuelos Nueva Creación del municipio de Sandino, provincia de Pinar del Río un lugar que les brinda sano esparcimiento y tranquilidad.
“Aquí jugamos dominó, bailamos, vemos la televisión. A veces vienen del Inder y de Cultura a hacernos actividades. Además, nos dan muy buena alimentación. Hasta helado nos traen y algunas veces vegetales y viandas.
“Ya quisieran muchos seres humanos contar, al menos, con la mitad de lo que tenemos aquí. ¿Cuánto era la esperanza de vida de los pinareños antes del triunfo de la Revolución? No pasaba de 53 años, y mira nosotros adonde hemos llegado. La verdad, me siento muy bien, el día que no sea así no vengo más”, comenta Cabrera como lo llaman todos.
A “Nueva Creación” llegamos a la hora del almuerzo. En la amplia terraza terminaban de comer cuatro abuelos, de los más asiduos y de los que son punto fijo en el dominó.
“No tengo nada de artritis ni reuma, ando derechito como una vela, pero eso es porque me la paso haciendo ejercicios y trabajando. Con 82 años, aunque soy electricista, lo mismo hago de albañil que le trabajo a un campesino sembrando frijoles, yuca, lo que sea”, dice Armando Ramiro Ochoa Infante, mientras prepara la mesa y las fichas para iniciar una nueva partida.
Lisandra Peña Rodríguez, trabajadora social que atiende la Casa, refiere que los únicos requisitos para asistir a “Nueva Creación” son que el abuelo quiera y que pueda valerse por sí mismo, no importa si es débil visual o tenga enfermedades, si vive solo o acompañado.
“Aquí se les da asistencia por parte de Geriatría, Psicología y también por la enfermera del consultorio de la comunidad. En ocasiones hacen actividades con la biblioteca, las galerías y por nuestra parte tratamos de que siempre tengan algo que hacer.
“Se sienten muy cómodos, sobre todo por el buen trato que reciben. Les encanta bailar y jugar dominó”, cuenta Peña Rodríguez.
EQUILIBRAR LA BALANZA
De una capacidad para 25 abuelos, explica la trabajadora social que tienen 13 en la plantilla, pero solo asisten siete. Anteriormente la tarifa que debían pagar era 25 pesos al mes, luego, con la Resolución 548 de 2014 del Ministerio de Finanzas y Precios subió a 180.
El cambio más drástico surgió después del último incremento, basado en la resolución 351 de 2020 que establece tarifas a partir de la mejora del bienestar, las condiciones de vida y la calidad de la atención. Con el nuevo monto muchos decidieron no acudir más.
“Si asisten 24 días al mes deben pagar 792 CUP, o sea 33 pesos diarios. Sabemos que es una cifra alta comparada con la pensión de la mayoría. Sin embargo, la alimentación que reciben es bastante buena. Se les da desayuno, dos meriendas, almuerzo y comida. La leche, el pan y el plato fuerte no les falta”, refiere Peña Rodríguez.
“La única inquietud que tenemos es el precio, pues no se ajusta una cosa con la otra, porque también tenemos necesidades básicas en las casas como el aseo y demás”, subraya Alfredo Rodríguez, quien recibe una chequera de 1 628 pesos.
“No se compensa, sobre todo con los altos precios que tiene todo hoy en día. Por ejemplo, aquí algunos jubilados ganan 4 000 o 5 000 pesos, pero no puedes comparar esa cuota de 792 con uno que recibe solo mil y tanto.
“El beneficio no es parejo. Sabemos la situación que tenemos, pero también sabemos que hay cosas que podemos cambiar. Raúl dijo que el ‘no se puede’ está borrado del diccionario. Hay que buscar un equilibrio”, sentenció.
Añade la trabajadora social que en el caso de los pensionados que viven solos y no tienen chequera el Estado sí los ayuda con el pago parcial o total en dependencia de la situación en que vivan.
Antes de que reinicien su juego de dominó, hacemos sobremesa. Algunos, como Cabrera cuentan de sus dos misiones internacionalistas en Angola. Alfredo repasa, uno a uno sus padecimientos, pero recalca que a pesar de sobrepasar los 80 no está conforme con lo que ha logrado y quiere más.
Comentan de la realidad cubana, de sus propias vivencias, de lo difícil que está levantar la economía, del empuje y la firmeza de quienes viven en la Isla.
“La situación que vive el país hoy es dura. No obstante, tengo fe y esperanza, de que algún día saldremos del bache. Ya nosotros le vamos dando paso a los jóvenes, que tienen que seguir luchando”, dice Alfredo.
Cabrera no quiere estar fuera del debate y asegura: “En la Revolución cubana la palabra rendición está abolida. Mira que nos han querido pasar la cuenta, pero nunca han podido”.
Las bondades con las que fueron concebidas las casas de abuelos hablan por sí solas del carácter humanista del sistema social cubano. Sin embargo, hoy en Sandino, solo siete ancianos acuden asiduamente a ‘Nueva Creación’ para, como dice Alfredo, esperar a que pase el día.A pesar de la esmerada atención que reciben en el lugar, las cuentas no resultan iguales para todos, pues suponen para muchos un alto costo por el simple hecho de no querer envejecer en soledad.