Hasta Pinar del Río llegó el Festival Internacional Timbalaye La Ruta de la Rumba, un evento que promueve la revitalización de este género, el folclore y la cultura tradicional cubana.
Dedicado en su XV edición a los instrumentos musicales “como parte integrante de la esencia de la identidad cultural de los pueblos; con un enfoque en los barrios como elemento fundamental en la transmisión oral de los patrimonios vivos”, según reza en la convocatoria, “el Festival se centra en los tambores batá, con el objetivo de dar a conocer la importancia de la herencia africana, especialmente la de origen yoruba”.
El legado en la danza. Objetivo: Destacar la importancia de la danza vinculada al legado de los toques de los tambores batá, así como mostrar la rumba como un instrumento que integra el patrimonio musical y danzario de herencia yoruba.
Concebido también como un espacio de intercambio cultural, el Timbalaye cuenta con una amplia participación popular y en él confluyen grupos de danza y música folclórica, eventos teóricos, así como conferencias de académicos de diferentes áreas de investigación.
Los días 21 y 22, Pinar del Río fue subsede del evento, que se extiende hasta el próximo 31 de agosto con actividades en varias provincias del país. A partir de la riqueza y variedad de los defensores de la rumba en este territorio, fundamentalmente en municipios como San Luis, La Palma y Minas de Matahambre, se diseñó un programa de actividades lunes y martes que incluyera a los máximos exponentes del género, el movimiento de artistas aficionados y a especialistas.
Sonidos de mi identidad. Objetivo: Señalar la relevancia de la presencia africana en especial la yoruba en cada una de las provincias de La Ruta de la Rumba, así como destacar su carácter fundamental en la identidad nacional cubana.
El lunes tuvo lugar la inauguración en elportal de la casa de cultura Pedro Junco, con la exposición Timbalaye, con amor al tiempo, de los proyectos de artesanía del municipio; y en el parque Roberto Amarán la actividad Yoruba soy, Soy Lucumí, llamó la atención de los presentes.
Se contó con la participación de artistas aficionados y profesionales integrantes de los diferentes centros y consejos, de la UNEAC y la AHS, así como con el elenco de los grupos Tambor Yuka, Dahomey del Monte, y Ará Okú llé OyaOyá.
El martes la fiesta del Timbalaye fue en San Luis. Tambor y lealtad es el nombre de la actividad desarrollada, la cual contó con la ponencia del historiador de ese territorio. Además, participaron el grupo Tambor Yuka, y el proyecto sociocultural Rumba Blas.
Viviendo en los barrios. Objetivo: Dar a conocer las personas del barrio que se distinguen por su conocimiento y labor dentro de los cultos afrocubanos y los patrimonios vivos, como un espacio dedicado a todo lo relacionado con los tambores batá. Asimismo, generar un ambiente propicio en el que dichas personas del barrio expongan sus saberes, experiencias y vivencias.
Al decir de Caridad Ledesma Rodríguez, metodóloga de Tradiciones del Centro Provincial de Casas de Cultura, el Festival Timbalaye se celebra en esta ocasión en varias provincias y Pinar del Río es una de ellas porque aquí existen dos grupos portadores, uno en el municipio cabecera y otro en San Luis.
“Descendientes de la etnia bantú, han perpetuado la tradición hasta nuestros días, de manera que han revitalizado, salvaguardado y protegido este legado de los ancestros. El sistema de casas de cultura tiene, por tanto, la misión de atender y proteger también a estos grupos”, explicó la especialista.
Tras las huellas del legado. Objetivo: Resaltar la riqueza de las diferentes sonoridades de los tambores batá, así como sus diversos toques con sus variantes en las distintas regiones. Estudiar la complejidad del conjunto de patrones rítmicos con la métrica de los diferentes cantos que caracterizan a cada oricha. Mostrar el universo sonoro de la rumba como una fiesta musical por la cual el verso pasea expresando los genuinos sentimientos que los engendran a través de la poesía como lenguaje musical.
Agregó que otros muchos aficionados trabajan la rumba y sus variantes en diferentes partes de Vueltabajo, de ahí que es un honor que el Festival toque las puertas de Pinar del Río.
Timbalaye, además, intenta demostrar la capacidad del turismo sostenible como una herramienta clave para proteger, fomentar y potenciar los patrimonios culturales. Según consta en la convocatoria oficial, su principal misión es la de dar a conocer la autenticidad de los sonidos que contribuyen a identificar la cultura de un pueblo, desde el momento que se expresa con los instrumentos musicales.
El Festival busca, a través de La Ruta de la Rumba enviar un mensaje sobre los valores, emociones y sentimientos que se transmiten mediante el patrimonio musical, que tiene como vehículo los instrumentos musicales, de ahí que se erija sobre cuatro componentes esenciales que permiten abarcar y estudiar la memoria y legado africano: sonidos de mi identidad, tras las huellas del legado, el legado en la danza y viviendo en los barrios.
Pinar del Río fomenta así la preservación de las más autóctonas tradiciones africanas y las coloca al alcance de un público que lo agradece.