A pocos kilómetros del consejo popular Las Ovas, en la zona conocida como Las Guásimas, la tierra también es próspera para el tabaco. Si bien no distingue por lo vistoso de las telas blancas del tapado, es una realidad que de la salud de sus hojas salen tripas y capotes para confeccionar los famosos puros cubanos.
CAMPESINOS POR TRADICIÓN
A Leonardo Díaz Rodríguez todos lo conocen por Pío. Desde muy jovencito se fue con su padre para la vega, y hoy, con 37 años, es uno de los productores de avanzada de la CCS Gabriel Lache de Pinar del Río.
En casi cinco hectáreas de tierra siembra Corojo 2012, una variedad que le ha traído muy buenos resultados, pues le ha permitido obtener hasta 168 quintales de la hoja.
Desde que el huracán Ian derrumbó sus dos casas de cura no había vuelto a plantar. En esta campaña muchos lo tildaron de loco y hasta lo desanimaron, pero decidió levantar sus aposentos y sembrar al mismo tiempo.
“Tengo un plan de 100 000 posturas, pero pienso llegar a 160 000. Ya he acopiado más de 3 000 cujes. Varias personas me dijeron que no sembrara este año, otros que si levantar una casa de tabaco era muy costoso, pero esto es lo mío, no sé hacer otra cosa”.
La estructura cuenta con cinco aposentos y dos portales, Pío asegura que el próximo año, si se ve “apretado”, le construye dos aposentos más.
La tradición tabacalera que heredó de su padre, en la actualidad rinde frutos en su hijo más pequeño, quien con solo 15 años se encarga de darle las atenciones culturales a los campos, lo mismo al tabaco que a los cultivos varios que también producen.
Muy cerca de la finca de Pío están las plantaciones de Julio Isidro Gorgoy Miranda, otro guajiro que continuó el legado de su padre y dedica 2,5 hectáreas al tabaco.
“En el 2015, después de 27 años de servicio en el Ministerio del Interior, vine a trabajar la tierra que desde niño labraba con mi padre”, dice.
Aunque vive en La Conchita, no ha podido despegarse de Las Guásimas, lugar donde nació y aprendió a conocer el tabaco. Por algún tiempo estuvo al frente de la “Gabriel Lache” y es el secretario del núcleo del Partido.
En la finca de Yoel Rodríguez Valdés también se transmite la tradición tabacalera. Desde el año ‘88 este campesino se dedica a cultivar la tierra. Por problemas de salud, su sobrino Yasser Rodríguez es quien ahora se encarga de que los rendimientos no disminuyan.
“Aquí todos los años se siembra tabaco y con resultados que rondan la tonelada por hectárea. Tenemos un plan esta campaña de 40 000 posturas”, explica Yoel.
A PESAR DE LOS TROPIEZOS
A estos cooperativistas, lo que más los perjudica últimamente es la situación de la energía, pues todos riegan con electricidad y, en ocasiones, tienen que hacerlo a altas horas de la noche o de madrugada.
Explica Pío que inició la campaña sin saber si podría regar, pues en Las Guásimas esperan por que se le dé solución a la rotura de la turbina, en un periodo en el que la sequía impacta mucho en los cultivos.
“Esta campaña ha sido difícil para mí, también por ese motivo. Ahora me facilitaron un motor y gracias a eso puedo ir sacando agua de aquí o de allá. Por lo demás, en sentido general, hemos recibido los recursos necesarios, pero la mayor inconformidad de los productores hoy está en los precios del tabaco.
“Subieron el precio de los insumos y el del tabaco se quedó igual. En buen cubano le puedo decir que estoy trabajando para la divisa. El CUP se va todo en gastos: el obrero te cobra 1 000 pesos, más el almuerzo, y lo que cuestan los recursos que lleva el cultivo. Cuando pagas todo eso, se fue el dinero.
“Es un aspecto que se ha planteado en varios escenarios, porque es una inquietud general”, insiste Pío.
“La ficha de costo de los recursos que nos vende la Empresa está muy alta en relación con el precio del tabaco en CUP. Puedo poner un ejemplo: 1 000 posturas de tabaco importan en todos los insumos, alrededor de 7 400 pesos, cogiendo el máximo en el tabaco, que serían 8 040 pesos, estarías trabajando para 1 000 pesos por cada quintal. No da resultado”, comenta Gorgoy Miranda.
“Lo seguiremos haciendo porque es una tradición, además, es lo que nos gusta, pero ese es un tema que crea descontento y desmotiva a los campesinos”, dijo.