Eustacio Ramón González, perdió cuanto tenía al paso del huracán Ian. Estuvo desde finales de septiembre en un sitio habilitado para albergue de damnificados en el Consejo Popular El Moncada, Viñales, Pinar del Río. Contó que fue el último en salir de allí. Pasados tres meses, inaugura una vivienda y afirma que “ahora sí tiene casa y nos invita a pasar”: Gracias.
Eustacio vivió once años en un bajareque de guano que no soportó los vientos sostenidos de Ian. La tristeza casi lo mata. Prácticamente es un hombre solo. El familiar más cercano es la hermana enferma. Habla de ella y casi llora. Sin embargo, la alegría de recibir la nueva casa lo tiene sin palabras. Sus gestos delatan el regocijo.
Así quedó la cabaña en la que vivió hasta finales de septiembre de 2022. Al fondo la letrina, su baño. Ahora tiene un cuarto, baño, cocina, sala y portal en un mismo espacio y con mejores condiciones constructivas e higiénicas.
La solidaridad hizo posible que muchas manos trabajaran en la casa de Eustacio. Los estudiantes de la Escuela Taller de Trinidad replantearon la casa y la cimentación. Los alumnos de la Escuela Taller de La Habana hicieron el cerramiento y la estructura del baño. Posteriormente una brigada de la Empresa de Construcción Civil de Pinar del Río e instituciones de Viñales continuaron hasta la supuesta terminación.
La vivienda no tiene electricidad, a pesar de que el sistema eléctrico está diseñado e instalado. Eustacio me cuenta que” lleva dos años solicitando el servicio para su anterior casita y cada vez que va a la oficina de electricidad de Viñales, le dicen que su expediente se perdió” y, por tanto, no irá. Afirma que “las cosas se tienen que hacer bien, que cuando en su trabajo hace algo mal, lo sancionan”. Es custodio de una escuela.
Desde el portal de la casa se ven los postes y los cables. En la zona del Calvario, en Viñales, hay electricidad. Incluso, casas construidas recientemente por esfuerzo propio, ya tienen el “reloj” o contador eléctrico. El representante de la Empresa de construcción civil plantea que el propietario es quien debe gestionar el servicio. ¿Por qué no incluirlo en el proyecto? ¿Por qué no llevar el agua hasta la nueva casa?
Es preciso que los esfuerzos tengan resultados eficientes. La solidaridad y la entrega de muchos, en ocasiones se ven opacados por la ausencia de calidad en partes de un proyecto. Preocupa que el sistema eléctrico montado en esta casa de madera, se continúe adquiriendo para otras.
El representante de la Empresa de Construcción comenta, que las bases de las lámparas y demás, fueron comprados a una Mipyme, actor económico de reciente creación en el país. Afirman y reconozco que no tienen calidad. Por más que insistí me dijeran el nombre de la pequeña empresa, no fue posible.
Hay que exigir a los nuevos actores económicos la calidad con la que se anuncian en el proyecto que presentan para la aprobación. No se trata de resolver con cualquier cosa. Se trata de hacerlo bien y con eficacia.
Eustacio regresa al Calvario, el barrio donde ha vivido los últimos once años. Está agradecido. No tiene muebles. Pero dice que “poco a poco irá poniendo cositas”. Va a pintar, chapear el patio y sentarse en el portal cuando regrese del trabajo. En un momento de la conversación se queda pensando y expresa: “Le digo algo: a la Revolución hay que ayudarla para que nos siga ayudando”.
Por: Ivón Deulofeu