El 23,03 por ciento de los residentes en la provincia de Pinar del Río ya rebasaron las seis décadas de vida, eso es un valor 0,73 superior a la media del país, lo que la coloca como la cuarta más envejecida, y se estima que para el 2050 los adultos mayores sean un tercio de la población.
Con una tasa superior al promedio se encuentran Minas de Matahambre, la ciudad capital y Consolación del Sur, estos dos últimos concentran a 51 de los 79 pinareños que llegaron a un siglo de vida.
De los 132 070 mayores de 60, están integrados a los círculos de abuelos 60 543, de los cuales existen 838 en el territorio; el 16 por ciento de los ancianos viven solos, más de un tercio de ellos clasifican como vulnerables, lo que requiere una visión diferenciada.
DESDE LA CIENCIA
La Gerontología y Geriatría son las especialidades que se ocupan del estudio del envejecimiento a nivel social: actitudes y servicios requiere la primera; la otra, cuida la salud y las patologías propias de la edad. La Sociedad Científica que integra a ambas en el territorio es presidida por la doctora en ciencias de la Educación Médica, Nora María Lemus Fajardo, especialista de Primer y Segundo Grados en Geriatría y Gerontología, quien señala que la vulnerabilidad de los adultos mayores está dada por llegar a esa etapa sin una infraestructura que los apoye.
Resalta que necesitan de un confort de medicamentos, alimentación y avituallamiento, y que por la compleja situación, no se trata solo de preparar al personal de la Salud, sino a toda la sociedad para enfrentar a nivel de familia y comunidad este reto.
Especifica que, en ocasiones, los adultos mayores atendidos por cuidadores sin preparación ni adiestramiento son los que reciben malos tratos, y que a su vez, el cuidador que enfrenta esta tarea sin ser preparado es el que sufre el síndrome del cuidador, se agota y no cumple su rol.
Dado que el país sigue sin lograr el remplazo poblacional, para la especialista es esencial educar en aprender a envejecer, desde edades tempranas, promoviendo estilos saludables que hagan posible llegar a la senectud con calidad de vida, enfatiza que es el envejecimiento un reto a vencer.
El doctor Joel Torres Antigua, especialista en Medicina Familiar y jefe del Área de Atención Integral al Adulto Mayor en la Dirección General de Salud de la provincia,
recalca: “Aunque tenemos indicadores de esperanza de vida propios del primer mundo, actualmente, con una economía de guerra, crece el desafío de ofrecerles bienestar”.
Enfatiza la migración como un fenómeno que impacta negativamente sobre el cuidado de los ancianos, por lo que se precisa intersectorialidad para que en el barrio o lugar de trabajo, porque muchos se mantienen activos, cuenten con apoyo.
De los 21 554 ancianos que viven solos, reciben asistencia domiciliaria 10 577, y 303 asisten a casas de abuelos, de las cuales, hay 16 en el territorio, pero solo Viñales y La Palma cubren la totalidad de las capacidades disponibles, consiguiéndose una cobertura promedio en la provincia de 63,12 por ciento.
Una de las fortalezas de este programa es contar con un centro especializado en el cuidado de ancianos con deterioro cognitivo, sita en el consejo popular Carlos Manuel de Pinar del Río.
Yunaimy Martínez Suárez, trabajadora social de la institución, explica que asisten ancianos con discapacidades mentales leves, moderadas y severas; ellos no se limitan a la atención dentro del centro, sino que ofrecen asesoramiento a los cuidadores para el manejo en los hogares, según las patologías.
“Desde que empezó a funcionar el centro estoy aquí, y no nos podemos quejar, nos tratan como a niños, y ya nosotros somos unos viejos”, comenta Tomasa Esquivel Corbea, paciente de la institución, en una breve pausa del juego de dominó.
Las casas de abuelos constituyen una alternativa para mejorar la calidad de vida de los adultos mayores y para que las personas económicamente activas en las familias puedan seguir contribuyendo a la sociedad; sin embargo, hay 177 capacidades disponibles, siendo San Luis, Mantua y San Juan y Martínez los municipios con ocupación por debajo del 40 por ciento.
MODOS DE PENSAR
Para Lemus Fajardo es imprescindible que se asuma socialmente el problema demográfico que representa que sea este el único grupo etario que crece en el país, y ejemplificó que se sigue construyendo con pisos resbaladizos, barreras arquitectónicas, sin tener en cuenta la colocación de pasamanos, y esos son elementos que ayudan a los ancianos a preservar su movilidad e independencia.
“La calidad de vida hay que mirarla en varias dimensiones: biomédica, psicosocial y económica. La situación actual expone que lleguemos a ser adulto mayor con recursos materiales muy escasos, por tanto, con dificultad para alcanzarlos, por lo que se necesita una serie de ajustes para que adquieran una alimentación adecuada, así como que la arquitectura de la comunidad esté en función de sus discapacidades y que alcancen el envejecimiento definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un entorno amigable, el cual estamos lejos de cumplir”.
Considera que se deben revisar los conceptos de postrado de anciano frágil, porque puede ser cada vez más; asimismo, en los programas de estudio reforzar en el niño desde pequeño que su calidad de envejecimiento dependerá de su calidad de vida, “tenemos que comenzar ya, porque Cuba es un país envejecido”.
Torres Antigua precisa que dentro del enfoque educativo se insertan los centros integrales, en los que puedan interactuar desde niños hasta ancianos, y que es uno de los sueños del programa para el futuro.
Ante la actual tendencia demográfica es prioridad la labor de promoción, tanto para concienciar a las nuevas generaciones con la responsabilidad de cuidar su ascendencia como para que los ancianos del mañana estén más sanos y preparados.
Hay pendientes 60 solicitudes de plazas para hogares de ancianos, que no se les puede dar respuesta porque no hay capacidades disponibles, incrementar estas, así como las de las salas hospitalarias especializadas en Geriatría, se encuentra entre las proyecciones del Programa de Atención al Adulto Mayor.
FAMILIA Y SOCIEDAD
Aunque dispongan de cuidados en diversas instituciones, la ausencia de los seres queridos es una carga más pesada que los años. El rol de las familias en el cuidado de los ancianos es vital, pero como sociedad hemos de enfrentar este problema, asumiendo que hay que crear una red de prestaciones que no reduzcan los aportes de los más jóvenes porque tengan que asumir las funciones de cuidadores.
El proceso inflacionario que vive el país y la migración inciden desfavorablemente sobre este grupo etario que siente la crisis económica con mayor rigor. Ellos nos tomaron de su mano para enseñarnos a caminar, nos toca ahora sostenerlos, para que vivan el ocaso de sus existencias con dignidad y rendirles los honores que merecen sus blancas caballeras, que son el tributa de la seguridad, el amor y la compañía.