El seis de julio Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República de Cuba, anunciaba en su cuenta en la red social Twitter: “Brigadas del país apoyarán a #Matanzas, para superar la situación epidemiológica más compleja del país. Nuestros médicos se crecen ante las dificultades y tienden puentes para ayudar en los momentos más difíciles. Gracias, otra vez, por tanto altruismo. #SomosCuba”.
Brigadas del país apoyarán a #Matanzas, para superar la situación epidemiológica más compleja del país. Nuestros médicos se crecen ante las dificultades y tienden puentes para ayudar en los momentos más difíciles. Gracias, otra vez, por tanto altruismo. #SomosCuba
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) July 6, 2021
Tras su comunicación y como ejemplo de que ante la COVID-19 “todos estamos luchando por la vida de todos, porque la vida de todos es importante para el país”, como dijera el mandatario recientemente, una brigada con personal médico y de enfermería de Vueltabajo llegó a suelo yumurino.
Pinar, que tantas veces ha recibido la ayuda del resto de las provincias del país, no podía hacer menos.
Guerrillero les cuenta hoy en qué condiciones labora el personal pinareño de la Salud que marchó hasta Matanzas a principios de mes.
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A través de WhatsApp conversamos con el licenciado en Enfermería e intensivista, Dixan Hernández Martínez, quien se mantiene al frente de una brigada en la hermana provincia.
Él, que estuvo cuatro meses en el enfrentamiento a la COVID en México y trabaja en la atención a pacientes confirmados desde que iniciara la pandemia en Cuba, reconoció:
“Lo más fuerte aquí son los cuidados intensivos y la pediatría. Están habilitadas todas las terapias de los hospitales y también otras en hoteles y ahí se está trabajando con casos graves.
“El Pediátrico tiene extensiones alrededor y donde quiera que se pueda hacer un alojamiento se están atendiendo niños”.
Al referirse a la compleja situación epidemiológica de Matanzas, epicentro de la pandemia en el país durante varias semanas, explicó: “Varios muchachos cuando llegaron se impactaron, sobre todo con la pediatría, porque había muchos niños infestados, además de maternas. Eso fue muy impresionante. Hubo médicos que venían de Venezuela, varios traían problemas familiares, y venir aquí y enfrentarse a esto fue grande para ellos.
“A veces te cuentan las cosas con lágrimas en los ojos, porque en realidad nosotros no estamos acostumbrados a esto. En Cuba esto no había pasado”.
Dixan habla de los profesionales que liderea y menciona a Lidia, Leomar, Pável, Lázaro, Maribel, Luis Raúl, Magalys, Jesús, Maritza y otros tantos que nos es imposible reflejar. Menciona el nombre de cada uno de los que integra la brigada y resalta: “Aquí trabajamos en dependencia de lo que Matanzas necesite. Si Matanzas requiere que pasemos a otro centro de alojamiento, ahí vamos. Cuando llegamos, hacíamos 24 horas por 24 y ahora son 24 por 48, así queremos que se mantenga.
“Aunque hay un poco de escasez de recursos, todo el mundo procura protegerse al máximo para no infestarse. De este grupo nadie ha enfermado ni se ha sentido mal.
“Siempre tratamos de conseguir los recursos que se precisan e intentamos que nadie se contagie, porque una baja aquí es algo importante. El hueco es enorme, estamos bastante cargados de trabajo y con una restricción de personal inmensa. Los muchachos se han batido duro con esa terapia y la han sacado a flote. Están laborando muy bien”, dice, y aclara que el grupo está en el Hospital Militar, una de las instituciones con mayor peso en estos momentos.
Dixan Hernández tiene a su cargo la coordinación del grupo que se hospeda en el hotel Bellamar: “El alojamiento es muy bueno, con condiciones”, asiente. “A la hora que nos traen cosas que se resuelven para el personal, se llama a todos y se reparte, ya sea un lapicero o un nasobuco. La gente del pueblo a veces nos pide que no nos vayamos. Les preocupa no tener la atención necesaria, ya que gran parte de su personal de la Salud ha enfermado”.
Pero no hay solo pinareños allá: “En el `Militar` se comparten turnos con los colegas de Holguín y todos se llevan bien, existe una hermandad sin precedentes; tratan de ayudarse unos a otros.
“Hay representación de todas las provincias. Yo tengo 150 enfermeros aquí y 133 médicos de diferentes especialidades. Gente que vino de Venezuela directo para acá. Están también los que llegaron de Azerbaiyán, que fueron para otro hotel. En total son unos 800 colaboradores entre médicos y enfermeros y la tarea es bien difícil.
“Hay enfermeros que atienden a 60 niños y como están las madres, tienen que asistirlas también, eso hace que sean 120 pacientes, y no se quejan. Están cansados, pero siguen adelante”.
Dixan piensa en lo que tienen por hacer: “Hay mucho, mucho, muchísimo trabajo, pero no nos quejamos. Hay que seguir luchando, y ayudando a los matanceros. Para eso estamos aquí, para apoyar mientras haga falta”.