Marzo no es un mes cualquiera cuando de la historia de Cuba se trata. Si fuéramos a los libros, a esos que nos dicen de dónde venimos, desde el día primero nos recuerdan que hubo un gran acontecimiento que tuvo lugar por el occidente de Cuba, a mitad del siglo pasado.
Estamos en marzo, no aquel de hace 64 años, tal vez ni siquiera viven los mismos hombres para revivir la alegría con la que abrazaron con sus propias manos el verdadero símbolo de la libertad, pero allí están los hijos, los nietos, los vecinos o los nuevos inquilinos que veneran la zona por tratarse de la primera en el país a la que fue Fidel Castro, luego del triunfo revolucionario, a entregarles el título de tierra a sus verdaderos dueños.
ALLÍ MISMO, EN EL LUGAR MÁS POBRE
Sí, fue en Las Martinas, Pinar del Río, el sitio elegido para perpetuar el derrumbe de las estructuras agrarias que autorizaban la explotación de los campesinos, donde se produciría entonces lo que llamaron el Ensayo General de la Primera Ley de Reforma Agraria, la cual se firmaría el 17 de mayo y significaría una oportunidad para nuevos empleos de los campesinos y sus familias, se mejoraba su situación económica y alimenticia y se les garantizaba recursos, era el final del latifundio.
En virtud de la Ley No.96 del 23 de febrero de 1959, la entrega de los primeros títulos de propiedad se hace efectiva a 340 vegueros pinareños y en representación de ellos, lo recibirían seis pertenecientes a este extremo occidental, pero de primera mano, de esa que todos soñaron en apretar.
Fueron trasladadas de generación en generación las versiones sobre ese momento. Dijo incluso el periódico Avance, prensa de la época, que Fidel llegó a bordo de la fragata Antonio Maceo que lo trasladó hasta Arroyos de Mantua y de ahí fue por carretera hasta el poblado de Las Martinas, donde tendría lugar el acontecimiento.
Dicho periódico, en su edición única del dos de marzo de 1959 reseñó la ocasión de la siguiente manera:»…Iniciada por Dr. Fidel Castro Ruz, que se trasladó a ese lugar al efecto, se verificó en Las Martinas la entrega de 270 escrituras de propiedad de otras tantas fincas a los campesinos del lugar…».
En diferentes bibliografías se habla de Julio Sabatier, quien fuera un habitante de la zona, el carpintero encargado de la tribuna improvisada y presente también en la manifestación, él expuso que Fidel llegó acompañado del comandante Castiñeiras, jefe de la Marina de Guerra, y del capitán de fragata Isidro Contreras y que al llegar se produjeron manifestaciones de júbilo y apoyo absoluto al líder de la Revolución.
La concentración del pueblo fue frente a las antiguas propiedades de la compañía norteamericana Cuban-Land, los dueños del comercio y cultivo del tabaco en la zona, y desde la tribuna Fidel dialogó amenamente con el pueblo martinense, luego de hacer entrega de los aludidos títulos.
CUANDO EL VIEJO ANHELO SE HIZO REALIDAD
El antecedente a este hecho estuvo en el alegato de autodefensa La Historia me absolverá, en el cual Fidel se había pronunciado por el problema de la tierra: “(…) El 85 por ciento de los pequeños agricultores cubanos está pagando renta y vive bajo la perenne amenaza del desalojo de sus parcelas; más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas, está en manos extranjeras; en Oriente, que es la provincia más ancha, las tierras de la United Fruit Company y de la West Indian unen la costa norte con la costa sur.
“Hay 200 000 familias campesinas que no tienen una vara de tierra donde sembrar unas viandas para sus hijos hambrientos y, en cambio, permanecen sin cultivar, en manos de poderosos intereses cerca de 300 000 caballerías de tierras productivas (…)”, fueron estos solo algunos apuntes de aquel entonces.
La primera entrega masiva de tierras llegó así al occidente cubano. Allí una tarja representa el júbilo de un grupo de hombres cubanos que saborearon el placer del rescate, de la independencia y la soberanía. Nada menos esperado del hecho que demostró el carácter democrático, popular, agrario y antimperialista de la Revolución triunfante, como reflejo del espíritu de justicia social emanado siempre de Fidel Castro Ruz.