La reapertura de los servicios en Pinar del Río, como parte del camino hacia la nueva normalidad y debido al mejoramiento de la situación epidemiológica, implica no descuidar los protocolos sanitarios y mantener una conducta responsable para evitar un retroceso a causa de la COVID-19.
Así consideran algunos lugareños entrevistados por la Agencia Cubana de Noticias, quienes retoman sus actividades paulatinamente y acceden a prestaciones como el transporte público e interprovincial, centros gastronómicos, asistencia jurídica, entre otros.
Para Marisley Hernández Pino la flexibilización de las medidas en el occidental territorio constituye un motivo de alegría; pero “debemos cuidarnos mucho y no generar aglomeraciones en los espacios, para poder disfrutar de esto durante bastante tiempo”.
Ramón Fernando Caveda Peraza, trabajador del Bazar Colón- destinado a ventas variadas de cuentapropistas- explicó que han tenido bastante público, aunque no pensaron que fuera a ocurrir así por los tres meses de cierre del local por el complejo escenario de la provincia.
Ilein Morales Ramos aseveró que esta nueva etapa es un reto como lo ha sido la COVID-19 y supone cambios, ajustes, adaptarnos a los nuevos modos de comunicarnos y relacionarnos con los demás.
Después del periodo de confinamiento debemos insistir en el cumplimiento de lo establecido y saber comportarnos acorde con la nueva realidad, apuntó.
Las medidas ante la tendencia a la estabilidad epidemiológica anunciadas la pasada semana por el Grupo Temporal de Trabajo para el enfrentamiento a la pandemia en Vueltabajo incluyen, además, la eliminación de los permisos de circulación y la liberación de la movilidad de vehículos estatales y particulares.
Asimismo, la reapertura de 36 establecimientos de la gastronomía, entre ellos restaurantes, pizzerías, cafeterías y la heladería Coppelia- de la ciudad cabecera- todos mediante reservaciones previas vía telefónica.
Este 15 de noviembre también comenzarán sus prestaciones algunos hoteles como es el caso de La Ermita y Hotel Central, ambos en Viñales; el Vueltabajo, Mirador de San Diego y María la Gorda.