Desde el sábado 26 de agosto se preparaban los sanluiseños para enfrentar a Idalia. El mal recuerdo de Ian tocaba de nuevo a la puerta a menos de un año de aquel evento. Afortunadamente, nada fue igual.
Las 384 personas que se evacuaron en casas de familiares y amigos retornaron a sus hogares desde el martes 29, y aunque la noche había sido larga para todos, al amanecer algunos bromearon sobre lo que, en comparación con Ian, fue solo un viento platanero.
Sin embargo, las aguas hicieron lo suyo. Se desbordaron los ríos y algunas comunidades como El Corojo quedaron de nuevo incomunicadas. Otros caminos dificultaban el paso y algunos sembrados quedaron sepultados bajo el efecto constante de la lluvia.
La agricultura llevó la peor parte, aunque esta vez con daños mínimos en la rama tabacalera.
Así lo ratificó José Luis Roig Ramos, presidente de la Asamblea del Poder Popular, quien agregó que solo una mini escogida registró perjuicios menores y que ninguno de los cuatro túneles de semilleros de tabaco Virginia sufrieron daño, mientras que solo una casa de cura, de las recién reconstruidas, se contabilizaba como derrumbe total.
En un recuento preliminar de los estragos más significativos del sector agrícola se constató que 25 hectáreas de plátano quedaron devastadas. Al respecto, Yudel Santiago Valdés, primer secretario del Partido en el municipio, recalcó lo que significa el cultivo para el territorio, mucho más después del daño del anterior meteoro.
“En el consejo popular Buenavista contamos con el área de desarrollo agrícola Palmar Amarillo, donde con mucho esfuerzo del país y de la provincia se fomenta, sobre todo, el cultivo del plátano. Desde esa zona no solo se abastece a San Luis, sino que se tributa a la cabecera provincial también”.
A Yasmany Cervantes, presidente de la CPA Julio Antonio Mella, se le notaba el descontento al recorrer las áreas de algunos asociados en la zona conocida como Tirado: “Aquí estaba el esfuerzo de muchos campesinos que lograron recuperarse y adelantar las siembras. Ya ese plátano estaba en fase productiva y lo perdieron todo”.
Para otros, las intensas lluvias tuvieron su parte favorable, especialmente aquellos que dedican sus tierras al cultivo del arroz.
Por otra parte, en un breve recorrido por algunas comunidades, se distingue fácilmente que muchas viviendas llevan aún las marcas de Ian: lonas y techos improvisados decoran el entorno, amarrados con sogas y sujetos a horcones.
“En el caso de la Vivienda se activan las mesas de trámites para nuevos perjudicados, y es importante que la población lo conozca, porque, por ejemplo, si ya un damnificado tiene su planilla hecha y en esta ocasión tuvo más estragos, solo se anexa el nuevo perjuicio”, explicó Santiago Valdés, al tiempo que aseguraba que no hubo en el territorio daños significativos.
Tampoco tuvieron que vivir los difíciles días sin fluido eléctrico, pues desde la noche del martes, a buena parte del territorio se le devolvía la luz.
A menos de un año del impacto del huracán Ian, los municipios occidentales de Pinar del Río volvieron a sentir la furia de la naturaleza. Para los sanluiseños, afortunadamente, el sabor no fue tan amargo como el de aquellos días.