Pinar del Río constituye el territorio más azotado por ciclones tropicales en Cuba, el más reciente de ellos fue el huracán Ian, que el pasado año dejó una huella de destrucción; de ahí que la experiencia en la prevención y enfrentamiento será expuesta en el XI Congreso Internacional sobre Desastres, con sede en el Palacio de Convenciones de La Habana.
Hasta el 8 de diciembre más de 40 pinareños se dan cita en el evento en representación de diversos organismos, instituciones y empresas, entre ellos, Vivienda, Defensa Civil, Cruz Roja, Educación, la Empresa Minera del Caribe y la Empresa Pesquera Industrial La Coloma, según explicó Ivonne Osmaidy Mitjans Ramos, jefa del departamento de gestión para la reducción de riesgos de desastres de la provincia más occidental.
Entre las fortalezas de Vueltabajo sobresalen la existencia de 12 centros de gestión para la reducción del riesgo de desastres y 62 puntos de alerta temprana.
Ante la llegada de un organismo tropical, en esta tierra son superados los temores y nadie se queda de brazos cruzados, por lo que se movilizan a todos los niveles, con el acompañamiento de las autoridades del Partido Comunista de Cuba y el Gobierno.
Destacan las más diversas iniciativas por parte de la población en el intento por cuidar lo que se tiene y aliviar de gastos al Estado, como el aseguramiento de ventanas, tapas de depósitos para agua y techos con los materiales a disposición.
Y frente a la urgencia de mantener la información oportuna a los pinareños y las autoridades desde el Centro Meteorológico Provincial, su red de estaciones y el radar de La Bajada -un referente mundial en el seguimiento a ese tipo de eventos- un grupo de expertos chequea minuto a minuto las condiciones del tiempo.
Una veintena de ciclones han afectado de alguna manera al territorio en las últimas dos décadas, por eso la urgencia de estar siempre preparados -aun con la experiencia acumulada y la sapiencia popular- para proteger a las familias, sus casas, cultivos, ganados y evitar otros perjuicios con la prevención como arma fundamental.
Ian, por ejemplo, azotó durante unas siete horas a Pinar del Río, con vientos máximos sostenidos de 205 kilómetros por hora.
Más de 40 mil personas fueron evacuadas en esa oportunidad, porque salvar vidas constituye premisa en Cuba, independientemente de limitaciones económicas.
Quizás fue la primera vez en la historia que un ciclón tropical impactó severamente a la ciudad pinareña, debido al diámetro desde su centro; y los estragos se cuantificaron en todos los sectores de la economía y la sociedad de la provincia.
En ese sentido, una cifra superior a las 102 mil viviendas sufrieron la furia de ese evento hidrometeorológico en diferente medida; así como la agricultura y los servicios de electricidad y telefonía.
No obstante la práctica por tantos años y eventos climáticos, el pueblo no se confía ante enemigos poderosos; todo lo contrario, sabe que prevenir siempre constituye la mejor opción.