CARACTERIZACIÓN
El municipio de Pinar del Río limita al norte con Viñales y Minas de Matahambre, al este con Consolación del Sur, por el oeste con San Juan y Martínez y San Luis y por el sur con el Golfo de Batabanó.
El área total del territorio es de 730.94 kilómetros cuadrados y el censo de 2012 reportó 188 614 habitantes. La población urbana representa el 80.5 por ciento del total, con una densidad de 258,04 habitantes por kilómetro cuadrado.
COMUNIDADES ABORÍGENES
En el territorio se han encontrado numerosos sitios arqueológicos situados principalmente en la zona montañosa y los valles. La solapa de Rolando y la solapa de la Negra de tercera magnitud, ubicados en el Hoyo del Guamá; La solapa de Los Chivos, ubicada en Paso Viejo, considerado de tercera magnitud; el sitio de Cerro de Cabras, descubierto por Antonio Núñez Jiménez en los años ‘40 del siglo XX, y el sitio Cayo Toro, ubicado en el kilómetro 12 carretera a Viñales, entre Ceja del Negro y El Guao, descubierto por Pedro García Valdés en el año 1939.
La población aborigen que vivió en el municipio pertenecía a la cultura de una economía de apropiación, dirigida esencialmente a la caza, pesca, recolección y captura. Ellos se movían durante diferentes estaciones del año en busca de las mejores fuentes de alimentos, por tales razones los sitios de habitación se encontraban tanto en las zonas montañosas como en la llanura, incluso en las cercanías de las costas.
PERIODO COLONIAL
En el segundo viaje de Cristóbal Colón, durante el mes de junio de 1494, se produce el recorrido por la costa sur de Cuba transitando cerca del litoral de Pinar del Río. Iniciada la conquista de Cuba en 1510 por Diego Velázquez, no sería hasta 1514 durante la última etapa, que Pánfilo de Narváez debió transitar por el actual territorio del municipio. Posteriormente las sucesivas expediciones viajaron por las costas meridionales.
A finales del siglo XVI Pinar del Río, San Mateo, Cangre y Cerro de Cabras y otras tierras mercedadas se dedicaban a la cría de ganado, pero en esos mismos escenarios en el siglo XVII comienza a cultivarse tabaco cerca del cauce de los ríos Feo, Seco, Guamá, Paso Viejo, Ajiconal y el arroyo Galiano.
A mediados del siglo XVII y en lo adelante el tabaco adquiere importancia como actividad económica, situación que se manifiesta con mayor nitidez durante el siglo XVIII. El estanco del tabaco en 1717 ocasiona que varios cosecheros de La Habana se establezcan en la región. Esto agrava las contradicciones entre vegueros y ganaderos. La llegada de estos fugitivos no acelera la producción, pues esta región en el primer cuarto de siglo XVIII poco había prosperado en cuanto a la utilización de terrenos en el cultivo del tabaco.
Durante la segunda mitad del siglo se incrementa la producción de tabaco en Pinar del Río, y aparejado a ello, aumenta el contrabando que no puede controlar la factoría.
Diversas fuentes han expresado numerosos criterios sobre la fundación del poblado de Pinar del Río y casi todas parten del proceso de mercedación de la tierra.
Según Jacobo de la Pezuela el poblado se remonta al año 1571, en que Melchor de Rojas fundó el Hato de San Felipe y seguidamente los corrales de Cangre, Guamá, Pinar del Río y Cabezas.
El 11 de abril de 1578 el Cabildo de La Habana concedió a Francisco de Rojas la mercedación de Río Feo, más tarde se refundó el 29 de agosto del mismo año bajo el nombre de San Mateo.
El 19 de julio de 1641 el propio Cabildo de La Habana concedió a Luis Rizo el asiento denominado Pinar del Río, pero al igual que los anteriores no se cumplieron las condiciones del contrato, por ello, en 1653 las haciendas San Mateo, Santa Rita de Cangre y Taironas aparecen en propiedad de Ana de Hevia. La creación de la ermita rustica de San Rosendo concentra población.
Consta en los documentos de la catedral de Pinar del Río el registro del bautizo efectuado el domingo dos de agosto de 1699 por el sacerdote católico Simón de la Torre del niño Joseph Tomás, hijo legítimo de Lázaro, moreno libre y natural de Jamaica, y Tomasa, india y natural de La Habana, cuyos apellidos resultan ilegibles.
El criterio más consistente sobre el tema de la existencia del poblado afirma que, este ya estaba formado en 1750 y se trasladaba a la parte más alta, donde se encuentra en la actualidad el Parque de la Independencia, así consta en la documentación dirigida por las autoridades de la Jurisdicción al Capitán General de la Isla en 1858. Desde 1863 se solicita a la reina Isabel Segunda el otorgamiento del Título de Ciudad, denegado en ese año y en 1865, hasta que el 10 de septiembre de 1867 se expide por Real Decreto tan distinguido Título considerado una gracia especial, noticia que se conoció a mediados de octubre.
En 1841 se fundó la Empresa de Vapores de Bustamante, Cajigal y Compañía realizándose a partir de ese periodo trabajos de acondicionamiento, construcción de muelles y almacenes en el embarcadero de La Coloma. En 1843 daría paso a la Empresa de Fomento y Navegación del Sur, siendo socio además de Bustamante y Cajigal, Joaquín Gómez, como uno de los principales accionistas.
En 1863 Jacobo de la Pezuela definió a La Coloma como caserío marítimo, con una población de 45 personas, de ellos ocho esclavos y 31 habitantes blancos. Existía un muelle y dos almacenes, con funciones a la vez de tienda mixta, panadería y otras dependencias, así como seis viviendas.
El territorio se convierte en un centro de comunicaciones con numerosos viales que se dirigen en dirección a los valles intramontanos, los embarcaderos, las áreas de producción tabacaleras y los principales poblados. Desde finales de la década del ‘20 se había organizado el servicio de correos, mejorado en décadas posteriores y el telégrafo daba servicios desde los años del ‘70. Entre los hechos más notorios de la segunda mitad del siglo XIX se encuentran el establecimiento de la electricidad en 1893 y el arribo del Ferrocarril del oeste a la ciudad, el 15 de abril de 1894, marcando un hito en las comunicaciones.
LUCHA POR LA INDEPENDENCIA EN EL TERRITORIO
Durante la Guerra de los 10 años el territorio se convierte en un escenario de conatos conspirativos, se encarcelan sistemáticamente a personas por oponerse al régimen colonial y se realizan constantes procesos contra todos los sospechosos. Los batallones de voluntarios de La Habana hacen acto de presencia en Pinar del Río con la finalidad de mantener la estabilidad política y garantizar los intereses económicos de los fabricantes de tabaco y otros poderosos propietarios radicados en la capital.
Durante los preparativos martianos en los años 1893 y 1894 llegan a la ciudad de Pinar del Río, varias figuras independentistas con la finalidad de conocer la situación de los conspiradores de la región. Juan Gualberto Gómez y Gerardo Castellanos fueron los más representativos, mientras que la farmacia Santa Rita se convertía en centro de la conspiración.
Hacia el municipio cabecera fueron trasladadas armas con la finalidad de alzarse el 24 de febrero. Una parte de ellas fueron escondidas en el barrio de Las Ovas por Nemesio Azcuy y Eduardo Bernal Piloto.
Entre los días 23 y 24 de octubre se producen tres alzamientos simultáneos en varios lugares de la provincia: en San Juan y Martínez, en Guane y en La Ceniza, cerca de la ciudad de Pinar del Río, donde Miguel Blanco Gómez encabezó un pronunciamiento que no pudo consolidarse, cuando fueron sorprendidos por las fuerzas españolas.
El 17 de enero de 1896 se produce en Las Taironas, en las inmediaciones de la ciudad, uno de los principales combates del Lugarteniente General Antonio Maceo durante la Invasión a Occidente, que constituyó una victoria para las fuerzas cubanas y posibilitó seguir el avance a los municipios más occidentales.
El ejército español fortificó las principales aéreas de producción cercanas a la ciudad. Un sistema de fortines garantizaba el domino de la calzada de La Coloma, desde los predios de la urbe provincial hasta el embarcadero.
Desde 1897, en reiteradas ocasiones, se realizan importantes incursiones de unidades cubanas al territorio. Las de mayor significación fueron: el tres de enero de 1897 en Punta de Palma se efectúa un combate con fuerzas españolas de San Quintín. El caserío de Las Ovas fue asaltado en varias oportunidades durante los años 1897 y 1898. En octubre de 1897 se combate en los barrios de Cabezas y El Cangre. Ataques sistemáticos al Hoyo de Guama. El cuatro de enero una tropa cubana sostuvo fuego en el veguerío de Ajiconal y extraen 19 bueyes de un corral inmediato. En Paso Viejo se sostuvo fuego con una guerrilla y se ocupan 15 reses del campo enemigo.
En 1897 la urbe pinareña era una fortaleza. En ella se concentraban un considerable número de personas que se sentían como prisioneros entre alambradas y fortines. Iniciada la reconcentración se agudiza en extremo la aglomeración. Durante los años 1897 y 1898 la viruela y el paludismo traen las peores consecuencias y la falta de alimentos y medicinas contribuyeron a la proliferación de las epidemias. En total fallecieron entre 1895 y 1898 en la ciudad 5 951 personas civiles y 712 militares.
El 28 de noviembre de 1898 las tropas al mando del coronel Juan M. Pinillas abandonaron la urbe concluyendo la dominación española en la provincia. Ese mismo día hicieron entrada en la ciudad las tropas cubanas bajo la jefatura del general Juan Lorente de la Rosa.
El 12 de diciembre llegaron las tropas estadounidenses dirigidas por el brigadier George A. Davis, quienes toman oficialmente posesión de Pinar del Río el 14 de diciembre.
PRIMERA OCUPACIÓN NORTEAMERICANA
El brigadier George A. Davis sería el oficial designado por los interventores como máxima autoridad provincial, jefe de uno de los sietes departamentos militares organizados en aquellas circunstancias.
Desde un primer momento los ocupantes destituyeron funcionarios y nombraron otros, mientras algunos renunciaron a sus responsabilidades como protesta ante la injerencia estadounidense. De esa forma comenzó el periodo de ocupación militar en Pinar del Río. Designaron a un notable vueltabajero, Guillermo Dolz, para el cargo de gobernador civil, quien después sería sustituido por otro hijo de esta región, Joaquín Quilez Gaspar. Además, fueron nombrados los 15 alcaldes municipales y otras autoridades locales. En Pinar del Río fueron nombrados Leopoldo Sánchez y César Lancis García Fernández.
PERIODO NEOCOLONIAL
Desde los primeros años de la república neocolonial en el municipio se experimentó una intensa lucha por el poder entre los partidos políticos. Primero entre liberales y conservadores hasta la Revolución del ‘30 y después entre las agrupaciones políticas que se formaron a partir de esa década.
En las elecciones municipales del primero de junio de 1901 fue electo alcalde de la ciudad el licenciado Alfredo Porta Roja, quien toma posesión de su cargo el primero de julio de 1901, reelecto el primero de agosto de 1908 y el primero de noviembre 1912, para extender su mandato hasta 1916, cuando sería elegido senador por la provincia.
El sucesor fue Juan M. Cabada del Haya, quien se mantuvo hasta 1932. En esa fecha asumiría Francisco Sarmiento hasta la caída de Gerardo Machado al año siguiente. Entre 1933 y 1935 fue designado Octavio Valdés Pintado. En las elecciones de 1936 se eligió a Agapito Guerra, reelecto en 1940 hasta 1944 cuando gana los comicios Francisco Sánchez González, político que se mantuvo al frente de la alcaldía hasta el triunfo de la Revolución.
En las primeras décadas del siglo XX los conflictos como la Guerrita de Agosto de 1906, que condiciono la segunda ocupación militar de Estados Unidos en Cuba, los daños de los constantes ciclones y tormentas tropicales y las malas cosechas complicaron la vida de los pinareños.
A ello se une la explosión del cuartel de la Guardia Rural en la ciudad ocurrida el 18 de mayo de 1910, con un total de 77 muertos y 145 heridos. Aquel terrible accidente enlutó a los habitantes, y el hecho quedó registrado como el mayor suceso de esta índole en la historia de la provincia.
La producción tabacalera experimentó un crecimiento, estimulada por la demanda en el mercado internacional, pero era controlada por los consorcios yanquis que obtenían lucrativas ganancias. El verdadero protagonista fue el campesino pobre, el veguero, que, sin recursos, vivienda, animales de trabajo ni semillas de calidad, realizó la gran obra de activar la producción.
En la ciudad, en la esfera comercial surge un considerable número de pequeños comercios, bodegas, tiendas mixtas y almacenes. Al igual que hoteles, fondas y centros comerciales que constituían la viva imagen del subdesarrollo impuesto, aumentado este por el imperialismo.
Lucio Garay y Juan Montes unieron sus esfuerzos para dedicarse a la producción de refrescos y licores, de esa sociedad nació en 1906 La Pinareña, aunque ambos socios tomaron caminos diferentes a partir de 1907 continuando Montes con la pequeña industria dedicada a los refrescos y jugos de gran impacto local conocida popularmente como La Jupiña.
Otro ejemplo de las pequeñas industrias fue la fábrica de guayabita del pinar, licor obtenido artesanalmente desde finales del siglo XIX. En 1904 Lucio Garay la inscribe con el nombre de La Occidental, adquiriendo fama el licor llamado guayabita. En la década del ‘30 la familia Ferro funda la fábrica La Conchita con producciones diversas a partir de frutas y vegetales.
Las altas y bajas de la producción y los precios del tabaco afectaron considerablemente al sector campesino durante todo el periodo de la república neocolonial. En 1940 la provincia tuvo una manufacturación de 20 383 988 millones de libras de tabaco y el municipio cabecera promedió 3.8 millones, superado solamente por Consolación del Sur, y aunque disminuyo a 3.4 millones de libras en 1943 se mantuvo entre los de mayor rendimiento.
Según el censo de 1953, la producción tabacalera en el municipio ascendía a más de 3 740 000 pesos, superada por San Juan y Martínez y San Luis, que son los de mayor rendimiento tabacalero en la provincia.
El municipio constituyó uno de los territorios vueltabajeros donde se manifestaban de forma más visible los niveles de pobreza, con la mayor concentración de habitantes por términos municipales, escasas fuentes de empleos y una dependencia de los resultados productivos en el campo y en la actividad de los servicios, con ingresos por debajo de la media nacional.
La falta de acueducto, sistema de alcantarillado y arreglo de las calles, junto a la poca higiene en la capital provincial y otros poblados se reflejaba en la prensa, incluso entre los periódicos más conservadores. Las autoridades poco podían hacer y la atención a las exigencias populares se solucionaba con promesas y discursos demagógicos.
El estado del hospital provincial en 1948 se fue agravando, a tal punto de permanecer en el mismo local desde el periodo colonial, en el que se destinaba para la alimentación de los enfermos 35 centavos por persona, considerándose un matadero humano. No fue hasta 1950 que finalmente se inauguró el nuevo hospital provincial llamado León Cuervo Rubio.
En el trimestre de mayo a julio de 1945 fueron atendidos 440 casos de sífilis y 37 de lepra, así como otras enfermedades propias, creándose en ese año en la ciudad el dispensario para la atención a la lepra. En la zona de Guanito se inauguró el 27 de mayo de 1948 el hospital para enfermos tuberculosos con el nombre de Pilar San Martín, con serias limitaciones en el sistema de acueducto.
La población rural tenía una situación más difícil con la proliferación de numerosas enfermedades, el parasitismo, la nula atención a la maternidad, los nacimientos y la población infantil. No existía ningún hospital para atender a enfermos de manera que proliferaban el raquitismo, la poliomielitis, al tiempo que se producía una gran mortalidad infantil antes del quinto año de nacido por gastroenteritis.
La tasa de mortalidad infantil por cada mil nacidos vivos en el municipio al final de la república neocolonial oscilaba entre 60 y 80 defunciones.
En la esfera educacional finalizando la dominación española en el municipio existían 10 escuelas públicas, seis en la ciudad y cuatro en zonas rurales ubicadas en Las Ovas, Cabeza, Taironas y Río Sequito. La cantidad de maestros estaba en correspondencia con el número de escuelas.
Los intervencionistas estadounidenses hicieron una aparatosa propaganda sobre la educación, abrieron escuelas y dictaron una orden militar sobre la enseñanza que se hacía obligatoria desde los seis a los 14 años edad y se daban amplias facultades a los alcaldes que fungirían como presidentes de la Junta de Educación.
En el censo de 1907 se precisó que el 39, 8 por ciento de la población no sabía leer ni escribir, concentrándose las escuelas en las áreas urbanas. En el campo fueron surgiendo algunos centros donde trabajaban personas formados en la Escuela Normal para Maestros, que por las limitaciones de los presupuestos no podía evitar el aumento del analfabetismo. En el año 1931 durante el gobierno de Machado la cifra de analfabetos en el municipio ascendía a un 45,15 por ciento de la población.
La situación anterior continuó expresándose durante la dictadura de Fulgencio Batista desde 1952 hasta 1958, pues en la población de cinco a 24 años, compuesta por 41 979 habitantes, asistían a la escuela 16 118, equivalente al 38,4 por ciento y no lo hacen 25 861 para un 61,6.
En el periodo proliferaron los barrios insalubres y entre los más conocidos se encontraban Rancho Grande, El Cartucho y La Jía, en este último vivían 92 familias con una población de 462 habitantes. El ingreso promedio por núcleos era de 0.47 a 0.57 centavos.
La respuesta de los pinareños se materializó con la creación del Comité Todo por Pinar del Rio el 26 de noviembre de 1941, que movilizó al pueblo para lograr cambios de higienización y diversas obras de beneficio social.
LUCHAS REVOLUCIONARIAS
Las luchas revolucionarias en las primeras décadas del siglo XX tienen en los estudiantes y el movimiento obrero sus máximos exponentes.
La clase obrera, sobre todo los trabajadores del comercio y los servicios, realizaron indistintamente huelgas y manifestaciones en defensa de sus derechos, creando tensas situaciones en la ciudad de Pinar del Río.
Julio Antonio Mella se graduó en septiembre de 1921 en el Instituto de Segunda Enseñanza de Pinar del Río. Antonio Guiteras entre 1922 y 1923 participa en una huelga que paralizó ese plantel. Como antimperialista condena enérgicamente las agresiones y la injerencia de Crowder en los asuntos cubanos y la Enmienda Platt.
El ocho de agosto de 1931 en Pinar del Río se alzan en armas contra Machado un grupo de seguidores de los partidos opositores y jóvenes honestos en Ceja del Negro. El día 12 se baten en combate desigual con el ejército, como resultado mueren en la acción o son asesinados 17 hijos humildes del pueblo vueltabajero. En El Pedregal, lugar cercano a la ciudad de Pinar del Río, se alzaría otro grupo dirigido por Santos Valdés. Las víctimas fatales de aquellos hechos sumaron alrededor de 51 en toda la provincia. Tony Guiteras creó el Directorio Estudiantil Universitario (DEU) contra el gobierno de Machado y movilizó a los estudiantes contra la prórroga de poderes.
La participación en la huelga que puso fin a la dictadura en agosto de 1933, y todas las acciones posteriores reflejaban un aumento de papel de las fuerzas populares en el territorio. Las campañas de solidaridad con la república española, la solidaridad con la URRS durante la Segunda Guerra Mundial y los aportes sistemáticos de recursos para el frente de lucha fueron expresiones cotidianas en Pinar del Río.
Desde el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 se producen en la ciudad acciones de condena. La primera de ellas se realiza el 27 de noviembre en el teatro Milanés que cuenta con la presencia de Rafael García Bárcena, máximo dirigente del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), y Armando Hart Dávalos.
Fidel Castro, acompañado por Israel García y otras personas, se reúne en los altos del garaje La Llave para evaluar la organización del movimiento y valorar las posibilidades que ofrece el cuartel del regimiento Rius Rivera para un ataque por sorpresa. Fidel también visita La Coloma donde se analiza la posibilidad del arribo de expediciones de armas del extranjero.
En los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes un total de 16 muertos eran de la provincia de Pinar del Río y dos de ellos del municipio: José Antonio Labrador y Lázaro Hernández Arroyo.
Durante el mes de junio de 1955 comenzó en la provincia el trabajo para organizar las células del Movimiento Revolucionario 26 de Julio y en los primeros días del mes de agosto quedó integrada la primera dirección municipal. Desde ese momento se intensifican las acciones contra la dictadura y un número considerable de compañeros son asesinados.
El 30 de noviembre de 1956 jóvenes pinareños se alzaron en la zona de Ceja del Negro para apoyar el desembarco del Granma. Otro contingente lo hace en el territorio de Minas de Matahambre.
En 1956 se crea el Directorio Revolucionario en el municipio y entre las acciones de mayor relevancia se encuentra la participación de un grupo de jóvenes en el asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957, donde caen combatiendo o son asesinados en horas posteriores 12 pinareños.
La fuerza que adquieren en el municipio las huelgas por la muerte de Frank País en agosto de 1957, la del nueve de abril de 1958 y las numerosas acciones contra la dictadura en la ciudad y los barrios del territorio demostraban el carácter popular del movimiento revolucionario y su fortalecimiento, a pesar de la represión. Desde la ciudad se apoyó sistemáticamente con hombres, armas y otros recursos al Frente Guerrillero de Pinar del Río.
REVOLUCIÓN EN EL PODER
El primero de enero de 1959, a raíz de la huida del tirano Fulgencio Batista, el pueblo pinareño, al igual que todo el resto del país, celebra el triunfo de la Revolución en las calles. Las fuerzas del Frente Guerrillero ocupan la ciudad apoyados por milicias revolucionarias de la clandestinidad. Ante el empuje popular se rinden los cuarteles, se ocupan las dependencias del estado, la policía, la cárcel y se rinden las tropas acantonadas en el regimiento Rius Rivera. Se instauran en el poder las fuerzas revolucionarias.
El 17 de enero de 1959 Fidel hace su entrada en la ciudad y le habla al pueblo.
Numerosas medidas de carácter popular y de beneficio económico social se realizan inmediatamente, se confiscan bienes malversados y se someten a juicios a los asesinos de la dictadura, entre otras. Durante el año 1959 se producen varias visitas de Fidel y otros dirigentes para impulsar las transformaciones revolucionarias, entre ellas, la aplicación de la reforma agraria, en un territorio donde los terratenientes tenían un estricto dominio sobre grandes extensiones de tierras.
TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES
Con la reforma agraria en el municipio de Pinar del Río se crean tres granjas del pueblo: Manuel Ascunce Domenech, Enrique Troncoso y San Vicente. Posteriormente se inaugura la zona de desarrollo agrario del municipio pertenece a la zona PR1, que comprendía los territorios de Pinar del Río, San Luis, Viñales y Consolación del Sur. Contaba con un área de 30 625, 25 caballerías, distribuidas en cooperativas, de las cuales 29 producían tabaco y unos frutos menores y vegetales. Contaba con 40 tiendas del pueblo.
Para la Campaña de Alfabetización se realiza un estudio de la situación en zonas urbanas y rurales, dividiéndose la ciudad en áreas, instruyéndose en las viviendas y en centros de enseñanza, mientras en el campo se crearon cuatro áreas con campamentos. La campaña concluyó el 16 de diciembre de 1961. En la ciudad se alfabetizaron 5 490 personas, en La Coloma 483 y en la zona rural del municipio 9 990.
En la esfera de la Salud se produce una profunda revolución inmediatamente, con las campañas de vacunación y la atención priorizada en todos los lugares del municipio. Se aumentan los presupuestos y la atención a las instituciones del sector, tanto al hospital León Cuervo Rubio como al Materno Infantil.
El 28 de julio de 1963 es creada la Dirección Municipal del PURSC, y el nueve de noviembre de 1965 se efectúa la asamblea de balance y ratificación o renovación de mandatos del PCC, donde se elige el Comité Municipal del Partido y el presidente de la Administración Local.
En el periodo se acentúan las industrias La Conchita con variadas producciones para el mercado nacional y la exportación de diferentes productos como el casco de guayaba, el coco rallado y la barra de guayaba mechada y la empacadora de La Coloma con una producción fundamental de bonito y langosta para la exportación y la distribución nacional.
Eran reconocidas por sus producciones la fábrica de refrescos La Jupiña de distribución nacional, la de licores Garay que además de rones fabricaba la guayabita del pinar para la exportación y distribución nacional.
Con la aplicación de la segunda Ley de Reforma Agraria se intervienen varias fincas como La Guapa, en el kilómetro 14 de la carretera a La Coloma; La Guabina, en el nueve de la carretera Luis Lazo; La Lopetegui, en el ocho de la carretera a La Coloma; y Punta de Palma, en la zona de igual nombre. La mayoría de estas tierras se nacionalizan y se entregan a la zona de desarrollo agrario.
El municipio hasta 1986 tenía 27 cooperativas de créditos y servicios con 209,2 caballerías que generalmente se dedican al cultivo de tabaco.
A partir del año 1973 hay un auge en la industrialización y se construyen una pasteurizadora con capacidad para 45 000 litros de leche diarios; las fábricas de barquillos, de baldosas, dos para hielo y de galletas; una planta de oxígeno; un frigorífico para la Pesca y el Combinado Lácteo, una de las obras más grandes de la provincia.
El periodo especial determinó la reducción drástica de los niveles de la actividad económica del territorio, sobre todo en la producción agropecuaria, la industria y en la esfera de los servicios, manifestándose una recuperación a partir de 1994. A pesar de la delicada situación continuaron en ascenso planes estratégicos de la Revolución en diferentes ramas.
Así lo expresan los datos en materia educacional del año 2021 con una matrícula de 27 257 estudiantes, 5 521 docentes, 126 centros de enseñanza distribuidos en 19 círculos infantiles, 81 escuelas primarias, 10 secundarias básicas, tres institutos preuniversitarios, cuatro centros mixtos y nueve de otras enseñanzas.
El presupuesto municipal destina actualmente más del 76 por ciento de su ejecución a la Salud, Educación y la Asistencia Social. Tiene una red de cuatro policlínicos y 120 consultorios médicos de la familia para la atención primaria, varias casas de abuelos y radican los hospitales provinciales y otras instituciones de la Salud.
El municipio Pinar del Río en el 2021 tiene más de 1 000 profesionales de la Salud prestando servicios en unos 30 países como parte de las misiones médicas y las brigadas Henry Reeve y apoyo a otros territorios.
Desde el 2020 se presta esmerada atención al enfrentamiento de la pandemia de la COVID-19 creándose en el municipio las condiciones para los protocolos de hospitalización y la activación de grupos de trabajo para el combate al virus. El programa energético en Pinar del Río en la primera década del siglo XXI, impulsado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, tuvo en el municipio uno de los escenarios priorizados eliminándose los apagones, habituales en el periodo especial y elevándose la cantidad y calidad de la transmisión y distribución de la energía.