Unión Panamericana y Tumaco son dos ciudades colombianas con un alto peligro por el fallecimiento masivo de su población producto a la infección por Covid 19.
En Unión Panamericana viven cerca de 10 000 personas. Ubicada en el departamento de Chocó, al noroeste de Colombia, se había mantenido libre de la pandemia hasta mediados de abril. Luego, cuatro casos fueron confirmados, de los cuales tres resultaron muertos.
Algo más al sur, en el departamento de Nariño, Tumaco es significativamente más poblado: más de 200 000 mil habitantes. Allí contabilizaron unos 100 contagios hasta el 7 de mayo, 40 de ellos aparecieron en un solo día. Para atender a los enfermos la ciudad cuenta con solo dos hospitales, cuyas camas y ventiladores comienzan a escasear.
Ambas tienen algo en común: según cuentan las autoridades de las dos pequeñas ciudades, la población no esperaba el golpe pandémico y las medidas para prevenir el contagio del coronavirus SARS-CoV-2 tardaron en ser acatadas.
El alcalde de Unión Panamericana, Óscar Rengifo, dijo al periódico nacional El Tiempo que parte del problema se debe a que los habitantes deben salir de la ciudad para acceder a cierta clase de servicios, lo que dificulta el acatamiento estricto de las normas sanitarias.
De forma similar se pronunció María Emilsen Angulo, la alcaldesa tumaqueña. «Esto va a seguir aumentando, tenemos que seguirnos preparando para esto», sostuvo y lamentó la «irresponsabilidad» de la gente que no respeta el aislamiento social.
Sin agua potable, con un solo centro de salud sin respiradores artificiales entre otros recursos necesarios para la pandemia, y con una pobreza de 98%, según el Índice de Pobreza Multidimensional de la ONU (que incluye condiciones sanitarias, saneamiento y electricidad), el alcalde de Unión Panamericana ha reconocido la dificultad en administrar la situación en condiciones tan precarias.
En su ciudad hay solamente dos médicos, nueve enfermeras, un bacteriólogo y su auxiliar, que son quienes se encargan del único centro médico disponible. Los contagiados deben trasladarse a hospitales de otras localidades. Asimismo, la mayoría de los habitantes vive en casas de pocas habitaciones con más de cinco personas; aislar al enfermo es una tarea casi imposible de llevar a cabo.
Mientras tanto, en Tumaco la alcaldesa se manifestó preocupada por el arribo del virus a las zonas rurales y la incapacidad local de atender todos los casos. «Claramente, lo que hagamos no va a ser suficiente», expresó.
Buena parte de los panamericanos, a falta de servicios locales como bancos y supermercados, deben trasladarse a otras localidades a donde el virus, por ahora, no ha llegado, como las ciudades vecinas Taidó e Itsemina, a 30 minutos en auto de allí. En esos sitios, los vecinos ya han comenzado a mirar con desconfianza sus visitas y, según explica Rengifo, las personas tienen mucho temor a ser relacionadas con la enfermedad por miedo al estigma.
«La incertidumbre es inmensa. Quienes han estado alrededor del positivo no quieren que les tomen las muestras porque temen que salga positivo», subrayó Rengifo.
De hecho, admitió que, salvo por quienes trasladaron a los enfermos en ambulancia y los empleados del centro médico, «a nadie más en el municipio se le han hecho muestras». Dijo que «conseguir las pruebas es muy difícil», y que no saben cuántos contagios efectivamente puede haber en Unión Panamericana.
Por otra parte, el doctor en Economía Ambiental Luis Alfonso Escobar, conocido por haber presidido el plan de saneamiento y energía Todos Somos Pazcífico en Colombia, hizo una de las críticas más contundentes a la Alcaldía de Tumaco y pidió más control.
«No hay control, Tumaco es un caso fallido de articulación institucional en los tres niveles del Gobierno, sumado al desconocimiento y la baja cultura ciudadana», manifestó el líder, y exhortó a la Administración decretar un Estado de emergencia para la localidad de la que es oriundo.