Casi a la salida del pueblo de San Juan y Martínez está ubicada la escuela especial Alfonso Valdés Cabrera. En ella, 53 niños con discapacidad intelectual son atendidos según sus necesidades educativas.
Los maestros trabajan por una educación inclusiva, que atienda a la diversidad, y en la que se promueva la igualdad de oportunidades. Fomentan, de igual modo, el desarrollo integral de los estudiantes con necesidades especiales, ayudándolos a alcanzar su máximo potencial, según refieren en una publicación en su página institucional de Facebook, con motivo de la celebración el cuatro de enero pasado, del aniversario 63 de la creación de la Enseñanza Especial.
Con el principio de que todos tienen derecho a una educación de calidad, sus docentes se esfuerzan para enseñar, cada día, a sus alumnos con amor, paciencia y cariño, tres condiciones indispensables en esta labor.
Judith Pacheco Ramos, graduada de la especialidad de Logopedia, es desde el mes de septiembre la directora del centro. “Acogemos a niños con discapacidad intelectual leve, moderada y moderada agravada, también otros con autismo, aunque a criterio de la familia pueden permanecer aquí o asistir a una escuela primaria, según prefieran. El sistema de Educación les abre las puertas en todas sus instituciones de la Enseñanza Primaria, refiere la joven.
“Aquí están hasta su noveno grado. Después pasan un ciclo complementario, en el que vienen dos o tres veces a la semana a ejercer alguna actividad de preparación laboral, cuando lo concluyen y arriban a la edad de 17 años se vinculan a convenios familiares, con campesinos, carpinteros, y las niñas pueden ejercer oficios para los que tengan aptitudes”, explicó.
De los 53 estudiantes, 13 permanecen internos, pues residen en comunidades alejadas como Río Seco, Las Maravillas y Punta de Cartas, incluso, varios de ellos pertenecen a municipios aledaños como Guane y San Luis.
Además, seis niños se atienden con carácter ambulatorio. Dos maestras tienen la responsabilidad de ir hasta sus casas e impartirles docencia allí.
FRENTE A LAS AULAS
María Caridad Ramis Hernández está en las aulas hace ya 17 años, y siempre ha trabajado en la Enseñanza Especial. Antes laboraba en Guane, desde hace cinco años presta servicios en la “Alfonso Valdés”. Este curso se ha mantenido con el grupo de séptimo grado, integrado por cinco niños preciosos que se ponen de pie en cuanto llega la visita, saludan y se despiden con simpatía y respeto.
Lorena y Lázaro son dos de sus estudiantes, un poco apenados con quienes no conocen, responden cada pregunta con una risa disimulada.
Lázaro, que es grande y fuerte, ha explicado que los fines de semana ayuda a su padrastro a hacer carbón, para que su mamá no tenga que pasar trabajo ni cocinar con leña, porque él la quiere mucho y no desea que tenga olor a humo. Así, de detalles, son estos niños.
La maestra María Caridad aclara que en su grupo tiene dos alumnos con discapacidad intelectual moderada, dos leve y uno con moderada con agravante, razón por la que debe prepararse constantemente con los programas que tiene para ello, pues cada uno lleva una diferenciación.
“Tenemos guías de apoyo. Se hace un diagnóstico, y en función de ello vamos trazando estrategias que van encaminadas a sus necesidades y también a la familia, las cuales juegan un rol importantísimo en la atención a sus hijos”.
Refiere la directora que siempre que se convoca a la familia para trabajos voluntarios asisten y ayudan a mantener la escuela con las condiciones que hoy muestra: pintada, limpia, bonita, tranquila, pero no es solo eso.
La institución organiza escuelas de educación familiar, en las que se orientan a los padres sobre cómo tratar y educar a los niños. “La psicopedagoga del centro determina el tema a trabajar con ellos y se les imparte, de manera que desde la casa puedan apoyar el trabajo que hacemos aquí”, refiere la maestra.
“Pero no es solo prepararse para una clase. El maestro de la Enseñanza Especial debe tener una dosis de amor, de cariño. Aquí no se trabaja si no es con paciencia. Muchos son niños hiperactivos, que necesitan tomar medicamentos para estar tranquilos, para concentrarse. Quizás en una escuela primaria hoy enseñas que dos más dos es cuatro y al otro día lo recuerdan, pero ellos no; es muy probable que al otro día ni siquiera sepan que dieron ese contenido.
“Entonces uno tiene que estar preparado para eso sin perder la paciencia, porque lamentablemente, varios de ellos, el mayor cariño que reciben lo tienen aquí en la escuela, pues a veces provienen de núcleo familiares disfuncionales”, comenta la muchacha.
Es su deseo que se tomara más en cuenta a la Enseñanza Especial. “Hasta aquí llegan donativos de distintas partes, los campesinos sanjuaneros nos ayudan, pero no es solo eso. Hay que tener una mirada más integral y traer hasta acá actividades para los niños, proyectos, y llevarlos a ellos también. Que se nos acerquen otras cosas que pueden ser beneficiosas para su desarrollo y que a ellos los motiva tremendamente. En ocasiones se necesita ese acompañamiento, que nos digan ¿qué hace falta, en qué podemos ayudar?”.
EL RELEVO JOVEN
En el aula continua de sexto grado está Yanela Jaime Barrios, una joven recién graduada de educación Especial, para quien es un reto diario su preparación como maestra.
“Cada asignatura es diferente, y ellos también requieren métodos distintos. Se trata de una diversidad de alumnos que te exige consagrar horas al estudio en la casa, más allá de las que uno dedica a la preparación metodológica”.
Además, le complace el cariño que tiene de vuelta. “Ellos son todos muy buenos”, asegura.
Rosabel Ponciano Peña organizaba a sus muchachos de segundo y tercer grados para ir a almorzar. Está en este centro desde que terminó en la escuela pedagógica, hizo sus prácticas y ya se graduó como licenciada en Educación Especial. Son su responsabilidad siete alumnos, de los cuales tres tienen discapacidad moderada y cuatro leve.
“Los moderados llevan más apoyo del maestro y también de la familia; los contenidos deben ser impartidos con mucho rigor y se hace complejo, pero siempre con amor, poco a poco”.
EL TRABAJO PSICOPEDAGOGO
Olga Roque Hernández, psicopedagoga de la “Alfonso Valdés”, precisa que la atención a los niños es directa, sobre todo, con aquellos que tienen más necesidades educativas especiales, y es indirecta cuando se dan las orientaciones al maestro para que trabaje con ellos en la clase.
De forma general, todos los niños reciben atención psicopedagógica, porque tienen afectados diferentes procesos cognoscitivos como la atención, la memoria y el pensamiento.
“Integramos la comisión de apoyo diagnóstico junto a otros miembros y la directora, que es quien la preside. En nosotros recae la tarea de reevaluar a los niños que están aquí en la escuela, a los ambulatorios e igualmente a aquellos que están insertados en la Enseñanza Regular, a partir de un cronograma que se hace”, puntualizó.
En el orden estructural, esencial también para el correcto funcionamiento del centro, no está completo el mobiliario, fundamentalmente faltan pupitres en las aulas, en tanto no presentan dificultades con la base material de estudio ni la de vida.
Cuentan con todos los maestros, aunque no disponen en la plantilla de las auxiliares pedagógicas necesarias, ni personal de apoyo y administrativo suficiente.
“Una vez al mes, la psiquiatra los visita y de conjunto con la psicopedagoga evalúan a los niños según el diagnóstico y alteraciones en el comportamiento que puedan tener. En función de ello, la especialista da orientaciones de manejo o se reajusta algún medicamento. Aunque en los últimos tiempos, varios fármacos han estado en falta y ello ha perjudicado la estabilidad de los niños y su asistencia a la escuela”, acota su directora.
En las noches permanecen de guardia un docente y un representante del consejo de dirección. Las más difíciles son aquellas en las que se va la corriente, pues carecen de lámparas recargables o cualquier otro dispositivo que les permita alumbrarse.
La “Alfonso Valdés Cabrera” es acogedora, justo lo que necesitan los niños con necesidades especiales, y aunque reciben una docencia ajustada a sus características, nada les complace más que tener allí el amor que precisan. Ese es su otro hogar.