El “Paquito González” es el parque de todos. Sin importar el grado de solvencia económica de las familias, todas acuden allí en algún momento en busca de un rato de esparcimiento para los infantes de la casa. No existe otra opción de su tipo en el municipio capital de la provincia, tan solo pequeños parques en algunas comunidades que, por su ubicación y disponibilidad de equipos, no sustituyen al otro.
Sin embargo, el popular parque infantil ya cuenta varios años de acentuado deterioro, un rasgo compartido con la mayoría de sus similares en la geografía provincial, pero que, en su caso, preocupa más por tratarse del principal del territorio.
Atracciones emblemáticas del lugar como las llamadas “estrellitas” o las “sillitas voladoras” han permanecido fuera de funcionamiento por largos años. Otras, como “los caballitos”, andan a duras penas, a fuerza de remiendos que no son la solución definitiva. También hay unos pocos equipos de propiedad no estatal, cuya demanda es incomparable con la de los aparatos tradicionales.
Sí, ya sabemos que corren tiempos hostiles en los que la distribución de alimento y combustible prácticamente acapara las prioridades de la gestión de Gobierno; que los recursos materiales y financieros son mínimos y, por tanto, deben ponerse en función -ante todo- de las necesidades más urgentes de la población. Pero, si lo pensamos bien, en el “Paquito González” pudieran explorarse algunas alternativas.
En primer lugar, hoy existe la posibilidad de aliarse a formas de gestión no estatal que permitan reunir los recursos necesarios para la inversión que requiere el parque. De hecho, en el municipio de San Juan y Martínez y en la comunidad Las Ovas, de Pinar del Río, ya existen experiencias al respecto, lo cual puede servir de objeto de estudio para el diseño de un proyecto ajustado a las características del “Paquito”.
Acceder a otras fuentes de financiamiento, mediante la concepción de un proyecto de desarrollo local, también constituye una opción viable, sobre todo si tenemos en cuenta que la provincia cuenta con varios profesionales capacitados en el tema.
Ese proyecto del que hablamos, venga de donde venga, tendría que ser muy bien pensado. Hay que cuidar aspectos esenciales como los precios, que tendrían que seguir siendo asequibles a toda la población, pues no valdría la pena contar con un parque de diversiones mejor, si la mayoría de los niños se vieran imposibilitados de asistir con cierta frecuencia.
Por otra parte, la inversión no tendría que encaminarse únicamente al remozamiento de lo que ya existe; sino que resultaría más conveniente pensar un parque donde, igualmente, se pueda disfrutar de un espectáculo o tener un almuerzo familiar… mucho pudiera soñarse.
Otras cuestiones, menos complejas, merecen ser revisadas, por ejemplo, los horarios en que presta servicios el parque y su oferta gastronómica. ¿No sería factible mantener las puertas abiertas en la tarde noche, un momento del día en el que ya no castiga el sol? ¿No pudiera garantizarse allí mayor variedad de confituras, sobre todo de las que se producen en la provincia?
El “Paquito González” necesita y puede representar una opción mejor para nuestros infantes y sus familias. Mas una tarea de tal magnitud, no puede ser exclusiva de la administración del parque y la Dirección Municipal de Comunales, sino que requiere del esfuerzo mancomunado de varias instituciones y organismos. Valdría la pena, al menos, intentarlo.