Llegan las vacaciones, y en las escuelas las diferentes enseñanzas cierran los ciclos, por tanto, una nueva etapa esperada y deseada se acerca, sobre todo para niños, adolescentes, jóvenes, y de forma general, para toda la familia.
Por supuesto, es un tiempo que se presta para relajar de los trajines diarios y también disfrutar, porque después de meses de estudio y trabajo el cuerpo y la mente lo merecen, pero ojo, porque para que sea fructífera no podemos obviar el papel que corresponde a la familia, sobre todo a la hora de enrumbar, dirigir y vigilar las actividades e iniciativas que se propongan los hijos.
Lo mejor de este tiempo es que se convierte en un momento especial para compartir en familia, y para esto ni siquiera se hace necesario asistir a un centro recreativo, lo mejor es volver a pasatiempos como los juegos de mesa y otros entretenimientos sanos que a lo largo de los años arrastra la idiosincrasia cubana.
Hoy, cuando la modernidad nos lleva de la mano de la tecnología, y un poco que nos aparta de la relaciones sociales directas, sería bueno aprovechar un buen juego de dominó, una lectura colectiva, el disfrute de una buena película y muchas otras ideas que acompañadas, por ejemplo, de un jugo de mango o piña harían el completo para un buen ambiente familiar y camaraderil.
Muchos pensarán que hablamos otro idioma, y es que sencillamente algunos se han hecho a la idea de que sin baile y bebidas alcohólicas no hay diversión. Y no es que vayamos a detractar las fiestas, porque cada cual es dueño de elegir y disfrutar a su manera, solo tratamos de recordar que hay otras formas.
También hacemos un llamado a la contención, a evitar que adolescentes anden por la calle con la botella de ron o cerveza, y el cigarro en mano, eso le corresponde a la familia. Es una obligación de padres y tutores de cuidar, proteger y educar a sus hijos.
Sabemos que la etapa actual es económicamente difícil, las carencias son muchas y que existen pocas oportunidades para el esparcimiento sano; sin embargo, defendemos que hay muchas opciones que se pueden validar en familia, porque lo importante radica en compartir y en aprovechar para fomentar valores.
Los muchachos estarán en los barrios. En estos espacios sería bueno articular y realizar acciones que contribuyan al esparcimiento, en eso pueden ayudar los agentes comunitarios y otros factores de la comunidad.
Lograr que sea un tiempo feliz y que se eviten desgracias es posible si todos los involucrados trabajan en ese sentido. Las instituciones recreativas, estatales o no, deben tomar sus precauciones, es inadmisible que permitan la entrada de menores de edad a centros nocturnos, también lo es que se dejen de tomar las medidas y que alguna persona entre con armas blancas en estos sitios.
Evitar los accidentes, igualmente puede ser posible. Es una etapa de vigilar a los más pequeños de la casa y supervisarlos de forma constante. Las piscinas, ríos y la playa son espacios recreativos, pero en ellos deben estar con adultos responsables.
Estos meses son más proclives al delito: buscar dinero fácil puede ser el concepto de algunas personas, por tanto, hace falta cerrar filas, y los padres de jóvenes y adolescentes estar al tanto. La edad de ellos puede prestarse para el experimento y para dejarse llevar por los «amigos».
Por último, insistir en el tema del abuso de las bebidas alcohólicas, y más cuando va ligado con el timón.
Pensamos que si autoridades, instituciones, entidades y la familia trabajan de conjunto, y cada cual realiza la función que le corresponde, podemos tener una etapa estival plena y llena de buenos recuerdos.