El Grupo Azucarero AZCUBA y su infraestructura productiva tiene potencial para contribuir a asegurar los alimentos que requiere el país en medio de la pandemia del nuevo coronavirus y sin que el bloqueo económico, financiero y comercial de EE.UU. haya cedido un ápice
Para ello, cuenta con 23 proyectos de desarrollo local y de cadenas productivas y de víveres relacionados con la industria del azúcar, señalaron especialistas del sector.
Añadieron que también dispone de 57 planes de investigación con universidades y 36 de encadenamiento con la economía nacional, aunque en todos los casos de lo que se trata, exactamente, es de combinar los intereses y las necesidades del país con las potencialidades de la agroindustria.
Los objetivos en ese sentido están contenidos en del Programa de Desarrollo Azucarero cubano hasta 2030, en el que sobresale el incremento de los ingresos por exportaciones y la sustitución de importaciones mediante la diversificación de las producciones
Igualmente estipula fortalecer los encadenamientos con la economía nacional, las entidades de ciencia, la inversión extranjera y la colaboración, en línea con el programa nacional de desarrollo económico y social y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU.
Establece la necesidad de un mayor uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones, así como las acciones del Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, conocido por Tarea Vida, la mecanización de la cosecha y el tiro de la caña, y la automatización e informatización de los procesos, entre otros aspectos.
Las ambiciosas proyecciones en el tiempo ni siquiera tienen un año de existencia, aunque están muy bien conectadas con las realidades nacionales, por el hecho de que ejecutivos de AZCUBA las presentaron en junio pasado en la XV edición del Congreso Internacional sobre Azúcar y Derivados, Diversificación 2019, efectuada en el Hotel Nacional de Cuba.
Más que azúcar como renglón exportable, la agroindustria de la caña es un sector estratégico, «por ser una fuente de alimento humano y animal, por el potencial de encadenamiento con la industria nacional, por ser la mayor fuente de biomasa para la generación de energía, porque crea empleos y además está fuertemente ligada a la identidad y cultura de la nación», destacó entonces Noel Casañas Lugo, vicepresidente del mencionado Grupo.
Los objetivos estratégicos en ese sentido concuerdan con la explotación al máximo de la tierra y los recursos disponibles, asuntos que centraron la atención de las tres reuniones territoriales, efectuadas recientemente en el oriente, centro y occidente del país, promovidas por José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba; y Salvador Valdés Mesa, vicepresidente de la República.
Machado Ventura dijo que debe actuarse en correspondencia con la organización y capacidad de respuesta con que se combate en Cuba la COVID-19 y se enfrenta, a la vez, la reducción de la disponibilidad de alimentos debido a la caída de las importaciones por el impacto de la pandemia en la economía mundial, además de las pérfidas intenciones del Gobierno de Estados Unidos que, en lugar de ocuparse de la grave situación interna provocada por la enfermedad, intenta aprovechar la oportunidad para provocar el colapso definitivo de la Revolución Cubana.
Valdés Mesa, al referirse a las paralizaciones de actividades en algunos sectores a causa del nuevo coronavirus, recalcó la importancia de reorientar con racionalidad la fuerza de trabajo hacia actividades de siembra, cultivo y cosecha, No se trata de movilizar por movilizar, sino que dé productividad. «Ahora hay que contratar todo y evitar los desvíos. Eso debe ser controlado por los gobiernos locales».