La producción nacional de alimentos deviene prioridad en una Cuba marcada por la presencia de la COVID-19, y solo será posible con la comprensión, apoyo y sentido diario de los campesinos, cooperativas y trabajadores que tienen la convicción de producir para el pueblo.
Así afirmó hoy Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de Agricultura, al intervenir en el programa televisivo Mesa Redonda, espacio desde el cual enumeró las fortalezas del sector y las principales medidas de cara a la epidemia.
Comentó que Cuba trabaja en la elaboración de un Plan de Seguridad Alimentaria y Educación Nutricional en el que participan ministerios, organizaciones nacionales e internacionales, y que en el mes de abril se someterá a aprobación.
En tiempos de COVID-19, se priorizan los cultivos decisivos en al autoabastecimiento, como la producción de arroz, frijoles, maíz, papas y las viandas, en especial el boniato, así como se fomenta la obtención de huevo y carne de cerdo, señaló.
También se opta por la agricultura urbana, suburbana y familiar -con unos 30 años de experiencia-, los cultivos de ciclo corto, y se intensifica el trabajo con los rubros exportables, como tabaco, café, cacao, carbón vegetal, de los que depende una parte de los ingresos para el desarrollo de la agricultura en el país.
El titular explicó que la campaña de primavera empezó en marzo y concluye en agosto, y que en ese contexto urge aprovechar el tiempo y al agua, así como intensificar la preparación de tierras, garantizar las semillas con calidad, y sembrar vegetales de verano, maíz, arroz, frijoles, y frutales tropicales que tributen a los mercados.
Otras directrices son el uso de bioproductos, aprovechar las tierras al máximo, poner producciones en todos los canteros, lograr que los más de 300 mil patios en el país puedan producir, intercalar los cultivos de ciclo corto con otros que demanden más tiempo, e incrementar las entregas de masa vegetal para la medicina natural.
De acuerdo con Rodríguez Rollero, la mayor de las Antillas cuenta con grandes fortalezas para asumir las medidas que demanda la situación actual, como la prioridad que concede el gobierno al sector, la elaboración de políticas, la existencia de unas cuatro mil 800 cooperativas agropecuarias y la concesión de incentivos a los productores.
Destacó en este sentido también el crecimiento anual en las inversiones, sobre todo en las destinadas al equipamiento y la mejora de la infraestructura, los cuales tributan al incremento de la producción y los servicios, y al establecimiento de un sistema de comercialización de insumos a nivel nacional, con cerca de 220 centros.
No obstante, reconoció que los insumos y tecnologías con los que cuentan los agricultores son insuficientes para poder transformar la tierra, que hay que trabajar para sustituir la mentalidad importadora por la exportadora, y que no se cumplen en la actualidad las demandas de la población desde el punto de vista agropecuario.
El ministro informó que el sistema agropecuario de la Isla trabaja con 6.4 millones de hectáreas, y que dos millones de estas son destinadas para la siembra de cultivos que sirvan de alimento a la población.
Dijo también que desde el 2008 se entregan las tierras estatales ociosas en usufructo, y que, como parte de esa estrategia, ya han sido otorgadas dos millones 300 mil hectáreas de tierra.
Al concluir, anunció que le han entregado al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social unas nueve mil plazas disponibles en la agricultura para apoyar labores en la situación actual.