La promoción es una de las áreas más importantes que, desde la creación, incide en los procesos culturales. Sobre esa disciplina en constante desarrollo dialéctico y didáctico estaremos reflexionando, teniendo en cuenta cómo se proyectan los procesos comunicacionales desde el sector de la cultura.
En cada municipio, centro, consejo y empresa existe un especialista que en la mayoría de los casos cumple con otras funciones institucionales. Diversidad de perfiles profesionales integran las más de 20 personas que conforman ese universo, provenientes de carreras como Estudios Socioculturales, Historia del Arte, Música, Bibliotecología y Ciencias de la Información, entre otras.
Durante muchos años, la función del promotor consistió en la actualización de las carteleras promocionales, la socialización con los medios de comunicación de la programación cultural y el vínculo o enlace entre las instituciones, los artistas y el público.
La aparición del internet en el sector marcó un nuevo derrotero en las maneras y formas de hacer. Los primeros sitios web y el nuevo escenario virtual facilitaron muchas opciones para comunicar, aunque es necesario decir que ambos espacios – físico y virtual- convivieron en feliz armonía durante el periodo. Carteleras, folletos, boletines y otros materiales en ambos soportes, se realizaban para tratar de cubrir las expectativas promocionales del territorio. Era muy común encontrar en todas las instituciones culturales el hoy casi desahuciado mural en formato de cartelera que, en síntesis de palabras, revelaba la programación semanal con su elenco artístico.
Hace dos años llegó con fuerza el internet corporativo a través de datos móviles y la revolución fue extraordinaria: una opción comunicacional que, de manera súbita, propició comunicar la realidad artística y cultural en el justo lugar y momento del acontecimiento, presentación o ensayo.
Pero, ¿estábamos preparados para asimilar el uso de la tecnología? ¿Teníamos los conocimientos sobre uso de redes sociales? ¿La tecnología estaba en manos de las personas indicadas? ¿Poseíamos conciencia en la responsabilidad de posicionar contenidos multimediales?
Todos estos cuestionamientos han sido tropiezos que aún están por responderse e incluso cuestionarse. Un considerable número de perfiles institucionales comenzaron a aparecer, de manera exagerada dentro de un mismo territorio (bibliotecas, museos, librerías, e incluso, departamentos adjuntos a las direcciones municipales de Cultura); cuestión que provocó un desacertado manejo comunicacional. Las personas desconocían totalmente la administración y uso de redes sociales y aspectos tan necesarios como los hashtags o etiquetas, las dimensiones y formatos de fotos y videos fueron obviados.
Paralelo a ello, varios artistas y agrupaciones como Titirivida, Vocal Universo, Toques del Río, Wil Campa, Teatro Rumbo, Alas, Polizonte, así como numerosos artistas visuales como José Luis Lorenzo, Yasser Curbelo y otros de manera individual han creado sus páginas y grupos en importantes redes sociales como Facebook, Instagram, Youtube, Telegram o WhatsApp, lo cual debe considerarse un aspecto positivo para la socialización de sus contenidos.
En gran medida, los aspectos antes mencionados han favorecido la presencia del sistema institucional de la cultura pinareña en el universo virtual. Perfiles como Cine Pinar del Río, Museable Pinar, Artes Visuales Pinar y Promotora Miguelito Cuní así lo demuestran; no obstante, más allá de estos logros, considero que aún no se logra un posicionamiento efectivo en cuanto a la generación de los contenidos artísticos y culturales.
Durante el 2020, debido a la aparición de la COVID-19, se inició en Cuba el uso de las plataformas Streaming (generación y transmisión de contenidos online). Los tradicionales concursos, festivales, encuentros, debates, conciertos y jornadas tuvieron que mutar totalmente hacia esta novedosa manera que lejos de minimizar los eventos, posibilita irradiar la realidad cultural cubana hacia el mundo.
Pinar del Río inició este camino en el mes de agosto del pasado año con el festival internacional de la rumba Timbalaye, y la presencia de la agrupación Clave de Rumba, a partir de transmisiones en la revista En Tiempo Real de Canal Caribe y con enlace a más de 130 páginas del sistema institucional del Ministerio de Cultura. Los festivales Nosotros y La Guarapachanga, realizados de forma virtual durante los meses de noviembre y diciembre, respectivamente, así como la incursión de Vocal Universo en más de 13 concursos y festivales, demostraron la importancia de potenciar el universo digital con el uso de contenidos multimediales, sobre todo porque las estadísticas de monitoreo indican el favorable alcance e impacto de las publicaciones. Los retos actuales demandan para nuestra provincia un estudio de transmisión y grabación, con una conexión a través de fibra óptica y conectividad independiente, que posibilite el inicio de un canal cultural para internet y una red Streaming Pinar del Río. Con tal propósito, se hace necesario contar con un equipo creativo que produzca estos contenidos multimediales (videos, conciertos, spots, videos clip). Nada de lo antes planteado es utópico: otras provincias lo han demostrado; basta solo aunar voluntad y talento en favor de la comunicación, que es hablar en favor del arte, la cultura, los artistas y sus públicos.
(Tomado de Puntal, boletín de crítica y pensamiento de la AHS)