Desde hace algunos meses circulan en las redes sociales imágenes de lo que serán los centros turísticos Rocío del sol y Guacamaya, enclavados en predios de las empresas agroforestales Macurije en el municipio de Guane y en La Palma, respectivamente.
En un artículo publicado en el diario Granma, el doctor en Ciencias Jorge Freddy Ramírez Pérez, especialista de CE-GESTA, explicaba que cada uno contará con servicios de alojamiento y gastronomía, restaurante y bar-cafetería, biblioteca especializada en temas de naturaleza, tienda de suvenires, pantallas interactivas, entre otras atracciones que incluye senderismo, recorridos a caballo, baños fluviales…
Pero lo más novedoso de ambos proyectos es su total armonía con el medioambiente, pues para su ejecución no se realizan movimientos de tierra ni existen equipos de climatización y se respetan los valores naturales de los lugares donde se construyen.
Serán edificaciones interactivas con el entorno, que apuestan por la sostenibilidad y un tipo de turismo que forme parte de la agenda de desarrollo local como indican las nuevas políticas aprobadas en el país.
TAREA EN MANOS DE LA ENPA
La Empresa de Proyectos e Ingeniería del Ministerio de la Agricultura (Enpa) UEB Pinar del Río es la entidad proyectista de ambos enclaves a solicitud de las empresas Agroforestales La Palma y Macurije. Al respecto, Roberto Fernández Triana, jefe del departamento de Diseño, abunda sobre el surgimiento de ambos proyectos como resultado de estrategias de desarrollo municipales.
“En nuestro caso, nos ocupa la propuesta de los centros de alojamiento con características peculiares, pues son cabañas de arquitectura vernácula que se diseñan con materiales locales, respetando siempre la naturaleza y el entorno ambiental y también brindarán confort y seguridad para el turista, ya que son sitios de determinado valor natural y cultural como la Sierra de Guacamaya en La Palma y la zona de Juan Gómez a orillas del río Guasimal en Guane”.
Aunque aún se encuentran en fase de preinversión, añade Fernández Triana que además de contribuir al fortalecimiento de las capacidades locales para el aprovechamiento de los recursos endógenos vinculados al turismo de naturaleza y rural, con ambos se garantizarán nuevos empleos, generarán ingresos dirigidos al fortalecimiento del desarrollo local y se logra una dinámica económica social beneficiosa para el Gobierno, las empresas y la comunidad en general, dándole valor a activos naturales intangibles como el paisaje y la biodiversidad.
“Para la Enpa, satisfacer las exigencias que requiere el proyecto siempre fue un reto. Hubo que estudiar normas para el diseño de estas instalaciones que están concebidas de madera y cubiertas de guano.
“Fue preciso conocer las resistencias de la madera para las concepciones estructurales, la naturaleza del lugar, respetar relieves, vegetación; buscar diferentes soluciones para el abasto del agua; la accesibilidad mediante creación de puentes sin romper los entornos; aceras con conformación de materiales propios del lugar; enmascaramientos de redes hidráulicas y sanitarias, entre otros aspectos”.
UN RETO CON SANGRE JOVEN
Julio César Borrego Ovalle es el arquitecto principal de ambos proyectos. Es uno de los jóvenes profesionales que garantiza el relevo de la Enpa. Para esta tarea reunió a un equipo de ingenieros, arquitectos y dibujantes y aunque fue un trabajo intenso que implicó retos, reconoce que les ha aportado mucho.
“El profesor Jorge Freddy venía con un pensamiento muy claro de las cosas, simplemente lo que hicimos fue aportar ideas y ejecutarlo. En el transcurso tuvimos la oportunidad de usar nuevas tecnologías como el modelado de información para la construcción, BIM por sus siglas en inglés, que permite el trabajo colaborativo, simultáneo y que además genera datos.
“No teníamos toda la capacitación en esos software, pero con mucho estudio pudimos avanzar. Este tipo de proyecto trae conceptos muy serios”.
Conceptos que para el joven equipo encargado de la ejecución se volvieron aún más que necesarios en medio de la pandemia provocada por la COVID-19.
“La situación de la pandemia surgió cuando estábamos proyectando, y ahí nos dimos cuenta de la importancia de este tipo de instalaciones y que se deberían tomar como modelos en el país.
“En estos tiempos en que se deben evitar las aglomeraciones esta forma de turismo te favorece bastante, porque permite ubicar a un grupo pequeño de personas interconectadas, sin tener que estar juntas en el mismo lugar”, añade Borrego Ovalle.
“Los modelos de turismo en Cuba son mayormente de sol y playa, megaconstrucciones con más de mil capacidades que llevan grandes inversiones, alto consumo de recursos y energía, y que encima generan contaminación.
“En otros países como Costa Rica, por ejemplo, se ha podido constatar este tipo de turismo a pequeña escala, usando recursos naturales siempre y cuando sean renovables, donde las capacidades oscilan entre 15 o 20, no más. De lo que se trata es de descentralizar ese gran hotel en diferentes microalojamientos y diseminarlos de manera que estén conectados en una zona con valores naturales, culturales y paisajísticos y lo más virgen posible”.
En el caso de Rocío del sol, nombre que se debe a la denominación común de la planta drosera capillaris, endémica del lugar, Borrego Ovalle tuvo en cuenta su morfología para realizar el croquis del proyecto, o sea, que desde un centro común se extendieran las cabañas y demás emplazamientos y que de alguna manera tributaran a él o estuvieran interconectados.
Tanto para este joven arquitecto como para el ingeniero hidráulico Eriel Medina Correa formar parte del equipo le ha dado otra visión profesional y la posibilidad de dominar herramientas que le permitirán enfrentar cualquier proyecto.
“No solo porque demanda gran parte del conocimiento adquirido durante los años de formación, sino porque te hace realizar investigaciones, te enseña a ser organizado, requiere de mucha disciplina, esfuerzo, dedicación y sobre todo me ha enseñado a trabajar de forma colaborativa”.
A su cargo estuvo la realización de las propuestas de diseño de las instalaciones hidrosanitarias de cada uno de los objetos que integran estos centros turísticos.
“Aunque estas instalaciones tengan aspectos en común, cada una ha demandado soluciones que difieren mucho. Por citar un ejemplo, en el caso de Guacamaya el agua a utilizar será captada de un afloramiento de manantial, mientras que el ecoalojamiento Rocío del sol se abastecerá de un pozo subterráneo que se construirá dentro del espacio de terreno que ocupa”.
Explica Medina Correa que ha llevado un esfuerzo extraordinario en lo que respecta a las redes sanitarias exteriores, teniendo en cuenta las abruptas pendientes y la excesiva presencia de vegetación arbórea, lo que ha requerido un estudio minucioso de la topografía y visitas al lugar.
Apuntó Fernández Triana que para la Enpa como empresa ha sido también una motivación: “Agradecemos profundamente el conocimiento que nos proporcionó el profesor Jorge Freddy sobre los valores de esos sitios emblemáticos de la naturaleza y la cultura rural del territorio.
“Además, es reconfortante saber que se labora en un proyecto financiado con fondos del Gobierno local y que tiene como destino su propio desarrollo. Es una propuesta interesante basada en desarrollar un turismo poco conocido para nosotros, pero que son fuentes generadoras de ingresos que favorecerán la vida de esos municipios y a la vez contribuirán a la economía del país”.
En un futuro cercano serán Rocío del sol y Guacamaya las dos primeras instalaciones de turismo local sostenible en Cuba. Opciones para disfrutar de la fascinante biodiversidad de los bosques pinareños y una oportunidad viable para impulsar el desarrollo desde adentro.
Drosera capillaris, no es endémica del lugar, ni de Pinar del Río, ni de Cuba.