Con una nueva perspectiva para abordar el cambio climático, que parte de la adaptación basada en ecosistemas, el proyecto Mi Costa, en Pinar del Río, abarca cinco municipios del litoral sur y un sitio de intervención en el poblado de La Coloma.
Luego del paso del huracán Ian, cuyos efectos se hicieron sentir con consecuencias desastrosas para la infraestructura y la naturaleza, su trabajo está centrado en proveer estrategias que eviten daños similares en el futuro.
Así, enfatiza en soluciones basadas en la naturaleza, es decir, aprovechar el funcionamiento de procesos naturales como los que ocurren en humedales costeros, que la evidencia científica ha demostrado pueden contribuir hasta con un 30 por ciento a la mitigación climática.
Ello implica proteger, restaurar y gestionar de manera sostenible esos ecosistemas, de modo que aumenten su resiliencia.
MI COSTA Y LA TAREA VIDA
“El proyecto está insertado dentro de las múltiples acciones que el Estado cubano ha promovido para gestionar, lo más eficientemente posible, el enfrentamiento al cambio climático”, asegura el doctor en Ciencias Jorge Ferro Díaz, coordinador provincial de Mi Costa.
“Plantea como hipótesis de trabajo que si se rehabilita la estructura de los manglares de La Coloma, los cuales constituyen la principal barrera de contención ante eventos hidrometeorológicos severos, y luego por detrás se recupera el bosque de ciénaga, se generará una mayor protección del asentamiento”.
Además, aclara Ferro Díaz, también funcionarán mejor los sistemas naturales asociados, entre ellos los pastos marinos y los arrecifes de coral, y disminuirá la penetración de la cuña salina, otra de las problemáticas ambientales que amenazan a la comunidad.
“Gracias a los Centros de Creación de Capacidades que se han establecido (tres concluidos en Pinar del Río, La Coloma y Consolación del Sur, y otros tres a punto de terminarse en Los Palacios, San Luis y San Juan y Martínez), las buenas prácticas, resultado de los ocho años de implementación, serán compartidas entre todos los municipios, con el objetivo de que las incluyan en sus acciones de mitigación. De esta forma, se apoya a la Tarea Vida con un enfoque más efectivo y potencialmente más económico”, señala.
ACCIONES EN LA COLOMA
La rehabilitación del humedal costero de La Coloma es la principal prioridad del proyecto. Muchas de esas áreas se han deteriorado, en algunos casos con pérdidas notables por la acción de los seres humanos, y precisan ser reforestadas.
Otras tienen hoy una situación muy desfavorable en algunos lugares, luego del paso del huracán Ian, que dañó notablemente su estructura, explica el máster en Ciencias Adolfo Sandín López, coordinador de resultados de la actividad forestal.
El proyecto prevé restaurar en el sitio de intervención 938 hectáreas de manglares y 1 020 de bosques de ciénaga, ya sea por manejo de la regeneración natural y asistida, como por reforestación directa de especies claves.
“Lo que se pretende es reconstruir el manglar para devolverle sus parámetros óptimos de altura, diámetro y densidad de las plantas”, declara Sandín López. “También, hacer limpieza de los canales de intercambio hídrico, que posibiliten restablecer los flujos de agua dulce que tanto necesita”.
LA COMUNIDAD COMO PROTAGONISTA
A partir del financiamiento otorgado por el Fondo Verde del Clima y el cofinanciamiento que provee el Estado cubano, Mi Costa en Pinar del Río busca transformar un escenario que, según modelos predictivos, ubican a la localidad objeto de estudio en más de un 40 por ciento bajo el nivel del mar para el 2050.
De ahí que sus pobladores asuman una participación activa en el desarrollo del proyecto, en especial los integrantes de Joven Mar.
“Somos una experiencia de corte medioambientalista, con más de 10 años de trabajo junto al Parque Nacional Cayos de San Felipe y el Citma”, afirma la máster en Ciencias Mirna Susana Díaz Friol, coordinadora del punto focal La Coloma y su gestora principal.
“Constituimos un grupo Mi Costa en el Consejo Popular, que integra a especialistas y actores comunitarios, con el objetivo de concientizar a los pobladores de los cambios que han ocurrido en el entorno, y lo que puede llegar a pasar si no actuamos para preservar los manglares. La idea es aprender a vivir con estas nuevas situaciones y ayudar a la naturaleza”, destaca.
UNA NUEVA MIRADA A LAS ZONAS COSTERAS DE CUBA
La perspectiva de soluciones naturales para la adaptación basada en ecosistemas que propone Mi Costa, es la respuesta cubana ante una crisis climática, cuyos efectos a nivel mundial son devastadores.
De ahí que plantee fortalecer el enfrentamiento al cambio climático a lo largo de 1 300 km de la costa sur del país, al reducir los principales tensores de la vulnerabilidad en siete provincias, 24 municipios y siete comunidades muy amenazadas, entre ellas La Coloma.
De su éxito para generar, mediante la ciencia y el dinamismo comunitario, una mayor capacidad de resiliencia y protección costera, dependerá en gran parte el futuro de este archipiélago del Caribe.