A pesar del lento avance de la recuperación del fondo habitacional después del azote del huracán Ian, en Pinar del Río se implementan alternativas destinadas a solucionar los casos más críticos.
En el kilómetro 12 de la carretera a La Coloma el panorama luce distinto. Muy pronto una veintena de familias formarán parte de un asentamiento que prevé priorizar, sobre todo, a los damnificados del consejo popular Las Taironas, aquellos en condición de vulnerabilidad y a quienes sufrieron derrumbes totales y que por indicación de Planificación Física no deben construir en el mismo terreno.
ALTERNATIVA QUE DEVUELVE LA ESPERANZA
“Esta es la brigada de Pola”, comenta uno de los operarios mientras este equipo se dispone a indagar sobre el novedoso proyecto que devolverá la esperanza a unas 26 familias.
Los 52 hombres de Santa Lucía y Viñales pertenecen a la Empresa de Construcción y Montaje de Pinar del Río, y con David Pola García al frente llevan más de 15 días en el lugar, montando los módulos provenientes del Micons en La Habana.
“Es la primera vez que hacemos este tipo de obra. Vinieron y nos enseñaron a montar el primer módulo. Aprendimos enseguida y ya vamos por cinco. Nos lleva alrededor de dos días ensamblar uno”, refiere Pola.
Explica que lo primero que hacen es fundir un ciclópeo de 80 centímetros de profundidad. Se pone una hilera de bloques macizados, se funden los pernos y se ensambla la madera.
“Yo le digo a cualquiera que le ponga una placa encima a estos cimientos”, agrega Pola a la vez que detalla la estructura de la casa que cuenta con un núcleo rígido (baño) de mampostería y placa, una meseta igualmente resistente y el piso de cemento pulido.
Las viviendas clasifican como tipología IV. Las paredes son de madera, previamente pintadas y la cubierta ligera, en este caso con tejas de cinc.
“Nos sentimos honrados de trabajar con la empresa estatal. Tuvimos el privilegio de pasar por Viñales y ver que las casas que hicimos, en el transcurso de cinco años, no se sintieron los vientos, no nos tocó ni un techo. Incluso, al otro día del ciclón nos llamaban de San Cayetano, las que construimos este año son las únicas a las que les dañó la cubierta”, añade Pola.
El acabado es admirable, poco a poco dan terminación a las dos habitaciones, la sala, el comedor, la cocina, el baño, el portal…Pronto empezarán el movimiento de tierra para fundir el resto de los cimientos y ensamblar los paneles, que más que una alternativa para paliar la situación devuelve la esperanza a quienes lo perdieron todo.
MOVIMIENTO EN EL TEJAR
Con el asesoramiento de la Dirección Provincial de la Vivienda, el Gobierno en Pinar del Río tomó la decisión de hacerle un cambio de uso a los tejares. El ubicado en el kilómetro dos de la Coloma ya va más allá de planos y proyectos.
De acuerdo con Humberto Galindo Pérez, especialista de Desarrollo en la Dirección Provincial de la Vivienda, el área está pensada para que salgan 40 casas, pues abarca más de 1 000 metros cuadrados.
“Serán tipología III: paredes de bloque, teja de cinc y purlins. Este es un proyecto del arquitecto de la comunidad, donde se aprovecha al máximo la instalación.
“Se convierten cuatro naves que se integran al contexto existente e incluye trabajar en una solución para el abasto de agua y tratamiento de residuales que también beneficiará a las viviendas colindantes”, dijo.
Aunque el inversionista de la obra es la Vivienda, a diferencia de el ensamblaje de los módulos de madera, la ejecución de este proyecto está a cargo de varias mipymes, una forma, advierte Galindo Pérez, de vincular formas de producción no estatal a la recuperación.
Mas de 100 000 viviendas damnificadas se han contabilizado en la provincia, de ellas cerca de 14 000 derrumbes totales. Aunque se discute una estrategia de trabajo para a partir de 2023, construir en cinco años las afectadas totalmente por Ian y las de eventos anteriores, ya se dan los primeros pasos para solucionar los casos más urgentes.
Poco a poco se recupera el panorama, allí donde el vendaval arrebató los sueños.