Juan Relova cultiva, desde hace tres décadas, un área de 0.40 hectáreas, ubicada en las afueras del reparto La Represa, en Minas de Matahambre, casi en la frontera de ese poblado con el barrio La Yuquilla.
Viste al estilo del típico campesino cubano: camisa a mangas largas y sombrero nunca faltan en este hombre, decidido a entregar sus fuerzas en tan digna tarea como el trabajo de la tierra, algo imprescindible para nuestro país en estos momentos.
Si desde hace algunos años las hortalizas son un producto bastante accesible para los pobladores de Matahambre, en buena medida es gracias a las entregas de este productor, especializado en acelgas, pepino, habichuela y lechugas, entre otras variedades.
Juan cuenta que comenzó en medio del periodo especial a cultivar el hoyo, de casi media hectárea y que ahora recibe el nombre de finca Juan Gabriel, por su hijo, con quien comparte labores en el campo. “Recuerdo que fue en 1992, luego del regreso de la misión internacionalista en Angola, país donde estuve por tres años.
‟Al principio empecé con tabaco, después fue que me inicié en la siembra de cultivos varios, principalmente en las hortalizas. El hoyito que cultivo en la actualidad fue durante mucho tiempo el lugar de los corrales para cochinos de la comunidad La Represa, más tarde quedó abandonado y así fue que lo obtuve en usufructo.
‟Soy natural de la Mina Boche, cerca de La Güira, en la carretera Luis Lazo. Con mi padre y mi madre, junto con otros 10 hermanos, vinimos para Matahambre cuando cerró la explotación allá y nos asentamos aquí en La Represa. El viejo era minero, trabajó 30 años en la Capitán Alberto Fernández; sin embargo él también fue campesino y por ahí me vino el gusto por la tierra”.
Me dice Juan que trabajó durante mucho tiempo en el sector de la Salud Pública, como especialista en el control de vectores en la esfera de Epidemiología, hasta que tuvo que jubilarse por peritaje médico y, entonces, buscó en la agricultura el sustento de su familia y el aporte a la sociedad. Llegó, incluso, a presidir la cooperativa Ramón González Coro, de 2001 a 2007.
LOS PLANES
En la actualidad hay contratadas 15 toneladas de distintas hortalizas, las cuales entregarán a la cooperativa; sin embargo, piensa también que la cría de ganado menor es algo vital en estos tiempos tan difíciles, por eso ha iniciado la cría de 11 carneros, 16 chivos y 12 puercas, todo en función de la cooperativa y para el consumo familiar.
Cuenta que es su hijo quien labra este pedazo de tierra. ‟Mi función en estos momentos es ayudar, con la experiencia y los conocimientos que tengo, para que se dé un mayor rendimiento en las cosechas, aunque de vez en cuando me pego al trabajo duro.
‟Aquí se logran buenas cosechas, seis meses atrás sacábamos entre 200 y 300 libras de pepino en cada jornada; luego llegaron las aguas y ahora estamos preparando la tierra, para otros cultivos como ají, cebolla, habichuela. También incursionaré, en un futuro próximo, en el arroz, el tomate y boniato”.
AL PIE DEL SURCO
Junto a su hijo, en los quehaceres agrícolas está el obrero contratado Álvaro Acosta Hernández, a quien todos llaman en Matahambre ‟El Avispa”, un sencillo hombre, de 58 años, que ya ha dejado dos en esta finca.
Él afirma que siempre le gustó el campo, anteriormente trabajaba en la Empresa Forestal, pero que se decidió, desde hace algún tiempo, a cultivar la tierra, primero en un organopónico y luego en este terreno.
‟Trato de ayudar en todo lo que tiene que ver con el cultivo. Eso sí, hemos conformado una familia y ellos me ayudan. Además de aquí saco muchos de los alimentos de mi casa”, comenta ‟El Avispa”.
‟Me siento muy bien y, en no pocas ocasiones, le aporto ideas a Juan acerca de algunos cultivos que hay que agregar. Yo soy un hombre enérgico, no me gusta estar sentado, mi jornada comienza bien temprano en la mañana y hasta la tarde no termina”. Con hombres como “El Avispa”, Juan Gabriel y Juan Relova se pueden hacer grandes cosas en la agricultura.
OBSTÁCULOS PARA PRODUCIR MÁS
Sin rodeos, Juan Relova afirma que de su hoyo sale una gran parte de las verduras que se consumen en el poblado de Matahambre; no obstante menciona que la cooperativa Ramón González Coro necesita más recursos para que sus miembros produzcan más.
‟Un ejemplo claro: para la cría de los animales, como carneros y chivos, se necesitan medicamentos y la escasez de estos es una realidad, entonces cómo hacer para aumentar la cría”, dice, Juan, casi al término de la entrevista.
‟Otro detalle, todavía no se conoce a qué precio se venderán las producciones, pues todo ha cambiado con la Tarea Ordenamiento y el campesino tiene que saber cuánto le sacará al trabajo, ese es un derecho de nosotros”, confiesa con mucha preocupación.