«He gozado la papeleta» expresa Ramona al terminar la conversación que hace un rato tuvimos. Entre risas y décimas supe que Monguita, como le dicen, fuma tabaco, le encanta el café y aunque vive en Viñales, adora San Luis, ambos municipios de la provincia Pinar del Río.
De la mano de la nieta Amaray llegó para decirme unas cuantas décimas de su autoría, las que transmiten su posición en defensa de la mujer y sus derechos.
Dice él:
«Señores en Vueltabajo no encontraré una muchacha que nadie le ponga tacha y se dedique al trabajo, crie pollos y guanajos, sepa lavar y coser, el tabaquito a torcer y me haga la comida y si le doy mala vida que no lo dé a conocer»
Ella responde:
«Yo te enyugaré los bueyes y te ensillaré el caballo. En mí no encuentras desmayos siendo pareja las leyes. En tiempos de los mameyes yo te los maduraré. Yo te caliento el café, té hago tabaco y cigarro y si te pego algún tarro, no me preguntes por qué.»
Ramona sonríe con picardía. Es muy delgada. Su pelo es nieve y las arrugas de la piel parecen no tener 102 años.
A la anciana centenaria se le escucha cantar a cualquier hora. Tiene voz pausada y enérgica. Es simpática, le pone humor a la vida. La suya no fue fácil pero dice que «ninguna lo es». Trabajar fue su rutina. Arregla su cama, dobla la ropa y pasa el tiempo en el manto de la vejez: la soledad que no tiene remedio aunque esté acompañada.