Escribe para entenderse. Tiene un proceso creativo entrecortado, muy a lo “Bertolt Brecht”, dice.
“…Cortarlo me hace bien, para que realmente sea el otro yo el que hable sin cliché y sin enredarse. Mis mejores momentos de creatividad son cuando estoy de viaje. Últimamente voy y vengo mucho de La Habana a Pinar y hago varias horas en auto. Cualquier tipo de transporte me inspira bastante. Después está el estudio: un lugar pequeño que tengo en casa, pintado por mis hijos, lleno de garabatos. Es un lugar bien regaó, no logro ser muy organizado. En ese reguero hay papelitos, libreticas, lápices y discos duros por todos lados, que forman parte de mi caos organizado y que necesito para componer. Creo en medio de un caos”, afirma.
Está debajo de una luz amarrilla tenue, con el celular en la mano respondiendo a mis preguntas un lunes por la noche. Enfatizando en que “lo más interesante de la creación es tratar de encontrarte y hay días en que no apareces y hay días en que estás por ahí”. Por eso le da chanche y ocupa la cabeza en otras cosas.
Por ahora está terminando una canción que se llamará Los hijos y que tendrá su videoclip antes de que culmine el año (lo cuenta como primicia) Será algo polémica porque reflexiona sobre quiénes somos, a dónde vamos y quienes vienen.
Su más reciente disco, El puente, en la banda sonora de la telenovela Vuelve a mirar, nos ha conquistado. Se trata de su tercera colaboración con el director Ernesto Fiallo, su amigo desde que ambos eran estudiantes del ISA.
“Lo que caracteriza a El puente es mi intimidad. Es uno de los discos más íntimos que he hecho en toda mi vida. Me obligué a que no hubiese apuro en su terminación y me ayudó un poco la pandemia porque tuve más tiempo conmigo. Lo hicimos con pocos músicos: un DJ de la música urbana, fabuloso, Dj Italo, y el guitarrista que nos acompaña a la mayoría de los músicos contemporáneos, Nan Sam Fong, junto a otros invitados.
“Hay una peculiaridad en este disco: yo había dicho que no iba a hacer más música para novelas porque quería hacer un disco propio este año. Siempre dije que después que cumpliese 50 años iba a empezar una vida nueva. Fiallo me llamó y finalmente me convenció la sinopsis, la intimidad de la sociedad cubana actual que envejece. Pocas veces se ha abordado ese tema. Llegamos a ese compromiso con Fiallo, pero esta vez iba a adaptar mis propias ideas de hacer un disco con este argumento que de cierto modo me tocaba de cerca: tengo una madre de más de 70 años, ya pasé los 50, tengo hijos ya grandes que pronto tendrán sus hijos. Lo que hice fue incorporarme a esos sentimientos y ver como los veía a través de este disco. Así fue saliendo El puente. Creo que tengo 15 discos con este, pero El puente sería el inicio de una nueva era en mi vida; es bastante diferente, aunque siempre he tratado de hacer cosas diferentes en mi vida”.
¿CÓMO ES UN DÍA COMÚN?
“Estaba leyendo hace poco un artículo sobre la necesidad de tener rutinas en la vida, bastante aconsejable, desde el punto de vista psicológico. El ser humano es un ser de rutinas. Yo no sé, no me ha llegado esa parte (sonríe). Tengo una vida por elección, bastante agitada y poco rutinaria. Trabajo cuando puedo, me divierto cuando puedo y trato de ocuparme de las cosas más íntimas de mi familia también cuando puedo. Dependo del tiempo. Me molesta que el día dure 24 horas. Siempre tengo cosas que hacer. Pero, si tuviese que pensar en rutinas a largo plazo, te diría que me gusta levantarme temprano para desayunar con mis hijos antes de que se vayan a la escuela. Eso lo heredé de mi familia, de la gente del campo, incluso si hay que sentarse delante del televisor a ver una película, prefiero que estén todos. Entre mis rutinas está de vez en cuando cerrar todo y hacer desaparecer; quedarme un día o dos sin hacer nada absolutamente, mi cuerpo de pronto me lo pide. Después ir juntando cosas todo el día: escribir un poco, leer un poco, mirar un poco, dar cariño un poco, que me den cariño un poco y todo poquito, poquito, poquito, en cualquier orden, me da igual. Por eso mi música es tan intranquila y se parece a mí”.
LA FAMILIA
“Yo no me considero un tipo clásicamente familiar, quizás porque la vida de artista es un poco compleja, pero la familia para mí es todo. Es lugar seguro, no necesariamente de calma, pero es el más importante que tengo. No con grandes sentimentalismos, pero es muy importante saber que están ahí para mí, que estoy ahí para ellos. No creo que haga nada en mi vida, que de algún modo no sea pensando en la familia.
“Soy de una familia pequeña, me gusta la idea de que haya lazos, genes vinculados. Detesto estar en desacuerdo con mi familia, es algo que me afecta mucho, aunque pase, porque pasa con todos. Mi gran lucha con mi carrera es que quizás no he llegado a cosas un poco grandes justamente por defender la familia. No me arrepiento. Soy feliz de haber logrado hacer una carrera y una familia bastante coherentes. En mis canciones, en mis textos, todo el tiempo hay alusiones a mi familia.
“Tengo un hijo que se llama Rocco que tiene 21 años y Rafael, que pronto cumplirá 17 a principios de año. Ellos forman parte de mi vida cotidiana, yo de sus vidas. Hablamos mucho, aprendo de ellos, trato de estar presente y sobretodo, de no quedar mal, eso solo pasa a través del diálogo y de lo que podemos conveniar. Es una relación de amistad que tiene que establecerse con los hijos, además del respeto, la educación y demás.”
Su hijo menor fue quien diseñó la portada de El puente. Estudia pintura en la academia San Alejandro, sabía que era un disco muy importante para su padre y le dijo: -Papá, en todos tus discos hay una foto tuya, y no te vas a pasar la vida poniendo una foto tuya de todas tus edades. Yo te voy a proponer algo más íntimo, de como yo creo que eres como artista. Raúl aceptó.
“Él me ve de un color, que es el color que tiene la portada del disco; simple a través de mi escritura y lo que más ve de mí como artista está ahí adentro: mi guitarra, mi micrófono y mis manos escribiendo… Me pareció formidable poderle dar la oportunidad de ayudarme y fue muy bonito de su parte. Él seguirá su camino y yo el mío, pero tuvimos un encuentro en el arte que ha sido bastante emotivo”, expresa.
DEFINE PINAR DEL RÍO
Raúl Paz nació en San Luis, pero ha vivido fuera de Cuba gran parte de sus años, aun así, no olvida su tierra.
“Soy una persona de poca definición. La definición como concepto reductor, acumulador de ideas, no me gusta, porque creo que la vida no es una síntesis.
“Para mí Pinar del Río es la combinación de muchas pequeñas cosas. Podría empezar diciendo que Pinar del Río es mi lugar. Yo no creo en esa cosa de ‘la tierra en que naciste’, pero hay lugares que son tus lugares porque en cierto modo se parecen a ti o tú a ellos, y tiene que ver mucho con la infancia y con la gente que conociste ahí.
“He vivido mucho menos en Pinar que en otros lugares del mundo, pero sigue siendo misteriosamente mi lugar. Me parece que muchas veces es todo y nada. Es uno de los lugares más bonitos que conozco (y he viajado bastante), sin embargo creo que es subvalorado. También es un lugar de gente bonita por dentro, pero a su vez, desconfiada y difícil de sacar su sentimiento. Una vez que los tienes los tienes para siempre, pero a veces son un poco hoscos. Siempre existe esa contradicción. Todo esto también lo digo un poco por mí, por supuesto.
“Es el todo o la nada. Es el lugar donde me puedo sentir peor y donde me puedo sentir mejor, es donde me puedo encontrar gente maravillosa y la gente que más daño me ha hecho. Pinar del Río es eso, una relación entre el todo y la nada y yo allá dentro”.
En un perfil que escribió Jorge Suñol publicado en la revista Somos Jóvenes enunciabas la ligereza del arte hoy, entonces, en tu opinión ¿Qué necesita el arte contemporáneo?
“No sé. Ojalá supiera (sonríe de nuevo). Es difícil saber qué necesita la gente o el arte. Sí, yo pienso que vivimos en un mundo muy ligero hoy, donde todo tiene que marchar muy rápido, y no lo digo por malo, es algo simplemente que constato. Por culpa o gracias a la informática es posible hoy hacer una entrevista a 200 kilómetros de distancia y tú puedes escuchar mi voz, y redactarla esta misma noche. Y yo lo que estoy diciendo lo estoy diciendo de una sola vez, sin pensarlo… o sea, todo es más rápido y eso hace que el arte, para bien o para mal, como muchas cosas en la vida, se aligere.
“Creo que una de las cosas a las que más mal le va es a los sentimientos, y el arte tiene dentro también su importancia. Hoy todo parte de concretar: si un libro puede ser más pequeño mejor, las canciones deben durar tres minutos, si pueden durar dos perfecto porque así hay tiempo de pasarlo en la radio, los programas de televisión están formateados y duran 27 minutos y ya hay fórmulas que quieren durar 15.
“Estamos viviendo una era en que la gente necesita las cosas rápidas y lo rápido es normalmente ligero. Vamos hacia la ‘ligerización’ del mundo y el arte. Para mí es fatal. No me gusta consumir y botar. En este país hay una aberración del consumo que es el mismo del capitalismo, pero en menos cosas. La gente está obsesionada con consumir y aprovechar el tiempo y eso al arte no le hace bien. Tendrá que reinventarse.
“Espero que la gente se de cuenta que necesitamos saber más y opinar menos, no pretender que tenemos la verdad todo el tiempo, ni que podemos aprender en dos minutos. La vida es un proceso.
“Espero que la música (el arte en general) no siga simplificándose en solo lo que quiera ver y escuchar la gente. El rol del artista no es un rol de profesor, no tenemos nada que enseñar, pero tenemos cosas que decir para hacer reflexionar, para comunicar a través de ondas imaginarias, invisibles y trasmitir sentimientos y razonamientos. No tenemos que estar todos de acuerdo, pero el arte es el medio que tenemos para hacer avanzar la humanidad a través de la reflexión y el sentimiento… y eso va fallando. Tengo fe y confianza en el hombre y creo que se corregirá en algún momento”.
EL ARTE COMO PUENTE
“Confío en el arte, absolutamente. La humanidad no sería la misma sin él. Desgraciadamente se le da a veces mucha menos importancia que al deporte o la política… Ojalá el mundo estuviera dirigido por artistas y no por politólogos, economistas o militares. Es lo que tenemos en común en todas las sociedades, los sistemas, las épocas que más han hecho avanzar la sociedad; estoy convencido que hasta más que la ciencia, porque en cierto modo la ciencia es también un tipo de arte, lleva una creatividad. Considero a los científicos también artistas.
“Creo en el arte. Muchos de los problemas de este país deberían poder resolverse a través del arte y muchas veces ha servido para eso el arte, tanto en Cuba como en otros lugares, pero se debería escuchar un poco más a los artistas, porque tienen muchas cosas que decir y pueden servir al menos para reflexionar.
“Yo de la misma manera que me siento pinareño me siento profundamente del mundo. He tenido la suerte de tener varias vidas en varios lugares del mundo y entonces me siento también un habitante del mundo. En esa labor de ser una persona pública, una de las cosas que podemos hacer es tratar de ayudar al otro. Así llegué yo a Unicef un día tratando de ayudar a los más frágiles, que generalmente son los niños. Hay países que los necesitan más que otros. Lo único que he hecho es brindar mi mano para cuando lo necesiten y aportar.
“Estoy de regreso a Cuba después de 10 años, y estoy de regreso a Pinar del Río después de muchos años, estoy prácticamente viviendo en Pinar del Río otra vez. Y me interesa en cada lugar que he vivido integrarme, tratar de ayudar, tratar de dar lo que puedo para hacer más interesante la vida. Eso es algo que heredé y llevo conmigo, lo hago y me da muchísimo placer hacerlo”.
VIDEOS DE RAÚL PAZ