Razel Martínez Quetglas es uno de los profesionales que distingue hoy la Medicina Deportiva en Vueltabajo. El joven médico de los vegueros de Pinar del Río es un digno representante de un sector que se enfrenta diariamente a las carencias económicas que vive el país, y lo hace, más que todo, con ese amor por una profesión a la cual se entregó en cuerpo y alma hace ya un buen tiempo.
“Opté y se me otorgó la especialidad de Medicina del Deporte en el 2000, luego de pasar el servicio social dos años como médico en la Prisión Provincial. En ese entonces existía un programa de otorgamiento de especialidades para médicos que estuvieran haciendo el servicio social en las FAR o en el Minint.
“Al ofertar esa plaza y tener el uno en el escalafón de ese grupo, se me asignó la especialidad. Fue una elección propia y por el destino, ya que no se ofertó en ese momento Cirugía, que era la que quería. Recuerdo que ese año vino una sola de Medicina Deportiva, y tras no quedar ocupada en la convocatoria inicial que se hacía primero a los médicos especialistas en Medicina General la alcancé”.
Razel es muy tímido ante la grabadora, pero según sus compañeros, es un profesional de mucha valía. Confiesa que no fue fácil para la familia asimilar su decisión de elegir esta especialidad.
“Mi familia, mis padres en primera instancia, no estaban muy contentos, pues manifestaban que iba a pertenecer al Inder, y que toda mi familia estaba ya vinculada a este organismo. Por lo que imaginaban que como médico me alejaría un tanto de las instituciones hospitalarias. No obstante, después sí me apoyaron en mi decisión y en los estudios en La Habana”.
Este galeno pinareño no solo ha prestado servicios en Cuba, pues ya cuenta con varias colaboraciones en el exterior.
“He tenido la posibilidad de trabajar en otros países de América como son México, por casi cuatro años; Nicaragua tres, y en Panamá estuve cuatro meses. Todos ellos con enseñanzas diferentes.
“En México tuve una experiencia marcada, puesto que fui a trabajar desde el inicio de 2008 hasta finales de 2011 al Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Tijuana, con medios y tecnología de primer mundo. Allí participé en muchos eventos internacionales de los que fueron sede. Además del programa de olimpiadas nacionales, que goza de una organización espectacular, parecen juegos olímpicos dentro del propio país.
“En Nicaragua estuve como asesor médico en el Comité Olímpico Nicaragüense, atendía los atletas seleccionados nacionales que participarían en el Centroamericano Managua 2017. Siempre fue una experiencia única, la verdad”.
El médico, como lo conocen en el deporte, es un furibundo amante de la investigación, la lleva a la par de la asistencia médica.
“La investigación tiene un gran valor para mí. La parte asistencial vinculada a la docencia y la investigación es vital, porque no da margen a estar estático. Siempre se aprende, y la ciencia avanza cada día, de ahí que todos los contextos son diferentes, tienes que ir en busca del conocimiento que te ayude a ser mejor. En estos momentos estoy en el programa de formación doctoral para profesionales de la Cultura Física, otra gran oportunidad profesional y de superación”.
Tu acercamiento al conjunto de béisbol pinareño es hoy una función que te tiene muy ocupado.
“Llevo casi cuatro años con el equipo Vegueros, ha sido una experiencia inolvidable, creo que todos somos una gran familia, nos llevamos muy bien, en lo personal y en lo profesional, tanto la triada médica, el colectivo de directivos y entrenadores y los atletas. Es un honor representar a tu provincia y disfrutar de la pasión beisbolera que tiene toda nuestra nación”.
Te distingue tu buen trato y la permanente observancia de los elementos clínicos en tus atletas.
“Para lograr una buena atención desde el punto de vista médico, es necesario tener una caracterización individual de cada atleta, cuáles son sus fortalezas, debilidades, para determinar si tiene alguna predisposición a lesiones en la que puedas hacer prevención. Saber cuáles son sus potencialidades físicas; por supuesto, una buena alimentación, hidratación, siempre que sea posible. Otro elemento clave por el que velamos celosamente es la adecuada relación trabajo – descanso, para que así no exista amenaza a la salud del atleta”.
Razel, aunque proviene de una familia de profesionales que entiende sus ausencias prolongadas, confiesa que sin el apoyo de sus seres queridos, ninguno de sus logros pudiesen ser posibles.
“Mi familia me ha apoyado mucho y también se han sacrificado bastante. Cuando no estoy, todas las necesidades y tareas básicas tienen que asumirlas al ciento por ciento sin que pueda ayudarlos, y me tocó la 60 Serie Nacional en época de pandemia. Es bueno recordar que estuvimos 53 días en una ocasión sin poder entrar a la provincia.
“También la primera liga Elite con Tabacaleros. Primero por los estragos del ciclón y después por las competencias en las otras sedes de home club y en las otras provincias de visitadores, pasamos mucho tiempo alejado de la familia, eso no se recupera, pero es lo que toca y hay que asumirlo con entera profesionalidad.
“Mis mayores satisfacciones como médico es ver cómo tu pequeño aporte puede influir en el desempeño y rendimiento de un atleta. Cuando te agradecen por aliviar su dolencia y hacer posible que jueguen o compitan con un estado de salud óptimo y que tengan plena confianza en ti”.