Desde 1999, el Valle de Viñales fue proclamado Patrimonio Mundial por la Unesco, convirtiéndose en el primer Paisaje Cultural declarado en América Latina y el Caribe, condición que ostenta junto a otros reconocimientos como el de Monumento Nacional, otorgado en 1979 por la Resolución 4 de la Comisión Nacional de Monumentos y el de Parque Nacional, en el año 2000.
SuValor Excepcional Universal está dado en la singularidad de su paisaje cársico, en el que se insertan formas tradicionales de cultivo, esencialmente el tabaco, y la rica tradición vernácula en su arquitectura, música y artesanía. Por ello, en su condición de Patrimonio Mundial, debe resguardar esos atributos que le conceden su excepcionalidad y garantizar, además, el progreso de la comunidad en materia de empleo, ingreso y oportunidades.
Con este propósito, en el año 2019, en el marco de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible adoptada por los estados integrantes de las Naciones Unidas en septiembre de 2015, la Nueva Agenda Urbana aprobada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III) celebrada en Quito, en 2016, el Programa Unesco de Patrimonio Mundial y Turismo Sostenible y la implementación de los Lineamientos de Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el periodo 2016-2021, se llevó a cabo la elaboración de una Estrategia de Turismo Comunitario y Sostenible para el Valle de Viñales, liderada por la Oficina Regional de la Unesco para América Latina y el Caribe.
Sobre cómo avanza el municipio en cada aspecto de dicha Estrategia, la intendente Noelia Collado refiere:
“El gobierno es consciente de la responsabilidad que tenemos en su implementación, es por eso que, a través de los organismos subordinados, hemos realizado un grupo de acciones, como el chequeo sistemático de los planes operativos y en el caso específico del tabaco se hace énfasis en que se continúe sembrando en la zona priorizada y en ir recuperando, en la medida de lo posible, la mayor cantidad de cubiertas de guano, principalmente en las zonas de mayor visibilidad.
“Por otra parte, en consonancia con la política del país, para potenciar la diversidad y sostenibilidad de la agricultura local, estamos desarrollando el Programa de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional, a partir de nuestras potencialidades, pero sin perder de vista las regulaciones que por nuestra condición de sitio Patrimonio Mundial debemos seguir en cuanto al uso de los suelos”.
Igualmente, la funcionaria manifiesta el interés en la creación de una comisión que evalúe la artesanía local, buscando potenciar mayor autenticidad; darle solución a la situación de la vivienda y la necesidad de situarle tejas criollas a las ya construidas y a las aún no edificadas. Fundamenta las acciones para seguir estimulando la décima y los espacios para sus cultores, tanto en la Casa de Cultura como en el Museo Adela Azcuy.
“Nos satisface mucho que ya Viñales pasó a integrar la Red de Oficinas del Historiador y el Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba, bajo el espíritu y el legado del doctor Eusebio Leal. Este intercambio con las de otros sitios patrimoniales ya ha dado importantes frutos en materia de capacitación y comunicación. Por ejemplo, recientemente participamos en el programa Ciudades en Red de Habana Radio, dedicado íntegramente al aniversario 21 de la declaratoria de Viñales como Patrimonio Mundial.
“Con la entrega del inmueble ubicado en la Calle Salvador Cisneros 125, para la futura Oficina del Conservador de Viñales, ratificamos nuestro compromiso con la implementación de la Estrategia y el mantenimiento de la condición de Patrimonio Mundial de la cual nos sentimos todos orgullosos”.
LA OFICINA DEL CONSERVADOR
Responsable de la gestión de la Zona de Regulaciones Especiales para la Conservación, la Oficina del Conservador está inmersa actualmente en un proceso de remodelación que cumple las regulaciones urbanísticas vigentes.
Al respecto, el arquitecto Antonio Luis Mena Quiñones, responsable de la obra, revela a Guerrillero:
“En el año 2012 la referida propiedad sufrió una remodelación capital, con amplia factura en el empleo de materiales, decorados, texturas y colores, capaces de cautivar a muchos, lo cual no pasa de ser un criterio estético, válido para una obra nueva y, por qué no, quizás para otro contexto cultural, pero, alienado de la imagen original de esta edificación construida a finales del siglo XIX.
“Este inmueble no puede verse como una casa de manera aislada, pues forma parte de un conjunto que ha transitado por diferentes usos, pero que, aun así, mantuvo la sencillez de los códigos que identifican al poblado de Viñales desde sus orígenes. Códigos que se caracterizaron por una mesura en su escala, en la que el protagonismo lo tiene la teja criolla y el ritmo que establecen las columnas y que dan forma el frente urbano a lo largo de la calle principal. Es precisamente en ese sentido hacia donde se enfocaron las acciones constructivas más recientes, sobre todo, en lograr la integración de esta edificación al conjunto al que pertenece, a partir de lo que establecen las Regulaciones Urbanas de obligatorio cumplimiento.
“Necesitaba verse como lo que es, reitero, un conjunto, con el espíritu y el lenguaje de la época en que se construyó. Algunos elementos, como el piso, los aleros sobre ventanas, la carpintería, entre otros, no fueron removidos porque logran una separación armónica, o sea, que, aunque se percibe como elementos nuevos añadidos, dialogan positivamente con los originales del edificio.
“Sin embargo, fue preciso la eliminación de los elementos en yeso: ménsulas, falsa chimenea, decorados en paredes y techo. Se demolió además un arco interior y las platabandas – sobre relieves – alrededor de los vanos de las puertas y ventanas, y se simplificaron los herrajes de las cercas y portones de acceso, sustrayendo las puntas de lanzas y los decorados de orgánicas formas entre los balaustres verticales.
“Finalmente, como la acción más unificadora del conjunto, se pintó todo el edificio evitando altos contrastes, y resaltando significativos elementos arquitectónicos como la carpintería, los balaustres de las barandas, el basamento y los herrajes, según la paleta de colores, en correspondencia con el periodo constructivo de esta edificación, lo cual puede consultarse en las regulaciones urbanas”, pormenorizó el especialista.
Mena destacó también el valioso aporte de la Unidad de Apoyo a la Cultura, bajo la dirección de Pedro Campos García, como inversionista; de la Brigada de Mantenimiento y Pintura, dirigida por Reinaldo Rivera Rivera, encargada de la ejecución de los trabajos; y de Dusnay Duarte Díaz, un trabajador por cuenta propia que ejerce la actividad de albañilería quien voluntariamente ha puesto su mano en los trabajos de terminación.
Jesús Benigno Hernández Lemus (Chachi) nació en dicho inmueble en 1949 y vivió allí hasta los 23 años. Su abuelo, un comerciante de reses, adquirió la propiedad en su conjunto, como pago por una deuda. La recuerda como una casa alta, fresca, con amplios ventanales, árboles frutales en el patio y al fondo, un estanque para jicoteas “yo era quien limpiaba aquel estanque, le echaba yerbas y piltrafas; había también una casita para tender cueros de reses para hacer zapatos en La Habana…”, rememora.
Sobre las últimas modificaciones que se le hicieron al inmueble comenta:
“Me alegré mucho porque todo ese lugar es patrimonial. La fachada se parece más a lo que era antes, incluso, yo me di cuenta que esta casa cuando la remozaron y la prepararon hace unos años atrás, ya rompía el entorno constructivo de todo esto, de una forma que todo el mundo se fijaba en la casa. Estaba bonita, parecía una mansión en el centro del pueblo, pero rompía el entorno constructivo. Es importante el rescate, porque la historia es también parte de la vida y tú no puedes hacer historia nueva o futura si no hay historia antigua: la que te dejaron tus abuelos, tus bisabuelos, tus padres…
“Nosotros somos Patrimonio de la Humanidad no por el pueblo, sino por el conjunto de todos y el pueblo está dentro, el pueblo está dentro del Valle… si tú alteras ese conjunto es igual que si tú alteraras lo senderos, que si tú no cuidaras ni la flora ni la fauna de aquí”, agregó.
BENEFICIOS PARA LA COMUNIDAD
La declaratoria del Valle de Viñales como Patrimonio Mundial creció el número de visitantes al sitio y generó mayor visibilidad global, por lo que la principal misión de la Oficina será mantener los valores que hicieron al paisaje acreedor de ella, en beneficio de la comunidad viñalera, quien, de forma reactiva, dio respuesta a la creciente demanda de servicios de alojamiento y otros.
Según Nidia Cabrera Huerta, administradora del Sitio Patrimonio Mundial, la instituciónelaborará los planes integrales de desarrollo sostenible; trabajará, junto al Gobierno, para precisar los problemas que afecten la comunidad, con especial atención a los grupos vulnerables y fomentará el avance de proyectos de colaboración que apoyen con los recursos necesarios tales fines.
“También continuará, junto a otras entidades como el Parque Nacional y el Centro Universitario Municipal, la identificación de potencialidades que generen mayores beneficios para la población; convencidos de que el territorio cuenta, como pocos, con un escenario espectacular para convertirnos en una de las ciudades creativas en el área caribeña y latinoamericana y la primera en Cuba en el ámbito de la gastronomía, ya que es indiscutible el desarrollo local auténtico generado por su habitantes”, explicó.
En tanto, la Oficina del Conservador será una institución necesaria en la gestión y preservación de los atributos culturales de Viñales; su trabajo nunca estará al margen de la ciudadanía: la incluirá de manera proactiva, elevando su calidad de vida. Pues, como expresó el historiador Eusebio Leal, el más profundo defensor del patrimonio cubano, “toda acción que se aleje de la esencia humana, carece de sentido”.