“Cuando los años pasen, Cuba podrá decir que cuenta con uno de los Códigos más revolucionarios en materia de derecho familiar de toda América Latina”, así escribió una colega por estos días en su tweet y como respuesta acudieron muchas afirmaciones, pues sin llegar aún la fecha señalada del 25 de septiembre para poner en referéndum popular el nuevo Código de las Familias, ya son conocidos los criterios a favor de un Sí, cuando de votar se trate.
En redes sociales, en conversaciones con vecinos o en centros de trabajo, también se maneja la interrogante como un tema recurrente, pues se acerca la oportunidad de coincidir o no, con lo que establece la nueva norma. A Guerrillero dieron sus avales positivos muchos lectores que creen en el proyecto y ofrecieron sus razones por las que, en el esperado día del mes próximo, marcarán la casilla afirmativa en honor a sus convicciones.
Ejemplo de ello fue lo expresado por Irene Álvarez, quien rotundamente dice “yo voto Sí, porque es un Código renovador, inclusivo, sobre todo para aquellos ciudadanos y familias que hoy no tienen el amparo en el Código actual.
“No es impositivo, no obliga a ser de este o aquel modo de vida, pero sí los tiene en cuenta. Es altamente protector para aquellos que, por disímiles causas, viven en condiciones de vulnerabilidad, sobre todo niños y ancianos.
“Es un código de amor, de afectos, que en general piensa en todas las familias cubanas”, aseveró Irene.
Otra persona que aplaude y defiende con garras lo que este Código propone es Ismailia Aragón, quien votará por el Sí, no solo como abogada, sino como ciudadana común, “sin sonar redundante y no porque me tocó bien de cerca hacerle llegar a muchas personas qué preceptúa, qué tiene de novedoso, qué protege, qué defiende, sino porque su novedad viene de la mano con lo justo, con lo humano.
“Claro que estoy de acuerdo con ese no a la discriminación por determinada orientación sexual al proteger las relaciones amorosas en este sentido, desde la posibilidad de contraer matrimonio, o de igual forma, reconocerlo de ser necesario, de por fin proteger con entera garantía los derechos de los ancianos y asimismo, obligar a su atención debida, según el grado de parentesco, así como proponer, con el tratamiento a los menores de edad y su régimen de comunicación, aspectos que amplían el espectro en quién será la persona que tendrá su guarda y cuidado, y que sobre todas las cosas, vaya en beneficio y en el interés superior de ese menor de edad.
“Son tales aspectos, solo pinceladas de tantas otras cosas que amparará nuestro Código de Familias, y sí, ya nuestro, porque mi esperanza es que hayan muchísimos cubanos de bien, que también, al igual que yo, digan Sí”, afirma.
Por su parte, Vilma Álvarez, igualmente es de esas que asegura que su cruz será en la casilla del Sí, “ahí en esa confirmación estarán resumidas mis convicciones, porque confío en el mejoramiento humano, y claro que veo a este nuevo Código mejor que el anterior, más cercano a su pueblo, no significa que el antecesor tuviera errores, pero los tiempos han cambiado, las circunstancias son otras, por lo tanto, ya era hora de reformar y dar nuevos pasos.
“Y como ese saco de pautas legales encarna a toda mi familia, desde los más pequeños hasta a los de avanzada edad, donde me incluyo, mi Sí será bien grande”.
Para Cristina Jiménez saberse entre las páginas del nuevo Código, que estén garantizados cada uno de sus derechos como ciudadana de esta sociedad, es más que suficiente para votar un gran Sí en el referendo venidero, “tengo plena confianza en que no quedaran desamparadas las personas como yo que, por ser mayores de edad, en ocasiones somos vulnerables ante las situaciones de la vida. Será la nueva ley mi arma, porque en Cuba las armas para defenderse son morales, nunca de fuego”.
El joven René Díaz oye decir que es el código de los afectos, y por ende, refiere, “siempre defenderé lo que ponga al amor y a la felicidad sobre todas las cosas, pues son estos pilares los que sustentan las relaciones familiares, nunca el irrespeto ni el maltrato, estas acciones deben ser opuestas en cualquier sociedad.
“Que nosotros los cubanos contemos ahora con un proyecto más renovador, parecido a los hombres y mujeres de estos tiempos, es razón suficiente para que el 25 vaya, como el primero, a decir, afirmativamente, que apruebo lo que está escrito, que confío en los legisladores que lograron recoger en una norma cuestiones novedosas, pero muy coherentes cuando de leyes hablamos”.
Y es que el Código de las Familias constituye una de las normas de mayor trascendencia para el pueblo cubano, pues es la ley que agrupa a cada sector de la sociedad, todos están representados, y esta, la de 2022, rompe con los paradigmas tradicionales y construye un derecho más democrático, hace extensiva, para el bien de todos, su protección a todas las personas al multiplicar afectos y sumar los derechos.