En la noche del pasado sábado la cultura en Pinar del Río vivió, sin dudas, otro de sus momentos más trascendentes, al quedar reinaugurada la vetusta casona que había acogido desde su fundación a la compañía de teatro lírico Ernesto Lecuona, la primera en crearse, dentro de su género, en todo el país.
Fue emocionante ver esta reapertura en la que se logró recrear el ambiente epocal, no solo con los espacios habitacionales amplios y austeros, sino con todo el decorado y el mobiliario, y hasta con los modelos vivos que circulaban por pasillos de un lado a otro con una música de fondo que completaba aquella atmósfera tan llena de historia y tradición.
Con una ubicación preferencial en el circuito citadino (calle Maceo 163-165, esquina a Abraham Pérez) la edificación resulta imponente por su fachada maciza y sobria. Acercarse a ella es como el augurio de una estancia de sosiego y paz.
En su indiscutible condición de sede de esta agrupación que enorgullece a cualquier pinareño amante de su terruño vueltabajero, el inmueble ha experimentado una reparación capital verdaderamente rigurosa, gracias al esfuerzo mancomunado de autoridades y trabajadores, que con ello reconocen la labor de un colectivo artístico devenido ya símbolo del más depurado gusto estético de la más occidental provincia cubana.
En conversación con su director general, el admirado y perseverante maestro Francisco Alonso, supimos que lo acontecido esa noche constituye el inicio de la etapa final de toda una extensa jornada de jubileo, que precisamente comenzó en enero por el aniversario 60 de la fundación de esta compañía.
La creación de una Unidad Artística Docente ha fortalecido el quehacer cotidiano y sobre todo es garantía de continuidad y de futuro en la formación de nuevas generaciones de artistas para que el género lírico goce de larga vida. El hecho se valora como un referente incuestionable a nivel de nación.
Un recorrido por la instalación, siguiendo la senda que abría la Primera Secretaria del Partido en la provincia, junto al Gobernador y al Ministro de Cultura, nos fue presentando la sala de conciertos y ensayos Rodrigo Prats, el centro de documentación e información, la salita de audiovisuales, las aulas, el tabloncillo de ballet y danza, el patio interior con su escenario flexible para espectáculos y las demás áreas de servicios y dirección. De veras, una joya destinada al disfrute y enriquecimiento espiritual, en la que no escapó detalle alguno.
Nos honraron con su presencia también otros integrantes del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, entre ellos la destacada actriz Corina Mestre, quien manifestó varias veces su satisfacción por lo observado, y el popular humorista Kike Quiñones.
Para esta ocasión tan especial se concibió un espectáculo denominado Nos dicen Cuba, que de cierto modo resume el repertorio que durante estas décadas ha identificado a las puestas en escena ofrecidas, desde aquellas que tributan propiamente a lo lírico hasta las propuestas de los años más recientes en las cuales la concepción se ha flexibilizado y actualizado.
Figuraron en el programa de la noche títulos tan reconocidos como la contradanza de Cecilia Valdés; Canta ruiseñor, de María La O; Canción del esclavo, de El cafetal; la romanza de Julio Alonso, y en la otra cuerda Depende de ti, Nosotros, Flor pálida y Yo soy el punto cubano. Mención especial para la formidable declamación del poema Tengo, de Nicolás Guillén, ejecutada por Yariel Sierra.
Comentábamos con algunos directivos y especialistas que está puesta podría considerarse como la carta de presentación permanente pero renovada que cual dossier podría funcionar para la compañía, ya que habrá eventos y ocasiones que por su nivel de oficialidad así lo reclamarán.
Ahora toca reflexionar, con sagacidad e inteligencia, en torno a la estrategia de uso que tendrá esta instalación, que puede desempeñar un rol clave en la elevación de la cultura general de los pinareños. Huir de lo elitista, pero evadir la vulgarización. Buscar y encontrar el justo medio: esa deberá ser la filosofía que oriente cada decisión, desde la programación misma de cada mes.
Pienso que se fijarán por días de la semana espacios caracterizados para que se sume un público potencial a cada uno según sus intereses y preferencias. Indagar en el tema de los horarios según la naturaleza de la actividad cultural es otro estudio que resulta inminente con el objetivo de que no proliferen aberraciones en la actuación del día a día. Combinar lo didáctico y lo meramente artístico es el colofón.
Al César lo que es del César: a “la casona” lo que es de ella.
Con texto de: Msc Luis Pérez González