Ante el peligro de que los mismos procesos de erosión que lo hicieron visible lo lleven a desaparecer, científicos cubanos laboran en la preservación del fósil de un saurio gigante hallado hace pocos meses en una cueva del Valle de Viñales, considerado como uno de los descubrimientos más importantes de la Paleontología en nuestro país.
El doctor en Ciencias Geológicas Manuel Iturralde Vinent, uno de los especialistas que lidera estos trabajos, explica que, recientemente, se concluyó la fotogrametría en 3d del sitio donde se encuentra el esqueleto petrificado de un ictiosaurio (reptil marino con cierto parecido al delfín, pero con un pico más largo y dientes agudos) de unos cuatro metros de largo, y la cartografía total de la caverna, conocida como el surgidero del río del novillo.
«La roca que contiene este fósil es una caliza con una estructura como de láminas superpuestas, que con la humedad y los cambios de temperatura se han ido desprendiendo», detalla.
«Esto, en un momento dado, fue bueno, porque permitió que el esqueleto, que originalmente estaba dentro de la roca, quedara expuesto».
Sin embargo, advierte que ahora, ante la continuidad de este mismo proceso, existe el temor de que los restos del ictiosaurio también se empiecen a desprender y se pierdan. «Por tanto, es preciso tomar medidas para preservarlo», considera Iturralde.
Como paso inicial destaca el trabajo de fotogrametría. «Es la primera vez que se realiza sobre un resto fósil en nuestro país, lo cual constituye un gran paso de avance para la ciencia», apunta.
Esteban Rubén Grau, vicepresidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba, quien tuviera a su cargo esta importante tarea, en la que acumula una vasta experiencia, argumenta que se trata de una técnica muy novedosa, de las más utilizadas en la actualidad para obtener imágenes tridimensionales detalladas, de alta resolución, de espacios tales como cavernas; tumbas; locales; construcciones; paisajes y objetos de especial interés.
En el caso del ictiosaurio de Viñales, asegura que, «gracias a la fotogrametría, se logró una reproducción digital del lugar del hallazgo, que permite realizar estudios de cada hueso y del esqueleto en su conjunto, sin necesidad de penetrar en la peligrosa caverna.
«Incluso, es posible observar el objeto colocándose en cualquier posición deseada, digamos, desde arriba o desde un lado, algo que sería extremadamente difícil en el lugar donde se encuentra».
Para obtener la reproducción del fósil y de la caverna, durante tres jornadas se tomaron miles de fotografías de muy alta resolución en múltiples direcciones, con cámaras montadas en trípodes y el auxilio de un sistema sofisticado de luces. Sobre la pared, asimismo, se colocaron escalas gráficas que permiten determinar las dimensiones de cada objeto que se aprecia.
Después del trabajo de campo, el especialista precisa que se procedió, en condiciones de laboratorio, al procesamiento digital con un grupo de softwares especializados, mediante los cuales se combinaron las fotos y se creó una imagen volumétrica de la superficie rocosa con el esqueleto y el antro cavernario.
Para Iturralde, disponer de esta herramienta tiene un alto valor científico. «En días pasados fue enviada a varios especialistas del Museo de La Plata, en Argentina, para que contribuyan a la identificación del fósil.
«Hay otro aspecto muy importante de este trabajo, con vistas a la difusión del conocimiento, que es la posibilidad de crear una visita virtual a la caverna, para que las personas tengan la oportunidad de conocer y contemplar el esqueleto en todos sus detalles, sin la necesidad de viajar hasta Viñales».
Además, permite la reproducción de la pared en la que se encuentra el esqueleto, utilizando impresoras en tercera dimensión y hacer «copias», que pueden exponerse al público en diferentes instituciones.
De hecho, asegura que en estos momentos se realizan las gestiones para hacer las primeras reproducciones, que se exhibirían en museos de Pinar del Río y La Habana.
Hasta el momento se ha podido determinar que el esqueleto petrificado, descubierto a finales de 2023, corresponde a un ictiosaurio posiblemente del tipo Ophthalmosaurio, que vivió en el mar Caribe primitivo al final del periodo Jurásico, hace entre 145 y 150 millones de años, según el análisis de los microorganismos preservados en la roca. No obstante, los estudios continúan.
«Como ya se ha explicado, este es un hallazgo muy importante pues de esa antigüedad no se había encontrado ningún resto identificable de este tipo de reptiles marinos en Cuba», describe.
«Entre sus virtudes, resalta el hecho de que es el primer esqueleto de un saurio de gran tamaño en el que se preservaron numerosos huesos articulados.
«Antes habían aparecido esqueletos mucho más pequeños, sobre todo de peces, y de un pterosaurio sin el cráneo, así como huesos aislados».
A la par de las investigaciones, Iturralde avala que también se trabaja para detener el proceso natural que está ocurriendo en la roca que contiene los restos del fósil, desde la cual se desprenden fragmentos pequeños y que, eventualmente, conducirá a la pérdida del ejemplar.
«Estamos contactando con especialistas de diferentes museos en Cuba y en el exterior, para determinar cuál sería la mejor solución para detener este proceso y conservar el esqueleto en su sitio.
«La idea es cubrir la superficie de la pared donde está expuesto el ictiosaurio, con alguna sustancia que cree una lámina y lo mantenga unido para evitar su desprendimiento.
«Pero esta tarea no es fácil; primero, porque estas rocas no son muy porosas, y porque el esqueleto está en una pared inclinada que dificulta los trabajos», agrega.
«Resolver este problema no será sencillo, pero estamos decididos a encontrar el modo de preservar este tesoro para el futuro».
Aun cuando se sabe que es una tarea compleja, el científico espera que, con la imagen en 3d, se le pueda consultar a más personas y mostrarles mejor lo que se necesita y, sobre todo, que este valioso fragmento de la historia de nuestro territorio, en un tiempo remoto, no vaya a desaparecer… como los dinosaurios.