Mantua, sábado 18 de septiembre, 11 de la mañana. En los bancos de cemento a la entrada de la escuela secundaria básica urbana (ESBU) Antonio Maceo y Grajales hay mucha gente sentada, la mayoría madres con sus niños.
– ¿Esto es un vacunatorio?, nos cuestionamos varios colegas periodistas que llegamos a este sitio para cubrir un recorrido del primer secretario del Partido en Pinar del Río, Julio César Rodríguez Pimentel; de Rubén Ramos Moreno, gobernador de Vueltabajo; y del doctor Ariel Godoy del Llano, director provincial de Salud, entre otros funcionarios.
Todo parecía indicar que aquella escuela acogía una de esas jornadas de la campaña de vacunación antiCOVID-19 dirigida a la población infantil, pero allí radicaba más bien una consulta de infecciones respiratorias agudas (IRA). El motivo de espera de todas aquellas personas era practicarse un test de Roche o un PCR, ya que la tos de algunos y la fiebre de otros les hacían sospechar de la presencia del SARS-CoV-2 en sus cuerpos y en los de sus hijos.
Desde la siete de la mañana aguardaban en una cola inmensa, la mayoría venidos desde consejos populares distantes. No fue hasta cerca del mediodía que comenzaron a atenderse los primeros. A esa hora estuvieron disponibles los medios de protección para el personal a cargo de la atención a dichos pobladores.
La doctora Yamila Prieto Calzadilla, directora municipal de Salud, informó que, al dispararse el pico de contagios en el municipio, los servicios de salud colapsaron.
Mantua solo cuenta con dos consultas de IRA: la de la ESBU Antonio Maceo y otra ubicada en la Sala de Rehabilitación. “Estas atienden a más de 200 personas cada jornada, de las que ciento y tantas salen positivas, y la realidad es que sí necesitamos ampliar y reforzar las consultas respiratorias”, enfatizó Prieto Calzadilla.
El promedio de contagios diarios en los tres últimos días ascendió a más de 200 casos, lo que revela una alta tasa de incidencia.
Para la atención a los positivos se habilitaron cinco hospitales de campaña, aunque muchos enfermos permanecen bajo ingreso domiciliario.
La disponibilidad de médicos para sortear la crisis sanitaria en el municipio es muy pobre, por lo que a partir del lunes 20 de septiembre comenzarán a llegar a Mantua varios especialistas enviados desde la Dirección Provincial de Salud.
En reunión con los delegados de las circunscripciones mantuanas, Julio César Rodríguez Pimentel llamó la atención sobre fisuras en el trabajo comunitario por parte de los dirigentes de base, quienes deben ser más estrictos a la hora de organizar y coordinar el trabajo de los mensajeros vigilantes, actividad que se nutre del esfuerzo de trabajadores del Sistema de Educación, de Deportes y de Cultura.
El dirigente partidista enfatizó en que los mensajeros vigilantes deben apoyar a las familias aisladas, para que no exista en las calles circulación de personas positivas o sus contactos, los cuales se ven precisados a burlar la cuarentena para salir en busca de alimentos y otros productos.
La visita de las autoridades provinciales se extendió hasta el municipio Sandino, que también presenta una compleja situación epidemiológica. El recorrido comprendió el hospital municipal y la consulta de IRA dispuesta en la escuela especial Augusto César Sandino, donde se contabilizaban 70 nuevos positivos a los test diagnósticos en la tarde del sábado 18, de ellos 15 en edades pediátricas.
“Nos hace falta el extra de los campeones, la voluntad llevada a su máxima expresión”, fue la convocatoria del primer secretario del Partido a los habitantes del extremo más occidental de Cuba.
En el trayecto por ambos municipios, conocimos historias de vida admirables como las de una doctora de Sandino, recién graduada, cuyo nombre no llegaron a revelarnos; pero nos contaron que la muchacha no escatima las horas y se salta incluso algunas comidas para ir a examinar a sus pacientes.
También nos sorprendió la decisión de un poblador mantuano, Yoel Rojas Gómez, quien convirtió su auto personal en una ambulancia para el traslado de pacientes afectados por la COVID-19.
“Estamos aportando un granito de arena ahora que tanta falta hace”, dijo humilde a los periodistas y continuó con su labor.
Luego nos lo topamos de nuevo, por un punto del municipio San Juan y Martínez, cuando veníamos de regreso a Pinar, ya entrada la tarde. Andaba ocupado cargando en la camilla a un anciano, que llevaba una cánula de oxígeno en su nariz.
La historia de personas como el improvisado camillero Rojas, son inspiradoras en tiempos de tanta tristeza. Esa noche, tras el fin de su servicio, seguramente durmió como un ángel, después de hacer tanto bien y traer tanto alivio.