Cerca de siete meses han transcurrido desde que el huracán Ian desatara un infierno en San Juan y Martínez. Alrededor de 11 000 viviendas sufrieron el saldo negativo de los fuertes vientos y muchas familias quedaron sin hogar.
“En Morejón acabó”, comentan algunos; “en el callejón de Valle hay una viejita enferma, que da grima ver donde vive”, dicen otros. Hasta el pasado tres de mayo, solo el 18 por ciento de los daños contabilizados en el municipio había encontrado solución, una situación que se debe, en gran medida, a la limitada entrada de recursos.
BIEN ADENTRO… Y TAMBIÉN A LA VISTA
Eleodora Collazo y su esposo viven solos, en la zona conocida como Forteza. A pesar de la avanzada edad de ambos, él aún se pasa el día en la vega. Para llegar a su casa hay que “dar rueda”; sin embargo, desde el camino de tierra que conduce hasta las humildes viviendas del intrincado barrio, se nota que Ian les llevó todo el techo de la casa; no obstante, acomodaron las fibras que quedaron partidas con una lona.
“Cuando llueve se moja todo. Después del ciclón vinieron unos muchachos de Guane a hacer levantamiento de los daños, llenamos las planillas, pero hasta hoy no he recibido ningún material; más nunca ha pasado nadie por aquí”.
Cuentan los vecinos que con planchas de cinc y con madera que regalaron algunos productores de tabaco trataron de reparar un poco las casas más perjudicadas, pero hubo gente que se robaron esas fibras que volaron y las revendieron después.
Elio Acosta Llanes tiene 81 años. Su casa está ubicada a pocos metros de la carretera, en La Nilda, perteneciente al consejo popular Río Seco. El ciclón le levantó todo el techo y aún se ven en su patio las planchas de cinc torcidas como pedazos de papel.
Con la ayuda de su hijo logró acomodarse en la parte de atrás de la vivienda con algunas fibras recuperadas, y allí pasa sus días, ahora acompañado solamente por las voces que sintoniza en la radio.
“Después del ciclón vino una mujer de Sandino, apuntó lo que le dije y llené la planilla. Desde el 24 de octubre me llenaron otra que se derivaba de la primera y me dijeron que me iban a entregar el cinc, los tornillos y los purlins, incluso me pusieron lo que costaba todo. No me ha llegado nada todavía. Nadie ha vuelto a venir. Si te soy sincero, más amargado no puedo estar.
“En esta zona solo tienes que caminar para ver el desastre, lonas y lonas como cubierta, casas sin techo; sin embargo, mira alrededor -señala las casas de tabaco- todas esas estructuras ya están levantadas”.
A pesar de que en cada Consejo Popular están creados los puntos de venta de materiales, la entrega de recursos se ha visto limitada, sobre todo por la carencia de elementos de cubierta, lo que ha dado al traste, como reflejara el periódico Granma en un reportaje reciente, con la adquisición, “a medias”, de los recursos.
¿IR EN REVERSA?
San Juan y Martínez es hoy uno de los cinco municipios pinareños que va en retroceso cuando se habla de los distintos programas de construcción de viviendas y la recuperación tras el huracán Ian.
De acuerdo con información ofrecida por Andrés Martin Carmona, titular del sector en la provincia, hasta el pasado mes de abril de los 2 032 derrumbes totales contabilizados solo se había recuperado el cuatro por ciento, y de los 1 425 derrumbes parciales, solo el dos. Es este uno de los territorios que mantiene los indicadores de recuperación por debajo de la media.
“Desde el cinco de diciembre, Pinar del Río ha visto restringida la entrada de materiales, excepto en marzo, cuando entró un volumen de tejas de cinc que, por supuesto, resulta insuficiente en los últimos seis meses. En el caso del cemento, se han recibido 1 812 toneladas, 290 de ellas en abril”.
Añadió que elementos como el cemento y las cubiertas retrasan la recuperación, a lo que se suma el tema del combustible que ya se comportaba complejo en marzo y abril, por lo que se dificulta el traslado de los recursos y de la fuerza de trabajo.
En relación con las personas evacuadas, Martin Carmona refirió que en territorio sanjuanero permanecen 24 familias en centros educacionales, ocho de ellas en el campamento de pioneros ubicado en El Cafetal y el resto de manera ilegal en dos escuelas primarias del municipio.
Aunque la estrategia de la provincia es finalizar el año 2023 con los derrumbes parciales y los totales de techo y construir unas 4 000 viviendas anuales para concluir en un periodo de cinco años, el avance de la recuperación no es significativo, mucho menos en uno de los territorios más perjudicado por el evento meteorológico.
A siete meses de Ian, y a las puertas de una nueva temporada ciclónica, la falta de organización y agilidad no deberían sumarse a las carencias y limitaciones que impiden la entrega de recursos y la solución de los casos, pues ya vuelven las lluvias y muchos, aún, divisan el cielo desde sus almohadas.