El teletrabajo, la protección laboral y la reactivación de la actividad económica en el sector no estatal forman parte de las medidas anunciadas hoy como parte de la primera etapa de recuperación post Covid-19 en Cuba.
El primer ministro cubano, Manuel Marrero, explicó en la televisión nacional que la modalidad del teletrabajo busca que la persona aporte contenido concreto desde su casa.
Los trabajadores que no asistan por disposición de la autoridad sanitaria, por aislamiento o ingreso, reciben el 100 por ciento del salario, sostuvo el jefe de gobierno.
Agregó que se mantienen las prórrogas de licencias no retribuidas a las madres y la atención diferenciada por parte de los trabajadores sociales hacia las personas calificadas como vulnerables.
Según Marrero, en esta etapa seguirá la atención diferenciada a las casas de niños sin amparo filial, los deambulantes, hogares de ancianos y familias vulnerables.
Igualmente, se mantiene el pago excepcional de estímulo al personal que realiza labores de limpieza y lavandería en los hospitales donde se atienden pacientes positivos a la Covid-19, indicó.
Marrero comentó que permanecen además las medidas respecto a los trabajadores por cuenta propia con el de estimular la reactivación de ese sector desde la primera fase.
El plan, de tres fases en una primera etapa, incluye el otorgamiento de nuevas licencias para ejercer esa actividad a partir de la segunda fase, sostuvo.
Las acciones abarcan igualmente la descentralización para la aprobación de prestaciones monetarias excepcionales,
La no aplicación del impuesto sobre los ingresos personales seguirá durante la primera fase, mientras que el aplazamiento del pago de cuotas tributarias mensuales se restablecerá en la segunda fase, acorde con Marrero.
El objetivo, según las autoridades, es lograr un proceso gradual en sectores como salud, turismo, cuestiones laborales y tributarias, comercio exterior e interior, transporte, educación, deporte y cultura para volver a la normalidad.
Asimismo, evitar un rebrote y desarrollar las capacidades para enfrentarlo y reducir las vulnerabilidades como consecuencia de la enfermedad.
El plan demanda el distanciamiento físico y el uso obligatorio del nasobuco en todas las actividades durante la primera fase, entre otras acciones.