Lo conozco desde siempre. Apenas uno o dos años menor que yo, Reinaldo Meléndez Ruiz, el hijo de Reineiro, el mayor de Dorita, Reicito o simplemente, Rey, es doctor en Ciencias de la Educación.
Se dice fácil, pero el título va acompañado de años de disciplina y estudios, varias especializaciones en ciencias exactas, misiones en países de habla portuguesa y abultado currículo de unas 40 páginas, que decidí no leer, para mantener la nostálgica perspectiva que guardo de aquel muchacho de la Tierra Baja. Y es que, Rey, continúa siendo el amigo del barrio, el compañero de estudios en el “Rafael María de Mendive”, y el fiel colega del servicio social en la “Comandante Pinares”.
Enamorado de la villa donde nació, Reicito es de los incluidos en la lista de ausentes que siempre regresan para lavar las manos en el vado del río que lleva el nombre de su tierra.
Satisface saber que todo aquello que imaginó para el futuro, cuando arrastraba un barquito de madera entre el pasto inundado de Mangos de Roque, sucedió: hoy Reinaldo Meléndez Ruiz, es un diamante pinareño que vive, respira y aporta, desde la universidad Hermanos Saiz, para que el futuro de Pinar del Río pertenezca a los hombres que hacen ciencia.
Sitiados por el perfume de las orquídeas, en la terraza que tanto visitamos los hijos adoptivos de su padre, hablamos de lo humano y lo divino. De aquel momento guardo las emociones lógicas generadas tras larga pausa, y las notas que escribí con la esperanza de publicar esta entrevista.
¿Matemático, porque sí?
“Y por descendencia. Mi mamá era maestra y papi es profesor de Ciencias; la otra parte se la debo a la biblioteca, donde descubrí los clásicos de la literatura universal, me eduqué en la lectura y me ‘encontré’ con decenas de libros que planteaban la Matemática desde posiciones muy prácticas y a la vez, retadoras.
“Un día descubrí en alguna parte, creo que en obras editadas en la antigua Unión Soviética, fragmentos del libro Los Elementos, de Euclides. ¡Imagínate!, geometría plana, geometría de los cuerpos sólidos, razones y proposiciones… todo eso definitivamente me llevó por el camino de estudiar Matemática, para después enseñarla”.
Escribiste dos libros y eso te sitúa entre los pocos mantuanos que lo han logrado. ¿De qué tratan?
“¡De matemáticas, por supuesto! El primero fue publicado en el 2014 por la editorial Pueblo y Educación y se titula Ecuaciones e inecuaciones. A este le tengo especial cariño, por ser el primero y por resultar premiado por la Academia de Ciencias en el 2018. Fueron impresos 2 000 ejemplares y constituye un texto básico para el primer año de la licenciatura en Educación, en la especialidad de Matemática”.
¿Cómo lo han calificado tus colegas y los propios estudiantes?
“Mira, está escrito en dos capítulos y metodológicamente se orienta a la solución de problemas, porque las matemáticas, y esto te lo digo para simplificar, tienen como máxima aspiración la solución de problemas. Los colegas que enseñan en la carrera lo ven muy oportuno, sinceramente, y los estudiantes lo reciben como un texto base fundamental que los prepara para empeños mayores de la asignatura. Así lo manifiestan”.
¿Y el segundo libro?
“Cálculo en funciones de varias variables, está escrito en portugués y lo publicó la editorial Lisboa International Press en octubre de 2020. El texto aborda el trabajo diferencial e integral con las funciones de varias variables; es muy riguroso y fue estructurado en seis capítulos”.
Ejemplares de ambos libros fueron donados a la biblioteca de Mantua. ¿Por qué?
“Porque por ahí inició todo. Creo que tú también te iniciaste ahí. Hay bastantes recuerdos de ese lugar y mucho compromiso con ese olor inconfundible a papel añejo que nos devuelve a la infancia. Pero, además, porque servirán para la preparación de profesores de secundaria básica y preuniversitario acá y de algún modo enriquecerán la literatura científica de ese centro”.
¿Debemos sentirnos sorprendidos por tu estreno como escritor de libros de ciencias?
“Creo que mis libros son la consecuencia lógica de varias cosas que tengo por hacer y por decir en materia de enseñanza. Por otra parte, y es lo definitivo, el pensamiento matemático representa un componente de altísima influencia en cada aspecto de la vida humana, y no me equivoco si digo que en el presente su aplicación ya tiene un impacto terminante en todos los ángulos de la sociedad, y en el futuro ya no podremos pasarnos sin las matemáticas”.
¿La “Hermanos Saíz”?
“Para mí siempre será la casa grande, y no es cliché; es realidad. En ella espero dejar una huella, no la de mi éxito personal, porque soy tímido y ajeno al exceso de reconocimientos.
“Quiero que mi trabajo sirva para que las matemáticas se conviertan en una esencia atractiva que aporte soluciones científicas a cada problema de la sociedad y que, quienes la empleen, sean personas de bien, motivados y preocupados por servir a su país, desde las ciencias exactas”.
Agradecimientos…
“A mi familia, a mi pueblito de Mantua, a mis amigos de ayer y hoy, pero, especialmente, a mis maestros y profesores, desde la primaria hasta los que aún permanecen a mi lado. Lo que he podido hacer solo fue posible porque ellos estuvieron aquí, y aquí -señala su cabeza y su pecho- todo el tiempo”.