Desde un viejo secadero de arroz, en el kilómetro 20 de La Coloma, se construyen sueños que se materializan al instante; se cambia la vida con el arte y se devuelve la fe que parecía perdida.
En aquel lugar abandonado hoy se expande una bandera cubana, un busto del Apóstol y piezas únicas de importantes artistas. En el mismo entorno se conjugan las casas de campaña, los materiales de construcción, el olor a pintura, el ajetreo de los trabajadores.
Nace el Museo Orgánico MOR km 20, que será en lo adelante la “base de operaciones” de la brigada Martha Machado, liderada por Alexis Leyva (Kcho), quien desde el pasado cuatro de octubre se asentó por estos predios y al parecer pretende echar raíces.
EL ARTE COMO HERRAMIENTA
“Te ponemos el techo, te pintamos un cuadro y te cantamos una canción”. Es el lema que encontramos plasmado en una de las paredes del nuevo museo. Conversamos con Kcho, entre una y otra anécdota desciframos las razones que lo motivaron a establecerse aquí, y no en el casco urbano, como muchos le pedían.
“La gente me decía ‘hazlo en Pinar del Río, en la ciudad’, pero no, vamos bien lejos, donde hace falta de verdad. Y si hay alguna cosa rota la arreglamos, eso es lo de menos.
“Este lugar llevaba más de 30 años abandonado. Parecía una piedra en el camino. Pasé tres veces, lo vi y entré. No lo he pintado porque primero le pongo a la escuela esa pintura y después a esto.
“Aquí nadie para en el camino. El helado, el agua, la comida, todo eso va directo para La Coloma. ¿Y qué pasa con los que están en el trayecto? Así mismo pasa con la cultura, con el desarrollo, la prosperidad.
“Es inadmisible que un lugar que produzca millones esté tan feo. Eso es falta de trabajo y de intención. ¿Qué te dice que la gente no quiere hacer algo por sí mismos? Pues que están muy dañados y creen que con esa actitud van a cambiar la situación. Así no van a cambiar nada. ¿Qué pasa si vas a ayudar a esa gente y se esconden, no aportan? Esa es una muy mala señal.
“Mi herramienta fundamental es el arte. Lo uso para transformar cualquier cosa. Aquí hay que empezar a trabajar ya. No se puede esperar más. Hay personas que perdieron su casa entre el 2002 y el 2008. Imagínate tú, ¿quién acompaña a esa gente? Les puedes dar lo que sea, pero ¿quién les hace las escuelas?, ¿quién los ayuda a hacer sus casas?
“Educación no tiene brigadas, los maestros no pueden hacer nada, ellos solo tienen las escuelas apuntaladas con el corazón y las mantienen a pesar de todo. A ellos también hay que ayudarlos”.
La brigada Martha Machado repara los centros educacionales ubicados desde el kilómetro seis hasta La Coloma. Algunas ya reanudaron las sesiones lectivas. Al pasar, las distingue el color azul en sus fachadas y la rúbrica de una decena de hombres que son “linces” a la hora de trabajar.
“También estamos haciendo pizarras y vamos a ayudar a la gente a hacer sus casas, a esos más vulnerables, a los casos más críticos. Pero no voy a ayudar a ningún vago, solo a quien se lo merece. Lo más importante es estar codo a codo con quien lo perdió todo, hacerlos tener sueños de nuevo.
“Pensamos traer a varios artistas. Por el día, a trabajar en la recuperación, de sol a sol, que se martillen los dedos, y de noche preparamos un espectáculo en la comunidad”.
Ya los niños de la zona han disfrutado de cumpleaños colectivos y presentaciones de La Colmenita de Romerillo, la cual piensa volver este fin de semana.
Ante la interrogante de cuánto tiempo estará en Pinar, responde al instante:
“Ni sé. Tengo un campamento en la ciudad, en casa de unos hermanos. Allí duermo en la cocina, tiré una colchoneta delante del refrigerador. Por la mañana la recojo y la escondo detrás. Hemos dormido en varios lugares, pero ya vamos a vivir aquí, para eso estamos construyendo un albergue con unas 20 literas”.
¿Tienes intenciones de moverte a otras localidades?
“Claro que sí, pero se necesita una base para eso. En este lugar hay un daño más que material y es complejo. Haces la casa, pero ¿cómo trabajas el corazón de la gente?
¿Nunca te han tildado de idealista?
“Sí, ¿y? Soy muy idealista, pero todo lo que sueño lo hago realidad. Ya soy famoso, mi obra está en los museos más importantes del mundo, así que la obra más grande que puede haber hecho Kcho en su vida es esta. ¿Qué es el arte sino construir caminos de esperanza pa’ la gente, renovar ideas, crear sueños? Entonces, si a una persona le devuelves la fe que ha perdido, le devuelves la alegría y usas el arte como herramienta, pues ese es el mejor camino que hayas recorrido jamás”.
DE PUNTA A PUNTA
Asegura Kcho que son sus muchachos quienes mejor pueden hablar con la prensa. Por el trabajo que realizan pareciera que son un ejército. Así, nos cuenta que son solo 10. Hormigas laboriosas que una vez, de casualidad, encontró en un puente de Yumurí, cuando iba camino a Maisí.
Conversamos con Yordelis Pelier Durán, el más veterano y jefe de los “hombres del puente”. Sabemos que le dicen Chichi y que aún está construyendo su casa, desde que el ciclón Matthew pasó por Baracoa.
“Es la segunda vez que vengo a Pinar del Río. Estuve en el 2017, en el Cabo de San Antonio. Vinimos con la misión de reparar las escuelas que fueron impactadas por el huracán y nos concentramos primero en el kilómetro 21. Las techamos y de manera organizada hemos ido recuperando el resto».
Desde el 2016 Chichi y su brigada pasan mucho tiempo lejos de casa. Ya han estado en todo el país. Afirma que ve el trabajo como misiones que tiene que cumplir. “Ya mi familia está curada contra todo eso”.
Kcho rememora cuando fueron a Sandino a apoyar en labores de recuperación tras el azote de un ciclón y limpiaron como14 kilómetros de carretera. Así, en cualquier lugar, ante cualquier evento, hacen lo que sea. “Sin intención de que nadie sepa que estamos ahí”.
En aquella zona no había electricidad aún porque necesitaban un camión y no lo tenían en ese momento. “Entonces les digo ‘¿cómo que no tienen camión?, mira bien, lee, qué dice ahí’. Y el hombre contesta: ‘Brigada Martha Machado’. Noooo, lee bien, le indico. Ahí dice Empresa Eléctrica de Pinar del Río’”, recuerda entre risas.
Orelvis Brayan Sollet era un niño cuando ingresó a la “Martha Machado”, hoy tiene 22 años y ha aprendido las labores de carpintería, sin embargo, lo que más satisfacción le ha dado este trabajo es ver el agradecimiento en el rostro de la gente.
“Nos ha cambiado la vida, hemos aprendido mucho. Hay personas que hasta lloran cuando nos vamos. Se despiden como si fuéramos parte de la comunidad. La verdad es que se crea un cariño inmenso”.
Algunos pinareños se han sumado a la tropa. Uno de ellos es “El Gordo”, un muchacho delgado llamado Andrés Lexis Montano Contreras que ve en la brigada una nueva familia.
“Lo vi sentado y le dije ‘ven acá tú no piensas ayudar? Y me dijo que era epiléptico. Pero pa’ tomar ron no tienes nada, ¿eh?’”, y se echó a reír, cuenta Kcho.
“Si por mi fuera traía todos mis bultos para acá. Kcho ha sido la única persona que me ha motivado a trabajar. Y aquí hago de todo, aunque por mi enfermedad no me dan las herramientas de carpintería.
“Siempre han pensado negativamente sobre mí y me han dicho que no puedo trabajar, y yo sí puedo trabajar. Fíjate, el padre mío nunca me ha dado un regalo, y todos ellos me ha hecho el mejor de los regalos. La brigada es lo mejor que me ha pasado en la vida”, dice “El Gordo” y los hombres que lo escuchan lo abrazan, porque alguna vez sintieron lo mismo.
Se hace un silencio que rompe Kcho: “Yo me puedo morir mañana, que ellos saben lo que tienen que hacer. Esta es otra cara de la brigada que surgió solamente con artistas. Ellos laboran mucho y lo hacen con el corazón, que es lo más importante”.
ACERCAR EL ARTE A LA GENTE
“Fidel me dijo un día que si la gente no iba a los museos había que llevarles los museos a la casa y entonces me quedé pensando cómo hacía eso. Cada Museo Orgánico es móvil, y la sede queda en Romerillo, en La Habana, donde está mi estudio. Allí las obras originales están en el mercado, en las casas de la gente.
“Yo los dejo viviendo seis meses con un Lam, por ejemplo. Les quito las fotos de los 15 y de la boda de las paredes y les cuelgo los cuadros, y es bueno porque se hacen fotos con ellas. Y nunca nadie ha dañado jamás, de ninguna manera, una pieza que haya compartido con el pueblo”, señala el artista.
Pero el antiguo secadero de arroz, casi a las puertas de La Coloma, quedará como Museo Orgánico de forma permanente. Sus paredes atesoran desde ya obras de Mariano, de Servando, de Raúl Martínez, y una foto de Fidel con la gorra de la brigada Martha Machado y palomas que le pintara Juan Carlos Balseiro.
“Es mi colección y la comparto donde quiera. Aquí, además, dejaremos una biblioteca. Nosotros hacemos el arte a la carta. Iremos a San Luis, a Mantua. Levantaremos las escuelas que hagan falta. Mi jefe es el pueblo, voy a donde me lo pidan”.
Es una suerte que la “Martha Machado” acompañe desde hace casi un mes a los pinareños. Una brigada que levanta paredes y construye esperanzas. “Soñé todo lo que he hecho. Quiero que la gente sueñe y que les sucedan las cosas lindas y poderosas que me han pasado a mí. Todo lo que sueño lo hago realidad, esa es mi perspectiva de vida”.