Hoy me levanté nostálgica, así que dudé si escribía estas letras, pero decidí que sí porque mi nostalgia es por alegría. Y puede sonar contradictorio y quizás lo es, sin embargo, es la mezcla que siento en este día cuando mi gran amiga está cumpliendo 54 años.
Más de medio siglo de existencia y me dedicó enteramente casi 27. Nos conocimos cuando yo apenas cumplía 26…en la flor de la juventud, como se dice. Juntas aprendimos a escribir, a pensar, a reír y a hablar de una manera diferente.
De la mano tropezamos, nos equivocamos, nos levantamos una y otra vez, nos apoyamos, también disfrutamos porque para eso son los verdaderos amigos ¿no? Para compartir los malos y buenos momentos.
Con esta amiga conocí lo que es la verdadera hermandad, aprendí a respetar criterios aun cuando no los comparta; a prestar más oído y a soñar con las palabras convertidas en alazanes, montañas, héroes o eternos enamorados.
Me enseñó también a tomar decisiones sin arrepentirme por muy difíciles que sean, a asumir retos que jamás imaginaría, a sobreponerme ante lo inesperado, a colaborar con quienes lo necesitaran.
Aprendí con ella a ser seria, a bromear, a ser niña, joven y adulta al mismo tiempo. Aprendí a ser yo para toda la vida.
Por eso hoy, cuando mi gran amiga está cumpliendo 54 años, quiero agradecerle por haberme acogido, por acompañarme a ser feliz y a vivir.
Felicidades Radio Mía.