Haber estudiado música no me puso en un plano tan cercano a ella. Descubrí su tránsito por la vida musical de una época tan exuberante que me subyugó a la investigación de una de las figuras más trascendentales de la música, la radio, el teatro, el cine y la televisión.
Rita Aurelia Fulceda Montaner y Facenda, nació en La Habana el 20 de agosto de 1900. Muchos han sido los investigadores y musicólogos que han abordado su vida. Más de 10 textos se han dedicado a perpetuar su impronta en el arte y de mucha valía fueron para mí. Pero mi primera impresión fue siendo museóloga del centro Argeliers León en Pinar del Río, y descubrirme ante una incalculable cantidad de piezas que aun dispersas y sin catalogar, se encontraban en los depósitos de la institución.
De esta forma comenzaba un redescubrimiento: cada fotografía, partitura, epístola, libreta de anotaciones, cancioneros, revistas, vestidos y un sinfín de elementos me aportaron para aumentar la curiosidad por La Única. Así surgió lo que ya imaginábamos: la más numerosa e importante colección sobre Rita Montaner se encuentra en Pinar del Río. Celosamente custodiada por Aldo Martínez-Malo y hoy al resguardo de una las instituciones vinculadas al patrimonio musical, nos devela quién fue y cómo vivió.
Nada como disfrutar de sus caligrafías a través de cartas intercambiadas con Ramón Peón, Ernesto Lecuona, Moisés Simons, Ignacio Villa y Félix B. Caignet; descubrir partituras manuscritas y fotografías con dedicatorias especiales de Carlos Gardel, Libertad Lamarque o Xavier Cugat; tocar el vestuario que usara en tan importantes acontecimientos como el estreno de la zarzuela Cecilia Valdés, el que vistiese para coronarse como Reina de la Radio, o la mítica estola de plata que recibiera como obsequio de un político latinoamericano en uno de sus viajes. Nada como admirar las tarjetas de felicitación de Eduardo Chibás, Lázaro Peña, un sinfín de personalidades cubanas y de todas las nacionalidades imaginables por las que paseó su arte, del cual todos los críticos y públicos siempre tuvieron para ella el mejor de los aplausos.