El queso es un alimento que goza de la preferencia de todos. Desde los más pequeños hasta los de mayor edad, disfrutan de una deliciosa pizza, una apetitosa hamburguesa o unos espaguetis al dente, elaboraciones en las cuales ese producto lácteo no puede faltar.
Son muchas las historias que hablan sobre su aparición y nadie ha logrado definir exactamente una fecha. Una de las más populares narra que surgió desde hace más de seis mil años y por accidente, así como lo lees.
Resulta que un comerciante árabe, al salir a trabajar en un día caluroso, llevó leche de cabra en una bolsa para calmar la sed. Al final de la jornada, como consecuencia de las altas temperaturas la leche se separó en dos partes: un líquido fino (el suero), y una masa sólida.
La leyenda explica que dado que la bolsa en la cual estaba guardada la leche, fue fabricada a partir del estómago seco de un animal, alguna de las sustancias que quedó en su interior, influyó también en que se separara la cuajada del suero. Y de esa manera tan sencilla fue creado uno de los alimentos más consumidos en todo mundo.
Según la mitología griega, fue inventado por el pastor Aristeo, hijo de Cirene y Apolo, quien lo aprendió del centauro Quirón.
Son disímiles las alusiones al queso fresco cuajado, en los diferentes escritos sobre la antigüedad, como ingrediente de recetas o como parte de la dieta, por ejemplo de los romanos. Durante la Edad Media se cuenta que su fabricación quedó restringida a los monasterios católicos.
Tuvieron que pasar muchos siglos, específicamente en el año 1815 para que se creara la primera fábrica, en Suiza, pero fue en Estados Unidos donde la producción de queso tuvo mayor éxito.
Hoy el mundo disfruta de un alimento que revolucionó la gastronomía y se produce y consume en las más variadas formas.