Laudelino Humberto Amarales Amarales, de 77 años de edad, ya no sale de su hogar en el consejo popular San Vicente porque el Sistema de Atención a la Familia (SAF) se encarga allí de llevarle los alimentos hasta su residencia, como medida de protección ante la COVID- 19.
Por su condición de anciano solo, hace bastante tiempo se beneficia con las bondades del programa cubano, destinado a proteger a quienes frente a determinadas circunstancias necesitan un tratamiento diferenciado.
No faltan los platos fuertes, viandas, potajes; y me aseguran una dieta
balanceada y con precios muy módicos, aseveró Amarales Amarales.
La propagación de la pandemia en Cuba conllevó a que tres trabajadores del círculo social obrero San Vicente, enclavado a unos ocho kilómetros de la ciudad cabecera de Pinar del Río, entreguen el almuerzo y la comida a domicilio a las 15 personas acogidas al SAF.
Ocho platos se vislumbraban en el menú en el instante de la visita de un equipo al centro, cuyo colectivo -a criterio de Laudelino Humberto- siempre se esmera en función de la calidad de cada elaboración.
Desde su reubicación en la unidad gastronómica- también responsable de comida mediante el servicio de fonda y venta de productos variados en su cafetería- la joven Sarah María Corrales Díaz es una de las encargadas de acercar los alimentos luego de cerrar sus puertas la heladería Coppelia.
Ella sabe de la importancia de su quehacer actual y agradece esta
responsabilidad, pues evita así que personas de grupos vulnerables puedan contagiarse con la enfermedad que en Cuba ya suman 212 casos confirmados; en tanto ahora se encuentra más cerca de su casa.
Maylín Ajete Hernández, trabajadora social de la comunidad, precisó que gran parte de los comensales son adultos mayores solos y de bajos
ingresos, de ahí la imposibilidad de elaborarse los alimentos.
Han recibido charlas educativas sobre la urgencia de que permanezcan en sus viviendas y las medidas higiénico- sanitarias a seguir, de conjunto con el personal del consultorio del médico y la enfermera de la familia, indicó.
San Vicente constituye una comunidad rural y un ejemplo de la atención a los más necesitados, sobre todo en tiempos de contingencia que demandan de la solidaridad y la materialización de los mejores valores humanos.