Especialistas afirman que el erotismo ha estado presente en las artes visuales desde tiempos inmemoriales. “Es un tema que siempre nos ha provocado”, asegura el crítico pinareño Heriberto Acanda Ramos.
El propósito -explícito unas veces; otras, encriptado- de exaltar la sensualidad y despertar el deseo carnal ha constituido denominador común de casi todas las culturas, lo mismo en el pasado remoto que en la actualidad.
En Cuba, por ejemplo, desde finales del siglo XIX hubo pintores que trabajaron el desnudo femenino; entre ellos, Aurelio Melero, Armando García Menocal y Guillermo Collazo. A estos, le siguieron en el siglo XX reconocidos artistas como Carlos Enríquez, Víctor Manuel, Servando Cabrera y ya en la contemporaneidad, destacan nombres como el de Reinerio Tamayo, Rocío García y Zaida del Río… todos seducidos por la metáfora del placer.
Tales inquietudes creativas encuentran espacio cada año en el Salón de Arte Erótico, que organiza la galería Arturo Regueiro de la ciudad de Pinar del Río y ya cuenta con 14 ediciones. Su director, Acanda Ramos, lo llama “un espacio de exploración colectiva” en el que se entrelazan artistas de varias generaciones y las más diversas variantes del arte visual.
Pintura, fotografía y grabado confluyen en la más reciente convocatoria, cuya muestra expositiva permanece abierta al público hasta finales de agosto próximo.
Reflexiones, obras y artistas
Al rememorar los comienzos de la iniciativa Heriberto Acanda Ramos refiere que “no tuvimos antes un salón de arte erótico en Pinar del Río y decidimos correr el riesgo, a pesar de que la gente a veces no sabe diferenciar dónde termina lo erótico y comienza lo pornográfico, es un límite casi imperceptible. Lo erótico no está en la desnudez, está en la situación”.
El investigador reconoce que en la época contemporánea se ha generalizado entre los creadores el acudir al arsenal de la pornografía; pero, a la vez, subraya que “la imagen visual del arte contemporáneo no tiene límites de temáticas ni de interpretaciones. Nosotros seguimos apostando por lo ético, lo formativo y estético como complementos de la educación por el arte”.
Diecinueve obras, de igual número de artistas, conforman la muestra expositiva del XIV Salón de Arte Erótico. Para Acanda Ramos, que asumió la curaduría junto a Luis Galis Camejo, cada obra es un testimonio del poder del arte para desafiar, inspirar y seducir.
Además, el entrevistado destacó la presencia de figuras emergentes junto a otras ya consagradas, lo cual ha sido intención del comité organizador. “Hemos trabajado para acercarlos; no para competir, sino para encontrarlos, para que confronten sus creaciones”, explicó.
El jurado esta vez estuvo presidido por Arquímides Lores (Nelo), quien compartió la deliberación con otros destacados intelectuales del territorio. Como resultado, Pablo Torres Rodríguez obtuvo mención por la obra “El miedo”; Marcos Manuel González Yaber alcanzó el segundo premio con la lienzografía “Colosal” y Juan Alberto Suárez Blanco mereció el primer premio con “Erosión VIII”.
“El arte erótico pinareño es un universo vivo que se gesta lentamente”, admite el crítico de arte. Contar en la provincia con un salón dedicado a ese modo de expresión es, sin dudas, un incentivo para hacerlo crecer.