Los factores relacionados con la manipulación de alimentos son responsables de un gran número de enfermedades. En todo proceso de elaboración hay que tener presente que el tiempo de preparación no exceda en cantidad las horas de consumo y que su almacenamiento no favorezca el crecimiento de bacterias y la formación de toxinas. Hay que velar por no cometer errores de insuficiente cocido, mala higiene personal al manipular los alimentos y en el caso de transportación, asegurarse de la máxima protección higiénica sanitaria.
Existen reglas de oro que ayudan a responder a deslices como recibir asesoramiento para reducir el riesgo de que los patógenos de los alimentos sean capaces de contaminar, sobrevivir o multiplicarse en las comidas; velar por una correcta higiene del local, de las superficies y de los recipientes a utilizar; cocinar bien los alimentos y protegerlos después de guisados; evitar el contacto de personas ajenas con los comestibles crudos y cocinados; los manipuladores deben lavarse las manos a menudo para su elaboración, venta, y para la transportación utilizar recipientes limpios y cubiertas higienizadas; mantener los alimentos alejados del alcance de insectos. Al utilizarse estas reglas se reducirá el riesgo de enfermar a los consumidores y darle seguridad al ingerirlos.