Diego tiene solo seis años y conoce las propiedades medicinales del orégano. Aunque dice que cuando crezca será científico, ya muestra habilidades en hacer distintos cortes a las frutas.
Él, junto a otros niños desde seis y hasta 11 años de edad apostaron estos meses veraniegos por aprender sobre el mundo de la cocina en un círculo de interés ofrecido por la Asociación Culinaria de Pinar del Río.
Vea también: El arte de cocinar
“Todos los veranos hacemos círculos de interés. Pero durante todo el año los brindamos en las escuelas primarias. En estos meses de julio y agosto decidimos insertar a la comunidad, a hijos de los propios trabajadores de aquí y también algunos de las escuelas que quisieron sumarse”, explica Rosario Corrales Castro, presidenta de la Asociación Culinaria en la provincia.
“El principal objetivo es motivar a los niños e incentivarlos a que tengan hábitos alimenticios saludables, pues no solo los enseñamos a preparar comida, sino normas de higiene y de conducta en la cocina. Los niños tienen una espontaneidad y capacidad increíbles, hacen preguntas que a veces nos dejan sin palabras. Sentimos que desde el principio estuvieron muy motivados. Les orientamos traer una planta para el encuentro final y que pudieran hablar de sus beneficios y de su uso en la cocina”, añade.
Cada miércoles de agosto trajo un tema diferente: iniciaron con lo referido a las frutas y vegetales, cómo cortarlos, sus valores nutricionales y la importancia de una dieta balanceada; el huevo, sus propiedades, cómo saber si está apto para el consumo; las masas para hacer croquetas, pudines… También se adentraron en la figura del chef: el porqué del color blanco y la doble solapa, la importancia del uso del delantal, los tipos de gorros según las categorías.
Angélica y Andy son hermanos. Ella es tímida al hablar, pero muestra una destreza especial al moldear la masa para las croquetas. Él, también un poco apenado ante las interrogantes de este equipo de prensa, asegura que ha aprendido a cocinar y menciona las distintas maneras de hacer una tortilla.
‘‘Es increíble como se preparan, aportan y hasta te sorprenden con ideas, anotaciones y recetas, por ejemplo, cuando enseñamos el valor nutricional del huevo y su conservación, me explicaron qué cosa era el proceso de escalfado, claro, después profundizamos en otros aspectos y constatamos en la práctica formas sanas de comerlos y algunas ideas rápidas’’, dice con orgullo el profesor Téllez.
EL TIMONEL
Siempre resulta difícil encontrar las palabras adecuadas para intercambiar con los niños. Saustiano Téllez Carreño, quien estuvo a cargo de cada experiencia, confiesa haber sentido temor pero aceptó el reto.
Hace 42 años está afiliado a la Asociación Culinaria. Aún guarda con celo los recortes de periódicos que han reconocido su trabajo. Es el chef más veterano de la Asociación en Pinar del Río, y accedió a la petición de impartir el círculo de interés.
Cuenta que sus abuelos siempre le insistieron a que fuera cocinero, entonces al terminar la secundaria decidió irse a estudiar al Hotel Sevilla en La Habana, pues el Instituto Nacional de Hotelería ofertaba tres plazas.
Por cinco años estudió el arte de la cocina y al graduarse se quedó como instructor práctico. Luego en el ‘93, obtuvo tercer lugar en una competencia en Canadá y a partir de ahí comenzó transitar por el mundo culinario y a laborar en disímiles escenarios que incluyen el Palacio de las Convenciones, Rumayor, el Hotel Pinar del Río, Cayo Largo…
“No he parado, hay que seguir superándose y he ido recalificándome como chef internacional. Por otro lado, es muy interesante trabajar con los niños. Me gusta laborar con ellos, así está el relevo garantizado”, comenta Téllez.
Y eso lo ratifica el inquieto Marcelo, quien responde a cada una de las preguntas que el profe lanza para sistematizar lo aprendido y sorprende con términos como “escalfar” o “mise en place”.
SALVAGUARDAR EL PATRIMONIO
Hace ya tres años que la Comisión para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial, perteneciente al Consejo Nacional de Patrimonio Cultural declaró a la cocina cubana como Patrimonio Cultural de la Nación en la clausura del VII Festival Culinario Internacional, cita en que se le entregara la distinción a la Federación Culinaria de Cuba.
Desde entonces, la Federación, junto a demás entidades tienen el compromiso de mantener los estándares patrimoniales de esta herencia cultural. Para ello crean, guían y conducen espacios que facilitan tales propósitos.
“El objeto social de la Asociación es la docencia, damos cursos de distintas especialidades: Higiene y manipulación de alimentos; Cocina primer y segundo nivel, y somos una de las pocas provincias que tiene aprobado impartir el tercero. Además, hay cursos de Salsa-Parrilla, Lunch, Cocina cubana, Cocina Pinareña, Servicios gastronómicos y Panadería- Dulcería. Igualmente brindamos asesoría a organismos en lo que nos pidan”, refiere la presidenta de la Asociación.
Pero la “Culinaria también cuenta con una biblioteca disponible para todo el que desee consultar literatura especializada en el tema, y además venden libros de cocina, sobre todo de reconocidos chefs cubanos.
Diego, Angélica, Andy y Marcelo, son solo cuatro del amplio grupo de niños que durante el verano experimentaron sesiones de alegría, valores, aprendizaje, degustaciones… Una experiencia enriquecedora también para el equipo que con paciencia, sabiduría y amor fue capaz de trasmitir los valores del fascinante arte de cocinar.