Entre 1740 y 1745 la unión de los corrales San Juan (propiedad inicial de José Campos y José Pérez Monterrey), y Martínez (perteneciente a Manuel Álvarez), ubicados en la hacienda Las Cruces, dio lugar a un caserío que con los años se convirtió en el poblado de San Juan y Martínez.
El capital español impulsó el desarrollo socioeconómico en la ganadería, el azúcar y el tabaco. Ya desde el siglo XVI, Las Yaguas, Cuchillas de San Simón, San Francisco y otros hatos y corrales eran propicios para la ganadería.
A mediados del siglo XIX, San Juan contaba con cuatro ingenios, y los terrenos de la finca Hoyos de Monterrey, adquiridos en 1860, comenzaron a producir un tabaco de excepcional calidad.
En esa fecha el poblado poseía un número considerable de habitantes, agrupados en 31 viviendas de tablas, tejas o guano y embarrado, a ambos lados de una única calle, la Real. Tenía un cuartel de infantería, un billar, dos fondas, una posada, una botica, dos panaderías y cuatro tiendas mixtas.
Quince años más tarde recibiría el título de villa Dulce Nombre de Jesús.
Con la introducción de la imprenta, también en 1860, aparecieron los periódicos El Correo (1883); La Atalaya (1885), El Veguero (1889) … para reseñar los acontecimientos habituales, la cultura y civilidad de un poblado en efervescente crecimiento.
De San Juan era Rafael Morales, el patriota de la guerra del ‘68, que sentó cátedra con su accionar pedagógico. Pico de oro le decían sus coetáneos, por su elegante oratoria y reformó los métodos de enseñanza y con la fundación de aulas nocturnas contribuyó a la educación de cientos de obreros. En la manigua, también instituyó una escuela, donde impartía clases a los soldados analfabetos por medio de una cartilla creada por él. Según Martí, aquel joven, célebre hijo de su ciudad, era «de viril etiqueta, empinado y vivaz, verboso de pensamiento y todo acero y fulgor, como tallado en una espada» .
San Juan fue el Bayamo de Occidente. En plena Guerra del ‘95, los pobladores, en acuerdo con las tropas mambisas lideradas por Antonio de Varona y Miranda, incendiaron la villa.
Aquella llama de 1896 acabó con el patrimonio arquitectónico de la ciudad colonial. Solo la iglesia y algún inmueble de la periferia escaparon al fuego. Para la reconstrucción de las viviendas, se empleó el portal, las cubiertas de madera y tejas, la planta en L o C, varias columnas, balaustradas y verjas de hierro, proporcionándole a la villa una apariencia aireada, fresca y homogénea.
El siglo XIX fue su momento de esplendor musical: sextetos, septetos, charangas y orquestas, animaban las jornadas cotidianas. Surgió la Academia de Música y la Banda Municipal, dirigida por el maestro Jacobo González Rubalcaba; así como la charanga de Carlos Soto, la orquesta Hermanos Iglesia y los septetos San Juan y Hermanos Hernández ganaron notoriedad.
Las sociedades de instrucción y recreo y otras con función análoga, suscitaron el mejoramiento de la calidad de vida, formando parte indisoluble de la savia cultural de San Juan y Martínez. En igual medida, avivaron la identidad territorial.
San Juan fue cuna de Guillermo Montagú (1881-1953), quien fuera juez y magistrado de la Audiencia habanera y del Tribunal Supremo, también cronista teatral, poeta, autor de la novela de costumbres El Soñador, inspirada, precisamente, en su ciudad natal.
Rosita Delgado, otra de sus hijas ilustres, compuso para San Juan su himno, evocando en sus versos el bucólico encanto del pueblo, al llamarlo “florón occidental que en el cristal del río te retratas”.
Sergio y Luis Saíz Montes de Oca estamparon su temperamento impetuoso en su linaje, con una contundente obra política y literaria, que en la actualidad inspira a la joven vanguardia artística cubana.
San Juan, Meca del Tabaco, matrona de pedagogos, independentistas, intelectuales, políticos, paraíso terreno de líricas vegas fluviales, conserva hoy su sensibilidad cultural, su estirpe rebelde y la familiaridad de quienes lo habitan.
Fuentes consultadas
- Diccionario enciclopédico de la música cubana. Editorial Letras Cubanas, 2009.
- Historia de la Literatura Cubana. Tomo I. Editorial Letras Cubanas, 2005.
- La cultura artístico literaria en Pinar del Río. Colectivo de Autores. Ediciones Loynaz, 2014.