Las lluvias del mes de enero pusieron en vilo a muchos productores de tabaco en San Juan y Martínez. El buen ritmo de la actual campaña, que, a pesar de las limitaciones cuenta con un respaldo del paquete tecnológico y el combustible, volvió a sufrir los caprichos del clima.
Sin embargo, nada ha mellado el impulso de los tabacaleros de La Meca. Algunos han visto más o menos daños en las hojas, otros han salido casi ilesos con la experticia y la “maña” que da el tiempo en el cultivo. Hoy, al recorrer los campos de este municipio, resalta en el paisaje el blanco del tapado intercalado con la salud del tabaco de sol.
AUNQUE SOPLE EL VIENTO
La madrugada del paso de Ian todavía deja un mal sabor en las palabras de William Delgado Rodríguez. Su madre recuerda, con lágrimas en los ojos, como quedaron en el suelo las tres casas de cura que tenían en la finca.
Por esa razón, la pasada campaña, este productor de la CCS Ormani Arenado, ubicada en el consejo popular El Cafetal de San Juan y Martínez, decidió no sembrar tabaco y se insertó en un experimento con productores de Mayabeque para plantar boniato en sus tierras.
“Dije que hasta que no tuviera mi casa de cura no sembraba tabaco. Entonces me sumé a la experiencia del boniato y fui el único de los seleccionados del municipio que obtuvo buena cosecha, de aproximadamente 300 quintales y con ejemplares de hasta seis libras”, apunta William.
A pesar de sus buenos resultados durante el experimento y también en el resto de los cultivos varios a los que dedica casi la mitad de sus tierras, esta campaña regresó a la solanácea, y de las 100 000 posturas que tiene pactadas, ya completó la siembra de 60 000.
“Antes de ser usufructuario yo era obrero y cuando terminaba una campaña me iba con un amigo carpintero a construir casas de cura, él es una eminencia en el oficio. De él lo aprendí, entonces esta vez, con su ayuda y la de mis obreros, hice yo mismo la mía de seis aposentos con los recursos de las tres que tumbó el ciclón”.
Las lluvias recientes no le dañaron el tabaco a William; esperó a que pasara el temporal sin recolectar una hoja, y aunque el clima no es del todo favorable, confía en que su tabaco tendrá, como años anteriores, buenos rendimientos.
“También me asesoro mucho con los especialistas del Instituto de Ciencias Agrícolas (Inca) en Los Palacios, y me ha favorecido enormemente la aplicación de bioproductos como el Quitomax y el Thurisave 24, eso ayuda al desarrollo de la hoja y a que seque pareja”, señala.
La CCS Ormani Arenado es una de las más integrales de San Juan. Con 245 asociados, de ellos 27 mujeres, se ha dedicado tradicionalmente a la siembra de tabaco de sol ensartado.
“Este año iniciamos con el tapado en la finca del productor Gustavo Pacheco, y ya seis campesinos más desean sumarse, pues están viendo los resultados y confían en que mejorará su economía y la del país”, explica José Osvaldo Aguada Rodríguez, presidente de la CCS.
Aunque aún le restan por construir 24 casas de cura de las 74 que necesitan para la actual contienda, principalmente por la madera, en la “Ormani Arenado” no se renuncia a la siembra de tabaco, por lo que algunos productores se han vinculado a aquellos con aposentos disponibles en aras de no perder una hoja.
William resalta el respaldo que han tenido con el paquete tecnológico requerido para enfrentar la campaña y sobre todo el combustible, que en otros años había sido una limitante para las atenciones culturales de los campos.
Por otra parte, insiste el presidente de la cooperativa en que la producción de cultivos varios es un puntal en la estructura, pues contribuyen de manera sistemática con granos, viandas y hortalizas al consejo popular y también al municipio.
“El objetivo es autoabastecernos. Solo de frijol ya hemos entregado seis toneladas al territorio”, añadió Aguada Rodríguez.
SIN ROMPER LA TRADICIÓN
Al llegar a la zona de Obeso enseguida se nota que estás en lo que llaman el macizo tabacalero del territorio sanjuanero. No existe allí espacio para hojas de baja calidad. La tradición de la mejor capa para hacer los famosos Habanos se mantiene en manos jóvenes que apostaron por la tierra.
Yunior Alonso Castell tiene 35 años, pero desde pequeño desandaba los surcos con su padre Reinel Alonso. Después de graduarse en el IPA Leonides Blanco del municipio se dedicó por completo al cultivo del tabaco en las tierras de la familia, hasta que para esta campaña decidió emprender el camino solo y en casi una hectárea tiene plantadas 30 000 posturas de la variedad Corojo 2020.
“Ya mi papá recolectó 4 000 cujes. Todos los años salimos muy bien. Tenemos 12 obreros con nosotros y 10 mujeres en el ensarte; no hemos pasado trabajo para encontrar la fuerza. Ellos siempre vuelven cada campaña con nosotros”, refiere Yunior.
Los jornaleros ganan 800 pesos diarios y las mujeres a razón de 12 pesos por cuje. Al terminar la cosecha les pagan siempre una buena cantidad en CUP y un monto en MLC.
“Aquí no había nada, esta tierra era de un productor que la entregó y mira como ya está el tabaco. Hasta una casa de cura de cinco aposentos construí, en menos de un mes. Me decidí a coger la tierra, porque ya las 40 000 posturas que sembraba con mi padre, no eran suficientes para los dos, y a mí me gusta el tabaco”.
Aunque Yunior asegura que la campaña va bien, las lluvias de enero le hicieron bastante daño. Pero con mucho esfuerzo y premura evitaron males mayores y las hojas hoy muestran una salud envidiable.
Entre Yunior y su padre plantan 70 000 posturas de tabaco. Reinel se ufana de recorrer sus campos y mostrar lo que logran a fuerza de sudor y esfuerzo.
Afortunadamente, las tensiones por la falta de recursos este año están fuera de la ecuación para los tabacaleros de San Juan y Martínez. Y aunque la naturaleza se empeñe en poner zancadillas en algunos momentos, sigue siendo esta, la tierra del mejor tabaco del mundo.