La madrugada del 27 de septiembre cogió desprevenidos a los colomeros. No se puede decir de otra forma. El mar entró como nunca. El canal también inundó las zonas más cercanas. La gente salió en la oscuridad de una noche que parecía no acabar nunca; con el agua al pecho, con los niños llorando encima.
Al amanecer ya se veía la devastación. Desde entonces mucho se ha hecho en este lugar de la geografía pinareña, mas mucho falta aún por hacer.
Elvira Ramos Cervera, ahora reparando su vivienda, no deja de pensar en aquel día: “A las cuatro de la mañana tuvimos que salir con los dos nietos pequeños cargados, y bajo el viento y la lluvia logramos llegar a los edificios para guaracernos. A los niños los teníamos sobre dos tanquetas en el baño y estaban muy asustados. Hasta que mi esposo dijo, aquí no podemos seguir. Para sacarnos y llegar hasta el edificio de mi hijo, que es muy cerca, se demoraron una hora. El canal está detrás de la casa, pero nunca nos había inundado así”.
Juan Carlos Arce Reyes es patrón de barco y esposo de Elvira. “La verdad es que nos asustamos muchísimo, asiente. Aquí no ha quedado nada, solo el refrigerador”, y se ven aún las cosas por el patio.
Julio Pino Pino recuerda cómo su hijo, que vive en una “casa buena de placa”, lo llamó por teléfono a eso de las 11 de la noche y le dijo, aún con sus dos niñas en la casa: “Papi, se está metiendo el agua”. Rompe en llanto al pensar lo que pudo haber sucedido. “Soy nacido y criado aquí y nunca había visto algo parecido”.
Pero Julio no vive en este hogar. Él, que es trabajador de la Empresa Pesquera Industrial La Coloma, es ahora jefe de una brigada de la construcción, de las tres que ha conformado la entidad para ayudar a sus obreros a poner los techos y levantar paredes que Ian y el mar se llevaron a su paso.
“Esta vivienda era un derrumbe total de techo, estamos priorizando esos casos para que las personas no se mojen. Primero pondremos todas las cubiertas, después nos encargaremos de las ventanas, el piso, lo que haya que reparar. No podemos estar permanente en una casa, porque hay gente durmiendo bajo el sereno todavía. Ya ellos tienen la fibra, nosotros pasamos para otra casa mañana y aquí solo queda uno como ayudante”, aseguró.
En solo un día le colocaron el techo a la vivienda y en otros cuatro le dieron la terminación que llevaba, incluyendo la pintura. A Julio estas labores no le son ajenas.
Antes de trabajar en la pesca era albañil, fue graduado en la Isla de la Juventud, de la primera escuela que se hizo en Cuba, según precisa con total orgullo. Fue profesor e internacionalista y ahora ayuda a levantar las casas de sus compañeros de trabajo.
La morada de Juan Carlos era una de las tres terminadas la semana pasada, gracias a las labores de las brigadas de la Empresa.
En tanto, esta semana ya ascendían a 15 las viviendas resueltas en la localidad y esperaban dar por concluidas igual número antes de que finalizara, según precisó Jesús Rondón Domínguez, presidente del Consejo de Defensa de la zona 21-08-11 La Coloma.
Agregó que se creó una comisión para ir revisando que las personas a las que se les ha ido entregando recursos los estén empleando.
Rondón Domínguez puntualizó que hasta La Coloma han llegado 1 800 tejas de asbesto cemento, unos 100 metros de arena, 2 820 bloques, 30 toneladas de cemento, 400 tejas infinitas, 1 120 fibras de cinc, 400 kilogramos de puntilla y 125 tanques de 200 litros.
Especificó que se mantienen como prioridad los casos vulnerables, los evacuados, así como aquellas familias que vivían en facilidades temporales desde el paso de eventos meteorológicos anteriores.
Unos 86 tanques de 1 000 litros, producidos por una brigada de Villa Clara, ya fueron colocados sobre los edificios de esta comunidad pesquera, aunque solo 25 edificios están ya conectados.
De las más de 2 130 planillas confeccionadas en esta localidad, solo unas 333 familias habían podido adquirir recursos en el punto de venta de materiales de la construcción, y resalta que hasta aquí no ha entrado una sola pieza de madera, según confirmó el presidente del Consejo de Defensa de Zona.
Allí se espera la entrada de 20 módulos de madera para las casas de una parte de los evacuados, que ascienden aún a 312 personas de 125 familias. “En estos momentos, dijo Rondón Domínguez, se evalúa el estado de las naves del kilómetro 20, en aras de poder acondicionarlas y trasladar a los evacuados para ellas y poder liberar las escuelas para el inicio del curso escolar”.
Cerca del 90 por ciento de la comunidad ya está conectado al Sistema Electroenergético Nacional, aunque aún restan viviendas sin electricidad.
En La Coloma se trabaja, sí, pero a pasos lentos, a juzgar por las cifras iniciales que apuntaban a unos 291 derrumbes totales, 348 parciales, 352 totales de techo, 1 321 parciales de techo y otros 218 daños en los edificios. Avanzar en la recuperación es para su gente, más que todo, una necesidad imperiosa.
La miserabilidad pinareña es indignante
Mientras se tenga la desorganización no avanzaremos, en un mes se recibieron órdenes y contraordenes respecto a los levantamientos. Una especialista de Camagüey con muy buenas intenciones pero baja preparación, es Jurista, no Arquitecta. Incertidumbre en tipos de surtidos de materiales para reparar los daños. Falta de reuniones preparatorias al comenzar las tareas de confección de planillas. Después de un mes logramos adelantar, pero los errores pasados saldrán en su momento.