Por estos días es común escuchar en muchas localidades del país el sonido del pedal de una máquina de coser. El fin de esas labores desemboca en historias parecidas: convertir un pedazo de tela en utilidad de todos.
La abuela, la vecina, la que desempolvó su artefacto, la suegra y la amiga echaron a andar tanto la bobina como el ovillo, la aguja, el hilo, la correa o el motor para crear, con recortes desechados, un medio que evitará males peores.
COSTURERA A IMITAR
La puntada de Laura Hernández Padrón es ejemplo de ello, al confeccionar desinteresadamente nasobucos para la gente de su barrio. Los vecinos del kilómetro uno y medio de la carretera Luis Lazo en la ciudad de Pinar del Río, son testigos de la actitud loable de esta pinareña que vio en el oficio que mejor sabe hacer la alternativa para evitar la propagación del nuevo coronavirus.
Laura, muy humildemente, extendió su mano para el enfrentamiento a la pandemia que hoy afecta a nuestro país. Ella se centra en la solidaridad que caracteriza al cubano para aportar su granito de arena a aquellas personas que lo necesiten.
Pero su creación solo ayudará a los moradores del lugar, quienes acogen la iniciativa con los brazos abiertos. Por más que ella lo quiera, ni el tiempo ni las condiciones materiales harán que su buena intención llegue a todos, para ello es preciso la agilidad con la máquina de coser de trabajadores con mano calificada.
A modo de seguirle el ritmo a Laura o a esas tantas cubanas que decidieron acelerar el pisa-costura está Confecciones Textiles Alba de Pinar del Río, la cual trabaja día a día en la producción de alrededor de 81 000 nasobucos para contribuir a la estrategia de prevención de la propagación del virus.
En esa unidad empresarial de base, perteneciente a la Industria Ligera, confeccionaban uniformes escolares, producción que detuvieron para dedicarse a la fabricación del demandado producto, destinados principalmente a instituciones sanitarias, las cuales le darán el correcto uso en pos de evitar el contagio y la transmisión.
De igual forma, en seis talleres especializados de la provincia será acometida la labor, ejemplo de ello es el taller 105 del municipio de Consolación del Sur, el cual programó entregar cerca de 25 000 mascarillas.
Según Jorge Luis Dueñas Hernández, director de la UEB, ya han confeccionado más de 21 200 nasobucos, con destino a las instituciones de Salud de la provincia y a La Habana. Inicialmente eran creados unos 3 000 diarios y hoy la cifra asciende los 4 000 por jornada.
OTRO ESPACIO DE ENFRENTAMIENTO
El llamado a combatir la COVID-19 es desde todos los escenarios.
Tener conocimiento de qué hacer ante la situación, cómo comportarnos y estar al tanto de las medidas de prevención establecidas por las autoridades de Salud, son eslabones fundamentales a los cuales asirnos hoy en Cuba, según lo recalca Julio César Rodríguez Pimentel, integrante del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia, en cada uno de los encuentros del Grupo Temporal de Trabajo en el territorio.
Además de la iniciativa de Laura que tiene su respaldo en Confecciones Alba, otra alternativa para la prevención de esta enfermedad que ha ocasionado la muerte a miles de personas, es la realización de audiencias sanitarias en centros de trabajo y estudio, así como en la comunidad, con el fin de enseñar, por parte del médico y la enfermera de la familia, los principales elementos aparejados al SARS-CoV-2.
En tal sentido, el movimiento sindical pinareño diseñó un plan de acción dirigido al enfrentamiento del virus con una activa participación de los trabajadores. Estos espacios cuentan con personal de salud antes capacitado de conjunto con los dirigentes obreros y pretenden actualizar a todos sobre la situación higiénico sanitaria de la provincia y el país.
Brindar información oportuna a la mayor parte de la población es el punto clave de estas audiencias que hoy ya destacaron en disímiles lugares, junto con el consejo oportuno y útil, además de indicaciones acertadas. Transmitir seguridad y confianza es el fin de esta actividad que surgió para educar y proteger a cada cubano desde diferentes posturas sanitarias y a todo aquel que participe en ellas.
Buscar opciones, no quedar inmóvil y actuar con rapidez, fueron premisas tanto en Laura Hernández Padrón, la costurera abnegada, como de la UEB Confecciones Alba y en cada uno de las audiencias sanitarias, muestra de que Pinar del Río responde ante el llamado que nos hace la humanidad.