La máxima de todo campesino es siempre producir, y producir bien. Si a ello se le suman las tradiciones de siembra, el amor por la tierra y la total ayuda y apoyo familiar, entonces la mesa está servida.
Tomar nuevas tierras estériles, infestadas de marabú u otras especies invasoras, y transformarlas en espacios totalmente productivos, nunca es tarea fácil. Sin embargo, cuando se tiene en mente un objetivo colectivo y las labores se ejecutan con tesón, el resultado no puede ser otro que la calidad en las cosechas.
Este es el caso de la finca La Julia, ubicada en la CCS Pelayo Cuervo, del municipio de Consolación del Sur. Allí, Roberto Guzmán García, propietario de la misma junto a su familia, desde hace varios años tiene mucho que mostrar y que enseñar.
“LA JULIA”
Tras el paso “Ian”, esta finca quedó devastada. La destrucción de casas de tabaco, bancos de semilla y naves de abono orgánico fueron solo una pequeña parte de la desolación que quedó en el lugar tras amainar las lluvias y despejarse los cielos.
No obstante, Roberto Guzmán García se dio a la tarea, junto a su familia y algunos trabajadores, de resarcir los reveses acontecidos y devolverles el verdor a los suelos.
Hoy el panorama es totalmente diferente. Gracias al empeño de este campesino, su familia y trabajadores, en la finca es fácil apreciar la labor realizada. Aparte de continuar apostando por la producción de granos, frutales y hortalizas de próximas cosechas, también “La Julia” se aventura en la preparación de tierras y semilleros de tabaco Virginia de cara a la presente campaña.
Con alrededor de 50 hectáreas, la gran mayoría cultivables, Roberto Guzmán muestra orgulloso todo el proceso de roturación de los suelos, al tiempo que comenta sobre lo que ya sale de la tierra.
“Ahora estamos terminando de sembrar alrededor de 13 hectáreas de yuca, además, tenemos otras dos de tomate y cinco más de frijoles ya plantados, y una de plátanos extradensos. Sin embargo, no nos contentamos con eso y seguimos labrando para extender las áreas dedicadas a estos dos últimos cultivos.
“Para alcanzar esta meta, tenemos semilleros de tomate en diferentes etapas para garantizar su siembra hasta el mes de enero. Esperamos tener buenos rendimientos en el caso del tomate y el frijol, aunque el pronóstico en este tipo de cultivos siempre es reservado, debido a que son muy propensos a perjudicarse por el clima.
“Ya en los próximos días también iniciaremos con la siembra de boniato, y nuestro interés es el de seguir creciendo con alimentos de cara a la alimentación de la población”.
Según contó Guzmán García, toda la finca está completamente preparada para sembrarla en su totalidad, ya que de acuerdo con su filosofía hay que sembrar, y sembrar sin miedo. Esa es la clave del éxito para poder producir alimentos para su familia y para su pueblo.
“Algo importante es que este año decidimos aventurarnos por primera vez en el cultivo del “Virginia”. Antiguamente nosotros sembrábamos tabaco negro, pero al “Ian” destruirnos las cuatro casas de tabaco, optamos por esta variedad”.
En el caso de esta variedad, este campesino pretende en su primer año llegar a las 10 hectáreas sembradas, y espera obtener rendimientos que compitan con otras parcelas del territorio.
TROPIEZOS
Pero todo no es color de rosa en la vida de un campesino, asegura, mucho menos en las actuales condiciones económicas que enfrenta el país. “No es menos cierto que el bloqueo estadounidense nos hace mella, pero creo que no es el grueso de los problemas que hoy enfrentamos y que más daño nos hacen. Pienso que la dejadez nos golpea más”.
“Nosotros somos un país netamente agrícola, y por ende, los campesinos debemos, al menos por vergüenza, poner la parte que nos toca y guapear con la tierra para que produzca y salgan de ella los máximos rendimientos.
“Igualmente, considero que las autoridades deberían prestar más atención a las necesidades que tenemos y a los reclamos que hacemos en cada reunión”.
Para este campesino, en la actualidad es casi una pesadilla el poder asegurar las semillas para cada campaña. Según manifestó, en no pocas ocasiones estas salen y se “resuelven” gracias a gestiones personales.
Otros asuntos pasan por carencias de fuerza de trabajo, contrataciones tardías, cadenas de impagos y atrasos en los mismos, problemas con los paquetes tecnológicos y otros.
“Recién comentaba sobre la siembra de yuca. Pues esa semilla tuvimos que ir a buscarla a Alquízar, porque la provincia no cuenta hoy con un banco que respalde nuestras inquietudes en este sentido.
“Lo otro que nos golpea seriamente es la fuerza de trabajo. Ya nadie quiere venir a afanarse en el campo, y en esto creo que también debería de haber algún pronunciamiento, trazar estrategias o generar alternativas que motiven a las personas a ‘enfangarse las manos’.
Guzmán García mencionó que a los productores se les atrasan y demoran los pagos por concepto de producciones.
“Existen deficiencias en el momento de la contratación, pues en ocasiones se piden y demandan rendimientos que no se corresponden ni con el paquete tecnológico –el cual no siempre está a tiempo ni completo– ni con la calidad de la semilla, entre otras cuestiones”.
Alegó que en el caso de los fertilizantes y el abono orgánico es sumamente compleja su obtención. En el caso de los primeros, muchos campesinos deben comprarlos a trasmano porque el estado no asegura su totalidad, mientras que con el abono orgánico los problemas pasan desde la logística y el aseguramiento del mismo en un punto o lugar dado, hasta el desconocimiento.
Hoy muchos campesinos del territorio, al igual que Roberto, afirman que tampoco saben hacia dónde dirigirse para obtenerlo; amén de los costos asociados al propio combustible necesario para acarrear las grandes cantidades que precisan.
“A mi criterio, actualmente la dirección de la Agricultura atraviesa por un momento bastante complejo. Una etapa que debemos tratar de sortear a golpe de ingenio y de soluciones, aplicables a corto plazo con el menor de los recursos, sin que ello socave los rendimientos futuros”.
No obstante, sin importar lo anterior, Roberto sigue “guapeando” junto a su familia y sus trabajadores, porque para él, el máximo orgullo no reside solo en hacer las cosas, sino en hacerlas bien.